Llegan rápidamente a cualquier crisis y se ponen a cocinar

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Washington, D. C., 23 de noviembre de 2022.- Cuando se produce una catástrofe en el mundo, los trabajadores y voluntarios asociados a World Central Kitchen se apresuran a cocinar comidas frescas y servirlas a los supervivientes.

El chef y filántropo José Andrés fundó World Central Kitchen en 2010, después de que un devastador terremoto asolara Haití, acabando con la vida de 300,000 personas, dañando gravemente las infraestructuras y desplazando a cientos de miles de supervivientes.

La primera gran operación de la organización que cocina ayudó a alimentar a esos supervivientes.

Desde entonces, la organización sin ánimo de lucro ha servido más de 250 millones de comidas. Solo este año, los donantes de todo el mundo han ayudado a la organización a recaudar más de 450 millones de dólares. “Nos adaptamos y aprovechamos el poder de la comida para crear un mañana mejor”, dijo Andrés en Twitter. “Donde haya una lucha para que la gente hambrienta pueda comer, allí estaremos”.

La organización sin ánimo de lucro, con sede en Washington, crea cocinas comunitarias que movilizan recursos de socios locales, entre los que se encuentran camiones de comida, cocinas de emergencia y restaurantes de la zona.

Cociar “a presión”
World Central Kitchen centra gran parte de su trabajo en alimentar a las personas que han sobrevivido a los desastres naturales. La organización sin ánimo de lucro utiliza datos climáticos para ayudar a predecir los lugares con más probabilidades de experimentar catástrofes naturales y se mantiene en contacto con socios de todo el mundo.

Pero World Central Kitchen también ayuda durante los conflictos. Después de que Vladimir Putin lanzara su nueva invasión no provocada de Ucrania el 24 de febrero, World Central Kitchen entró en acción para formar Chefs For Ukraine (Chefs por Ucrania), que opera desde siete países, además de Ucrania: Polonia, Moldavia, Eslovaquia, Rumanía, Hungría, Alemania y España.

Hasta la fecha, Chefs For Ukraine ha servido más de 176 millones de comidas, incluyendo comidas calientes in situ y alimentos que la gente puede llevarse a casa, a personas desplazadas en Ucrania y a refugiados que han abandonado el país. Su trabajo cambia en función de las necesidades y la cantidad de personas.

La cocina continúa a pesar de los dos ataques con misiles rusos, en abril y junio, que afectaron a los centros afiliados a World Central Kitchen en Ucrania. Uno de ellos afectó a una cocina de auxilio, hiriendo a cuatro de sus empleados. El otro alcanzó uno de los vagones de tren de la organización sin ánimo de lucro que estaba lleno de alimentos.

“Operar en una zona de guerra conlleva desafíos extremos y un entorno en constante evolución”, dijo Erich Broksas, codirector interino y director de operaciones de la organización. “El invierno ha llegado en Ucrania y, con ello, una necesidad más profunda de apoyar a los ucranianos mientras continúan su esfuerzo y ojalá veamos que la guerra llegue a su fin”.

En todo el mundo
World Central Kitchen ha enviado trabajadores del sector de la alimentación a todo el mundo este año, incluso a México y Brasil.

Las fuertes lluvias e inundaciones repentinas de Brasil en Petrópolis en febrero y marzo y en Pernambuco en mayo dieron muerte a más de 300 personas y desplazaron a miles más. World Central Kitchen sirvió 36,000 comidas calientes y distribuyó 2,000 paquetes de alimentos en Pernambuco. En Petrópolis, la organización alimentó a los miembros del personal de primeros auxilios, a las familias desplazadas y a los habitantes de las regiones vecinas que no pudieron acceder a la ayuda.

En México, el equipo de ayuda principal de la organización sin ánimo de lucro ayudó a las comunidades de Oaxaca tras el paso del huracán Agatha por la región en mayo, una catástrofe que dejó 11 muertos y 200,000 personas sin electricidad. La organización sin ánimo de lucro apoyó a 43 comunidades al distribuir 41,000 kilos de alimentos y 36,000 comidas calientes, bocadillos y fruta.

El personal de la cocina aprende de las comunidades a preparar comidas que ofrecen un sabor propio del lugar. Cuando han servido a personas en Haití o las Bahamas, han cocinado legim, un guiso de verduras servido con arroz blanco. En Ucrania, los trabajadores han servido comidas con borsch ucraniano, una sopa hecha con remolacha roja.

“Nuestras normas culinarias garantizan que las personas a las que ayudamos tras las emergencias con alimentos reciban comidas nutritivas, culturalmente apropiadas, seguras y servidas con dignidad”, dijo Broksas.

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