Washington, D. C., 7 de septiembre de 2018.- Líderes de Francia, Alemania, Estados Unidos y Canadá expresaron su “plena confianza” en la evaluación británica de que los dos sospechosos: Alexander Petrov y Ruslan Boshirov, implicados en el uso de un agente nervioso químico en Salisbury (Inglaterra) en marzo, pertenecían al servicio de inteligencia militar ruso y que “es casi seguro que esta operación fue aprobada a un nivel gubernamental superior”.
El 5 de septiembre, Gran Bretaña acusó a los dos presuntos oficiales de la inteligencia militar rusa de envenenar a Sergei Skripal, un exoficial de la inteligencia rusa que tiene ciudadanía británica, y a su hija Yulia.
El padre y la hija estuvieron a punto de morir, pero finalmente se recuperaron, al igual que un agente de policía que acudió en su ayuda el 4 de marzo cuando estaban arrojados sobre un banco en un parque.
Petrov y Boshirov están acusados in ausencia de conspiración para asesinar, intento de asesinato y uso del agente nervioso Novichok, un tipo desarrollado originalmente en la antigua Unión Soviética.
En una declaración conjunta del 6 de septiembre, líderes mundiales señalaron que el análisis del Reino Unido, verificado independientemente por la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, también concluye que el envenenamiento de dos personas en Amesbury (Inglaterra), en junio fue causado por el mismo tipo de agente nervioso. En el caso Amesbury, Dawn Sturgess murió, y su amigo Charles Rowley se enfermó, a causa de un químico tóxico recuperado en una pequeña botella en la casa de Rowley.
En su declaración, los líderes mundiales dijeron que el análisis británico “refuerza aún más nuestra intención de seguir interrumpiendo juntos las actividades hostiles de las redes de inteligencia extranjeras en nuestros territorios, mantener la prohibición de las armas químicas, proteger a nuestros ciudadanos y defendernos de todas las formas de actividad estatal maligna dirigida contra nosotros y nuestras sociedades”.
A principios de este año, Estados Unidos, el Reino Unido y otros países determinaron que Rusia era responsable del ataque contra Skripal y su hija e impusieron sanciones. En marzo, Estados Unidos expulsó a docenas de agentes de inteligencia rusos en respuesta al ataque.
