La mujer indígena y la igualdad: una perspectiva a dos voces

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Carmen Albertos* – Paula Castillo** / BID

Washington, D. C., 17 de julio de 2020.- Uno de los muchos aspectos que nos ha revelado la crisis de coronavirus es que estamos todos y todas conectados. No hay muros ni fronteras que paren los virus. Tampoco las relaciones e interrelaciones humanas que se dan en las sociedades actuales se pueden frenar. Hoy en día la sociedad occidental y las sociedades indígenas de América Latina están, más que nunca, fuertemente relacionadas y conectadas. Los pueblos indígenas, y sus mujeres, no son algo del pasado; y sus enseñanzas, hoy son más relevantes que nunca.

Las autoras de este blog nos conocimos hace unos años en el loft (territorio mapuche) de Didaico en Chile. Inmediatamente nos dimos cuenta de que, aunque veníamos de diferentes mundos, teníamos una conexión mayor que nosotras mismas: compartíamos una visión y una misión que se alimentaba y complementaba desde el lugar que cada una ocupa en el planeta. Como cierre del mes (marzo) de la mujer, decidimos unir nuestras voces para conversar sobre la igualdad, la paridad de género y la sustentabilidad.

Hablar de género desde la perspectiva indígena es mencionar el tema de la identidad, los valores y el lugar que ocupamos las personas en el universo.

Paula: La mujer en el pueblo mapuche es, ante todo, sanadora y cuidadora. Nosotros tenemos que cautelar nuestro entorno, nuestra naturaleza, nuestros animales, nuestras plantas, porque tenemos la obligación de cuidar todo lo que se nos ha dado para un mejor vivir, para un mejor desarrollo de quienes amamos, que son nuestros hijos, nuestros hombres, nuestra familia, nuestras madres, nuestros padres. O sea, nosotras tenemos muchas obligaciones como mujeres, pero parte importante de estas parten de nuestro rol en la preservación del territorio, la cultura y los valores de nuestro pueblo.

Carmiña: Este entendimiento de la realidad como un todo interrelacionado, que no se puede dividir, es parte de la gran riqueza de los pueblos indígenas de la región. En su cosmovisión, la relación causa-efecto no es lineal, sino que las cosas se dan en un entramado de relaciones en las que intervienen todas las fuerzas y seres que habitan en un territorio. Y en esta concepción, tal como lo expresas Paula, la mujer ocupa un lugar clave al ser portadora de vida y trasmisora de cultura y valores.

Paula: Sí, así es. Cada uno de nosotros debe cumplir un propósito en la vida y en la historia, somos un engranaje único y que calza perfecta. Y el respeto es la base de todo. Cuando soy capaz de asumir mis diferencias y valorar la diversidad, como mujer, soy capaz de construir y fortalecer una paridad.

Al estar todos relacionados e interconectados, lo que uno hace, afecta al otro. Para lograr la equidad de género, es importante recordar la necesidad de ejercer nuestros deberes.

Paula: Hemos desarrollado una cultura de derechos a todo y a mucho. Y enarbolamos ideas, banderas y luchas en nombre de estos derechos. Pero ¿en qué punto perdimos el “deber”? Todos tenemos nuestras obligaciones con la principal mujer y madre: nuestra tierra, nuestra naturaleza. Por miles de años nos han enseñado a ser equitativos, inclusivos, sustentables. Sin embargo, hoy vemos con pavor el daño que hemos ocasionado por faltar a nuestro deber principal: nos olvidamos de ser defensoras del sustento futuro de las generaciones que vienen. Mal podemos heredar derechos si no formamos deberes.

Carmiña: De acuerdo Paula. En cualquier lucha por la igualdad, es necesario hablar, no solo de los derechos, sino también las obligaciones. Las mujeres indígenas sois una muestra viva del cumplimiento de los deberes que todos tenemos de conservación de la biodiversidad, del mantenimiento y traspaso de la cultura, de seguir reproduciendo las redes sociales y familiares de manera solidaria. La crisis de cambio climático y degradación del medio ambiente nos recuerdan que a menudo ponemos nuestras obligaciones en segundo plano, y ello tiene graves consecuencias.

Lograr la igualdad de género en comunidades indígenas pasa por reconocer sus principios básicos que rigen y ordenan las normas de convivencia de sus comunidades y sus sociedades: la complementariedad, la reciprocidad, la ayuda mutua, la necesidad de convivir en armonía y en equilibrio.

Carmiña: Los pueblos indígenas nos enseñan la importancia de reconocer nuestras diferencias, que son la base para ejercer la complementariedad, y de valorar la diversidad. En la cosmovisión indígena el mundo está conformado de opuestos (masculino-femenino, sol-luna, frío-caliente, arriba-abajo) que se complementan y deben estar en armonía. El principio de la complementariedad es la base para el respeto y la reciprocidad. Todos dan para poder recibir. Si tú me das, yo te doy algo a cambio para restaurar el equilibrio. Si la tierra me da alimentos, ¿qué le doy yo a la madre tierra? Así, el concepto de igualdad de género para los indígenas es restaurar la armonía…

Paula: Sí Carmiña. El equilibrio es el principio que rige todo. Creemos en la igualdad de deberes, de derechos, de oportunidades, de valores. Creemos en la paridad de género, pero en la paridad como complemento, porque cada uno de nosotros necesita al otro para avanzar, para desarrollarnos, para potenciarlos, para apoyarnos, para respetarnos. Nos anima a potenciar esa energía que las mujeres tenemos endémica, permitiéndonos ser las constructoras de nuestros desafíos, personales, familiares y de la historia de nuestros pueblos.

Carmiña: Desde el BID trabajamos para promover empoderamiento de las mujeres y niñas y acabar con los estereotipos de género y las barreras que promueven la desigualdad a lo largo del ciclo de su vida, desde la infancia hasta la vejez. Sabemos que alcanzar la igualdad de género es fundamental para el desarrollo de los países y el bienestar social.

Paula: El empoderamiento de la mujer es fundamental y empieza también por nosotras mismas.

A medida que aumenta la propagación del Covid-19 en América Latina, poniendo a los pueblos indígenas en alto riesgo y vulnerabilidad, reiteramos la importancia del concepto de unión que expresan los pueblos y los principios de complementariedad, reciprocidad y ayuda mutua. Desde allí hacemos un llamado a los gobiernos, la academia, las organizaciones de la sociedad civil, la comunidad internacional y a las autoridades indígenas a tomar medidas específicas para enfrentar la emergencia, con un enfoque intercultural y garantizando el respeto a los derechos de los pueblos indígenas en todo momento.

Únicamente juntos y con solidaridad podremos superar este reto.

* Carmen Albertos.- Antropóloga especializada en pueblos indígenas y poblaciones diversas, reasentamiento involuntario, análisis sociocultural, evaluaciones cualitativas e investigación social aplicada, reducción de pobreza y programas multisectoriales de desarrollo. Amplia experiencia asesorando a gobiernos en formulación de política pública y entrega de servicios para poblaciones vulnerables y colectivos cultural o identitariamente diferenciados. Máster en Antropología Aplicada y candidata a Ph. D en Antropología Social. Trabaja en el BID desde 1997
** Paula Castillo.- 60 años, mujer Ngche (mapuche del territorio Nahuelbuta), esposa de un Ñizol Longko con un alma maravillosa, madre de 6 hijos, de profesión ingeniero, con una misión fundamental en mi vida Ser Curadora (protectora) de árboles nativos y de aves. Directora ejecutiva de Fundan, fundación por el desarrollo eco- bio- sustentable, social y cultural de nuestros hermanos. Orgullosa de mi linaje y espero trascender en nuestros 15 nietos y muy agradecida de Chaongchen (Padre Dios).

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