Washington, D. C., 5 octubre 2020.- El padre Bernhard Lichtenberg fue encarcelado en Berlín durante la Segunda Guerra Mundial por no dejar de apoyar públicamente a los judíos y otras víctimas de la brutalidad nazi.
Condenado a un campo de concentración, Lichtenberg murió durante su traslado de prisión hacia Dachau por no abandonar su lucha por la libertad religiosa.
El 30 de septiembre, en un simposio organizado por la Embajada de los Estados Unidos ante la Santa Sede, el secretario de Estado de Estados Unidos, Michael R. Pompeo, alentó a los líderes religiosos a honrar la lucha del padre Lichtenberg al continuar combatiendo la persecución religiosa dondequiera que ocurra.
“Hoy, mientras pensamos en ese hombre, insto a todos los líderes religiosos a que den un testimonio igualmente moral y audaz en aras de la libertad religiosa, la dignidad humana y la paz”, dijo Pompeo.
Durante el evento, “Avance y defensa de la libertad religiosa internacional por medio de la diplomacia”, Pompeo dijo que Estados Unidos y la Santa Sede comparten un interés similar en la defensa de los derechos humanos y la libertad religiosa, y en el apoyo a la paz entre las naciones.
Los obispos católicos de Alemania Occidental y Polonia en la década de 1960 dirigieron la reconciliación de la posguerra entre esos dos países. Y los líderes cristianos del siglo XIX desempeñaron un papel primordial en la lucha por la abolición de la esclavitud en Estados Unidos.
Pompeo pidió a los líderes religiosos que protegieran la libertad religiosa en todo el mundo hoy en día, así como los líderes religiosos del pasado lucharon contra las injusticias históricas.
La libertad religiosa sigue siendo restringida en países como Cuba e Irán, dijo Pompeo. El Partido Comunista Chino persigue a los musulmanes uigures y a otras minorías religiosas, incluyendo a los budistas tibetanos, los cristianos y los devotos de Falun Gong.
“Debemos apoyar a aquellos que demandan libertades en nuestro tiempo, como lo hizo el padre Lichtenberg”, dijo Pompeo.
Pompeo se reunió en la Ciudad del Vaticano con el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, y el secretario de Relaciones con los Estados, el arzobispo Paul Gallagher, para discutir la importancia de defender la libertad religiosa y otros derechos humanos en todo el mundo. Pompeo expresó su particular preocupación por la persecución de las minorías religiosas en China.
Durante el viaje a Roma del 30 de septiembre al 2 de octubre, Pompeo también se reunió con los líderes de Italia, un aliado clave de la Otan. Las conversaciones con el primer ministro italiano Giuseppe Conte y el ministro de Asuntos Exteriores, Luigi di Maio, se centraron en la asociación de seguridad de los países y los esfuerzos en curso para combatir la pandemia de Covid-19.
Hasta la fecha, el gobierno de Estados Unidos ha contribuido con más de 60 millones de dólares para combatir el coronavirus en Italia, mientras que el sector privado estadounidense ha contribuido con aproximadamente 65 millones de dólares, una señal tangible de los vínculos entre los países.
“El pueblo italiano debe saber que siempre estaremos con ustedes cuando surjan estos desafíos”, dijo Pompeo durante un acto de prensa el 30 de septiembre.
