ShareAmerica

Washington, D. C., 4 de diciembre de 2018.- “Si, muchos de nuestros hombres se han enriquecido con la política. Yo mismo lo hice”, afirmaba George Washington Plunkitt, un político de la ciudad de Nueva York y miembro de la “maquinaria política”, conocida como Tammany Hall, una de las más infames de la ciudad.

Al llegar el siglo XX muchos ciudadanos de Estados Unidos estaban manejados por una colección de maquinarias políticas que servían a intereses propios. Esas organizaciones controlaban el acceso al poder político haciendo fraudes en las votaciones, comprando la lealtad de la gente y también sus votos. El grupo Tammany Hall llegó a ser el más famoso en la ciudad de Nueva York, pero Filadelfia, Boston y Chicago también tenían sus propias maquinarias políticas.

Las autoridades locales, elegidas con el apoyo de las maquinarias políticas, usaban sus cargos para dispensar favores, con frecuencia puestos de trabajo, a aquellos que los apoyaban. Los jefes de las máquinas políticas que no eran electos conseguían lucrativos contratos en los grandes proyectos en las ciudades, lo que los haría ricos a ellos y a sus seguidores.

Había tanto dinero que Plunkitt se preguntaba por qué alguien recurría a un comportamiento criminal cuando había tanto dinero que se podía conseguirse haciendo “trampas honestas”.

Sin embargo, alrededor del año 1900 el poder de la gente comenzó a descomponer las máquinas políticas como la de Tammany Hall. En todo el país se desató una era de progreso. Los candidatos reformistas pidieron acabar con el patronazgo político. Los periodistas denunciaron y satirizaron la corrupción de los cabecillas políticos. Los exámenes para el servicio civil ayudaron a mantener lejos de los puestos gubernamentales a los seguidores partidarios sin cualificaciones.

Maquinarias políticas en todo el mundo
Las maquinarias políticas pueden surgir en cualquier lugar mientras haya políticos corruptos empeñados en comprar votos o que puedan acceder a los fondos estatales y usarlos indebidamente.

En Venezuela, el régimen de Maduro (Nicolás) utiliza el hambre para conseguir votos. Y en Irán organizaciones caritativas en apariencia, como Bonyad Mostazafan, usan el dinero para enriquecer a sus dirigentes. Con frecuencia los bonyads tienen cientos de negocios, cuyas ganancias van a manos de sus jefes. Los bonyads están en la industria de la construcción también, edifican las terminales de los aeropuertos locales e infraestructura en otros países.

Los historiadores atribuyen la caída de Tammany Hall a la plataforma contra la corrupción de Fiorello La Guardia, que fue alcalde de Nueva York entre 1934 y 1945. Su mandato inspiró un nuevo orden político, que reemplazó al de las maquinarias políticas.

La tradición se mantiene hoy en la manera en que los partidos eligen a sus candidatos. Durante la Era Progresiva los estados comenzaron a aplicar los sistemas de primarias directas, con los que los ciudadanos elegían a los candidatos de los partidos, en lugar de jefes políticos. Actualmente, la combinación de primarias y de caucus que eligen a los candidatos presidenciales de Estados Unidos es un legado de esa era.

La caída del “Jefe Tweed”
Una de las figuras más notorias en la maquinaria política de Tammany Hall en Nueva York fue William M. Tweed.

El “Jefe Tweed“, como era conocido, armó y mantuvo una red de individuos, conocida como el “Anillo de Tweet”, que colectivamente engañaban con millones de dólares a los contribuyentes de impuestos en Nueva York entre las décadas de 1850 a 1870, además de influir en las cortes, la legislatura y la política electoral.

Los encargados de aplicar la ley atraparon al “Jefe Tweed” y lo encarcelaron dos veces. El pudo escapar a España, donde fue apresado por un oficial militar español que le reconoció el rostro gracias a una caricatura política.

Anuncio

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí