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Washington, D. C., 16 de agosto de 2019.- Esmail Bakhshi sigue hoy preso por manifestarse sobre la tortura en las prisiones iraníes.

Las fuerzas iraníes arrestaron y golpearon salvajemente a Bakhshi por tomar parte de una protesta laboral realizada en noviembre de 2008 en la ciudad de Ahwaz, al sur de Irán. Durante tres días no pudo moverse en su celda de confinamiento solitario.

“El dolor era tan insoportable que me era imposible dormir”, escribió en un mensaje social en enero, al recordar los 25 días que pasó en la cárcel. “Semanas después de mi liberación todavía sentía dolores en mis costillas fracturadas, mi oído izquierdo y en los testículos”.

Poco después que subiera ese comentario las fuerzas de seguridad volvieron a arrestarlo, según informó el Centro de Derechos Humanos en Irán. “En lugar de castigar a quienes cometen las torturas, las autoridades iraníes castigan a las víctimas de la tortura”, dijo Hadi Ghaemi, director ejecutivo del grupo.

Bakhshi figura entre los más de 800 presos políticos y prisioneros de conciencia que son habitualmente torturados en la cárcel. El Informe de Derechos Humanos 2018 del Departamento de Estado de Estados Unidos revela y muestra evidencias de numerosas organizaciones internacionales de derechos humanos la tortura generalizada, las violaciones y otras condiciones inhumanas dentro de las prisiones de Irán.

“Tortura cruel y prolongada”
El Informe de Derechos Humanos 2018 del Departamento de Estado designa a los pabellones 209 y al 2 de la prisión de Evin, como el lugar donde los testigos dicen que el Cuerpo de la Guardia Islámica Revolucionaria (Cgir) utiliza la tortura cruel y prolongada de los oponentes políticos al régimen iraní, tales como:

• Amenazas de ejecución o violación.
• Impedir el poder dormir.
• Descargas eléctricas y quemaduras.
• Palizas fuertes y repetidas.

Otra técnica de la CGIR es denominada la “cama milagrosa” que consiste en amarrar al marco de una cama a los detenidos y darles latigazos y descargas eléctricas hasta que “confiesen”, de acuerdo al informe.

¿De dónde procede este “comportamiento bestial”?
En febrero los guardias de la prisión iraní golpearon a 20 mujeres encarceladas en la prisión de Gharchak y las encerraron en confinamiento solitario sin alimentos, calefacción ni atención médica por realizar una pequeña protesta relacionada con la fecha de su liberación, de acuerdo al Centro de Derechos Humanos en Irán.

Una de ellas, Elham Ahmadi, padeció 148 latigazos adicionales por denunciar las pésimas condiciones de vida en la prisión. Ella figura entre los 208 miembros de la orden gonabadi sufita condenados a la cárcel por participar en una manifestación realizada en 2008.

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