Día del Trabajo, en la encrucijada de su conmemoración tradicional

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Ciudad del México, 1 de mayo de 2020.- Hoy se conmemoró el Día Internacional del Trabajo, una celebración que, de hecho, fue virtual, porque la pandemia mundial del coronavirus no permitió realizar un festejo tradicional, además que una inmensa cantidad de fábricas y sitios laborales están cerrados, por lo que muchos trabajadores laboran desde sus casas.

De igual manera, esta nueva forma de laborar podría ser el inicio formal del futuro de los trabajos en donde el hogar será, al mismo tiempo, oficina, para muchos quehaceres que así lo permitan. Desde luego, habrá otros más que mantendrán los mismos esquemas de antaño por necesidades de logística laboral.

Por lo mismo, las anteriores formas de conmemoración del Día del Trabajo ya se verán en muy reducidos festejos y los clásicos desfiles de obreros que cubrían las principales avenidas urbanas para protestar y hacer públicas sus demandas pasarán a la historia, porque también muchas fuentes de empleos que ahora ocupan obreros estarán siendo remplazadas por robots que, cada vez más, ganan terreno frente a la mano de obra humana.

Alguna vez, Jesús Reyes Heroles, uno de los grandes políticos mexicanos de antaño, siendo secretario de Educación Pública, comentó frente a la revolución de las máquinas que, en efecto, iban a remplazar a muchos trabajadores, pero, al mismo tiempo, se iban a requerir obreros que manejaran esas máquinas y que las mantuvieran en buen estado para funcionar.

Algo similar sucederá en los futuros próximo y remoto. Hoy, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) publica una información referente a la robótica y su incidencia en la región, información referente a la disparidad que existe en América Latina y el Caribe en cuanto a género humano.

Bajo el sugestivo título de “Brechas digitales de género en tiempos del Covid-19”, bajo la firma de tres colaboradoras de primera línea del BID: Monserrat Bustelo, Mariana Viollaz y Aileen Agüero, especialistas en la materia, analizan esta cuestión a nivel comarcal y exponen la gran diferencia que existe en la región en este tema.

“Parafraseando a un gran colega, la crisis y las medidas de aislamiento han resaltado la relevancia de las ”teles”: tele-trabajo, tele-medicina, tele-enseñanza, tele-happy hours y tele-cumpleaños. Hoy más que nunca el acceso y uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), como internet y telefonía móvil, son claves en asegurar que las personas puedan mantenerse informadas, productivas, seguras y conectadas con sus seres queridos y sus sistemas de apoyo. El debate sobre si el acceso y uso de las TIC es un lujo o una conexión esencial para la sociedad es cosa del pasado”, planean.

“Pero, demos una mirada al panorama de América Latina y El Caribe antes de que se desatara la pandemia, ¿accedían hombres y mujeres por igual a estas tecnologías? Y una vez que tenían acceso, ¿de qué manera usaban estas tecnologías las mujeres y los hombres? Nuestro estudio reciente documenta las brechas de género existentes en el acceso y uso de las TIC, que, sin duda, colaboran a magnificar las desigualdades que esta crisis ya está exacerbando. Contar con información sobre estas brechas es esencial para actuar, dirigiendo los esfuerzos de política en la dirección necesaria. Compartimos a continuación algunas consideraciones al respecto.

Indican que “las brechas entre hombres y mujeres en el acceso a las TIC se encuentran a nivel mundial y son un reflejo de desigualdades de género ya existentes. En comparación con otras regiones en desarrollo, en América Latina y el Caribe, las brechas de género en el acceso a las TIC son pequeñas. Así, en el periodo comprendido entre 2017 y 2018, el porcentaje de acceso a internet en la región fue del 63% para hombres y el 57% para mujeres, mientras que el acceso y uso del teléfono móvil fue del 83% para hombres y el 80% para mujeres”.

Sin embargo, agregan, “cuando ponemos la lupa en el promedio de la región y se analizan estas brechas por país, encontramos grandes diferencias, en su mayoría a favor de los hombres, que varían desde 1 punto porcentual (en el caso de Chile) a 18 puntos porcentuales (en el caso de Perú). Dicen que “para entender más estas brechas, analizamos datos para seis países de la región (Argentina, Colombia, Ecuador, Guatemala, Paraguay y Perú), a través de la encuesta After Access. Esta encuesta recopila información detallada acerca de las barreras de acceso y el tipo de uso que les otorgan hombres y mujeres a estas tecnologías.

Después detallan que “en cuanto a las barreras de acceso, si bien el costo de estas tecnologías es el obstáculo más relevante para mujeres y hombres, las mujeres reportan en mayor medida la falta de conocimiento sobre cómo usar un móvil o internet como una barrera adicional. Concretamente, un 35% de mujeres frente a un 24% de hombres reportaron no saber cómo usar un teléfono móvil inteligente y un 40% de mujeres frente a un 33% de los hombres reportaron no saber cómo utilizar internet”.

Indican ¿qué pasa una vez que los hombres y las mujeres tienen acceso a estas tecnologías? Los datos de la encuesta también resaltan importantes diferencias en cuanto a cómo ellas y ellos utilizan los dispositivos digitales e internet. Las mujeres tienden a usarlos fundamentalmente para comunicarse; es decir, hacer o recibir llamadas y chatear. Por otra parte, se observa que los hombres además tienden a utilizar los teléfonos inteligentes para enviar correos electrónicos, acceder a los servicios de banca electrónica y buscar información sobre noticias, clima y transporte, así como para actividades de entretenimiento como escuchar música, ver videos y descargar juegos.

Asimismo, utilizan de forma más intensiva y variada las computadoras, tabletas y portátiles y hacen un mayor uso de internet para actividades de trabajo (revisar ofertas de empleo o poner el currículum en línea) y relacionadas con la administración (resolver trámites online o concertar citas)”.

Al seguir con sus investigaciones y consideraciones respectivas, proponen que los gobiernos y empresas de la región deben tomar en consideración en sus políticas públicas estas consideraciones, y subrayan que “a medida que navegamos la crisis del Covid-19, es importante asegurarnos de no dejar a quienes están menos equipados digitalmente aún más atrás en un mundo posterior al coronavirus. Conocer las brechas de género existentes en la región y las barreras que enfrentan las mujeres para acceder y usar las tecnologías es un importante primer paso. Es esencial que los gobiernos y empresas tomen medidas específicas que mitiguen las dificultades que experimentan las poblaciones más vulnerables que aún siguen excluidas de estas tecnologías, en este caso, las mujeres.

En México, desde hace unos cuatro años se viene impulsando con fuerza, aún dentro de los programas educativos oficiales, el sistema Stem, acrónimo de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por una organización civil y con destino especial hacia niñas y adolescentes para interesarlas en el estudio de estas disciplinas que formarán parte importante del mundo laboral del futuro.

“Las competencias Stem, según el Foro Económico Mundial, son las más relevantes del Siglo XXI”, indica la organización civil citada.

Por lo cual, es seguro que el 1 de mayo, Día del Trabajo, ya no será igual en el futuro.

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