Colleen Sinclair* / IJNet

Washington, D.C., 12 de octubre de 2020.- En Estados Unidos, los propagandistas ya están trabajando para sembrar desinformación y discordia social en el período previo a las elecciones de noviembre.

Muchos de sus esfuerzos se han centrado en las redes sociales, donde la capacidad limitada de atención las personas las empuja a compartir contenidos antes de leerlos, en parte, porque reaccionan emocionalmente no lógicamente, a la información que encuentran. Eso es especialmente cierto cuando el tema confirma lo que una persona ya cree.

Es tentador culpar a los bots y a los trolls de estos problemas. Pero compartir es nuestra culpa. Investigaciones han confirmado que las mentiras se difunden más rápido que la verdad, principalmente porque las mentiras no están sujetas a las mismas reglas que la verdad.

Como psicóloga que estudia la propaganda, presento a continuación algunas preguntas a hacerte al toparte con contenido que podría ser falso. De esa manera, podrás protegerte a ti mismo –y a los demás– de mentiras, medias verdades y giros engañosos sobre los acontecimientos actuales.

1. ¿Una publicación te provocó enojo, disgusto o miedo?
Si algo que ves en línea dispara emociones intensas –especialmente si esa emoción es indignación–, debería ser una señal de alerta para no compartirlo, al menos no de inmediato. Lo más probable es que tuviera la intención de ocasionar un corto circuito en tu pensamiento crítico jugando con tus emociones. No te dejes engañar.

La historia seguirá estando allí después de que la verifiques. Si resulta ser real y aun deseas compartirla, es posible que también desees considerar el incendio al que podrías estar contribuyendo. ¿Necesitas avivar las llamas?

Durante estos tiempos sin precedentes debemos tener cuidado de no contribuir a los contagios emocionales. En última instancia, no estás a cargo de alertar al público sobre las noticias de última hora y no estás en una carrera para compartir cosas antes que otras personas.

2. ¿Te hizo sentir bien?
Una nueva táctica que están adoptando los guerreros de la desinformación es publicar historias agradables que la gente querrá compartir. Esas piezas pueden ser ciertas o pueden contener tanta verdad como las leyendas urbanas. Pero si muchas personas comparten esas publicaciones, esto les otorga legitimidad y credibilidad a las cuentas falsas que publicaron originalmente ese contenido. Así esas cuentas se posicionan mejor para compartir mensajes maliciosos cuando juzguen que es el momento adecuado.

Esos mismos agentes también usan otras tácticas que apuntan a hacerte «sentir bien», incluidos intentos de jugar con tu vanidad o tu autoimagen. Probablemente, hayas visto publicaciones que dicen «Solo el 1% de las personas son lo suficientemente valientes para compartir esto» o «Haz esta prueba para saber si eres un genio». Esos no son clickbaits benignos; a menudo, ayudan a una fuente fraudulenta a obtener acciones, a construir una audiencia o, en el caso de esos «cuestionarios de personalidad» o «pruebas de inteligencia», están tratando de obtener acceso a tu perfil de redes sociales.

Si te encuentras con una pieza como esta, si no puedes evitar hacer clic, simplemente disfruta de la buena sensación que te da y sigue adelante. Comparte tus propias historias en lugar de las de otros.

3. ¿Es difícil de creer?
Además, recuerda que una peculiaridad de la psicología humana es que las personas solo necesitan escuchar algo tres veces antes de que el cerebro comience a pensar que es cierto, incluso si es falso. Lo que lees puede hacer una afirmación extraordinaria, como que el Papa respaldó a un candidato presidencial de Estados Unidos, cuando nunca antes ha respaldado a un candidato. El astrónomo y autor Carl Sagan abogó por la respuesta que deberías tener ante tales afirmaciones: «Las afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria», que es una premisa filosófica de larga data. Fíjate si la afirmación fue respaldada por alguna evidencia, y luego verifica que la calidad de esa evidencia sea válida.

4. ¿Confirma lo que piensas?
Si estás leyendo algo que coincide perfectamente con lo que ya piensas, es posible que te sientas inclinado a decir «Sí, es cierto» y compartirlo ampliamente.

Estamos fuertemente motivados a confirmar lo que ya creemos y evitar sentimientos desagradables asociados con desafíos a nuestras creencias, especialmente creencias fuertemente arraigadas.

Es importante identificar y reconocer nuestros prejuicios, y tener cuidado de ser más críticos con los artículos con los que estás de acuerdo. Trata de probar que son falsas en lugar de buscar la confirmación de que son verdaderas. Mantente atento porque los algoritmos todavía están configurados para mostrarle las cosas que creen que le gustarán. No seas presa fácil. Fíjate en otras perspectivas.

5. ¿Tiene errores de tipeo?
Las publicaciones que están plagadas de errores ortográficos y gramaticales son las principales sospechosas de difundir inexactitudes. Si la persona que la escribió no se molestó en revisar la ortografía, probablemente tampoco la verificó. Y, de hecho, pueden estar usando esos errores para llamar tu atención.

De manera similar, una publicación que utiliza varios tipos de letra podría revelar involuntariamente que se agregó material al original o puede estar tratando de llamar la atención deliberadamente.

6. ¿El posteo es un meme?
Los memes suelen ser una o más imágenes o videos cortos, a menudo con texto superpuesto, que transmiten rápidamente una sola idea.

Si bien todos podemos disfrutar de una buena risa con un nuevo meme, los memes -en particular los que siembran discordia política-, han sido identificados como uno de los medios emergentes de propaganda. En los últimos años, la práctica de utilizar memes para incitar a la división se ha intensificado rápidamente y los grupos extremistas los utilizan con una eficacia cada vez mayor.

Por ejemplo, grupos de supremacistas blancos se han apoderado del meme «Rana Pepe«, una imagen caricaturesca que puede atraer a un público más joven.

Sus orígenes como imágenes benignas y humorísticas sobre gatos gruñones, gatos que quieren hamburguesas con queso o llamadas para «mantener la calma y seguir adelante» han llevado a nuestro cerebro a clasificar los memes como agradables o, en el peor de los casos, inofensivos. Nuestros guardias han bajado. Además, su efímera naturaleza subvierte aún más el pensamiento crítico. Mantente alerta.

7. ¿Cuál es tu fuente?
¿La publicación proviene de un medio de comunicación poco confiable? El sitio web Media Bias/Fact Check es un buen lugar para buscar si una fuente de noticias en particular tiene un sesgo partidista. También puedes evaluar la fuente por ti mismo. Utiliza criterios basados en la investigación para juzgar la calidad y el equilibrio de la evidencia presentada. Por ejemplo, si un artículo expresa una opinión, puede presentar hechos parciales de una manera favorable a esa opinión, en lugar de presentar todas las pruebas de manera equilibrada para impulsar al lector a sacar una conclusión.

Si te parece que estás en un sitio sospechoso, pero el artículo específico parece correcto, te sugiero que busques otra fuente confiable para obtener la misma información y, en su lugar, compartas ese vínculo. Cuando compartes algo, los algoritmos de los motores de búsqueda y las redes sociales cuentan tu intercambio como un voto para la credibilidad general del sitio. Por lo tanto, no ayudes a los sitios de desinformación a aprovechar su reputación.

8. ¿Quién lo dijo?
Los políticos y otras figuras públicas no siempre dicen la verdad. Puede ser que una persona en particular haya dicho una oración en particular, pero eso no significa que la oración sea correcta. Puedes verificar el presunto hecho, por supuesto, pero también puedes ver cuán veraces son determinadas personas.

Si estás escuchando información de un amigo, por supuesto, no hay un sitio web que chequear. Tendrás que confiar en el pensamiento crítico a la antigua para evaluar lo que dice. ¿Es creíble? ¿Siquiera tiene fuentes? Si es así, ¿qué tan confiables son esas fuentes? Si evaluar el mensaje es demasiado trabajo, tal vez, simplemente usa el botón «Me gusta» y omite el de «compartir».

9. ¿Hay una agenda oculta?
Si encuentras algo que parece convincente y verdadero, consulta lo que dicen las fuentes no partidistas sobre el tema. Para comprender los puntos de vista de los medios de comunicación, eche un vistazo a la Tabla de sesgo en los medios.

No encontrar ninguna mención del tema en los medios no partidistas puede sugerir que la declaración o anécdota es solo un tema de conversación para un lado o el otro. Como mínimo, pregúntate por qué la fuente eligió escribir o compartir ese artículo. ¿Fue un esfuerzo por informar y explicar las cosas a medida que sucedían o un intento de influir en tus pensamientos o acciones, o en tu voto?

10. ¿Has chequeado los hechos?
Hay muchas organizaciones de verificación de datos acreditadas, como Snopes y FactCheck. Incluso, hay un sitio dedicado a la verificación de memes. No lleva mucho tiempo hacer clic en uno de esos sitios y echar un vistazo.

Pero puede llevar mucho tiempo deshacer el daño de compartir información falsa, lo que puede reducir la capacidad de las personas para confiar en la evidencia y en sus semejantes.

Para protegerte a sí mismo y a las personas en tus redes sociales y profesionales debes estar atento. No compartas nada a menos que estés seguro de que es verdad. Los guerreros de la desinformación están tratando de dividir a la sociedad. No les ayudes. Comparte sabiamente.

* Colleen Sinclair es profesora asociada de Psicología Social en la Mississippi State University.

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