Andrew Morrison* | Suzanne Duryea*

Washington, D. C., diciembre de 2019.- Si bien sabemos mucho más que hace una década sobre la prevalencia de la violencia de pareja íntima (VPI) en América Latina y el Caribe, se sabe mucho menos sobre el uso, la calidad y el impacto de los servicios que se brindan a las mujeres sobrevivientes.

Los gobiernos de la región de América Latina y el Caribe han emprendido una serie de iniciativas legislativas, apoyadas a través de políticas y servicios específicos con la meta de prevenir y responder a la violencia de pareja íntima. Sin embargo, la disponibilidad de servicios no es suficiente si las mujeres no los utilizan o el comportamiento de los proveedores de los servicios socava la voluntad de las mujeres de mantener cursos de acción.

En el marco de los dieciséis días de activismo contra la violencia contra la mujer, resaltamos una nueva metodología que se puede implementar en la región para combatirla desde un nuevo enfoque. El Banco Interamericano de Desarrollo y el Behavioural Insights Team unen esfuerzos para ofrecer una hoja de ruta sobre cómo utilizar la ciencia del comportamiento para mejorar la calidad de los servicios a un costo muy modesto o casi sin costo.

¿Qué son las ciencias del comportamiento?
La ciencia del comportamiento aprovecha lo que sabemos de psicología acerca de cómo las personas toman decisiones para impulsarlas hacia mejores resultados, tanto para ellas como para la sociedad en general. Los economistas han modelado tradicionalmente el proceso de toma de decisiones de un individuo a semejanza de las computadoras, procesando la información de manera fría y racional. La ciencia del comportamiento, en contraste, reconoce que los humanos usan heurísticas psicológicas o atajos mentales para ahorrar tiempo y esfuerzo, con muchas respuestas que parecen más automáticas que deliberadas.

Son estas heurísticas las que pueden verse influenciadas por una percepción del comportamiento de tal manera que los proveedores de servicios y / o los sobrevivientes respondan de manera diferente, logrando mejores resultados.

Aplicando las ciencias del comportamiento a la región
Cada vez más, los formuladores de políticas de todo el mundo están aplicando ideas de las ciencias del comportamiento para abordar una amplia gama de desafíos de política pública, desde promover una alimentación saludable hasta aumentar el nivel de educación. Aprovechamos los conocimientos de las ciencias del comportamiento para ampliar las herramientas a disposición de los responsables de la formulación de políticas, mejorar el diseño de los servicios para sobrevivientes y, en última instancia, lograr una mejor calidad de vida para las mujeres.

Todos tenemos sesgos de comportamiento, incluyendo los prestadores de servicios y las sobrevivientes de VPI. Emplear este conocimiento sobre el comportamiento humano para ajustar elementos en el diseño y la prestación de servicios ha mejorado los resultados de la acción gubernamental en una amplia gama de áreas de políticas.

Creemos que la VPI no es la excepción
Aunque las experiencias de las sobrevivientes de VPI pueden variar considerablemente en la región, nuestro informe se ha estructurado en torno a tres etapas críticas de la interacción entre las sobrevivientes y los prestadores de servicios:

• La búsqueda de ayuda: apoyando las sobrevivientes a solicitar ayuda;
• Respuesta: Mejorando la respuesta de los prestadores de servicios a las sobrevivientes;
• Mantenimiento: Reforzar el compromiso de las sobrevivientes y los prestadores de servicio

En cada etapa, la ciencia del comportamiento puede ser utilizada para mejorar los resultados para las mujeres de la región. A modo de ejemplo, en las clínicas y hospitales se podría utilizar el cuestionario asistido por computador para reducir el estigma que puede sentir una mujer al declarar verbalmente haber sido afectada por VPI al personal del sector salud. Para mejorar la respuesta de los policías y fiscales, se podrían desarrollar protocolos y plazos para una investigación efectiva de la VPI. Finalmente, para mantener el compromiso de las sobrevivientes con los servicios de salud mental, se podría utilizar grupos de apoyo entre pares para promover el compromiso a las citas y reuniones. Estos son apenas tres ejemplos de múltiples posibles aplicaciones de la ciencia del conocimiento.

Existen numerosas oportunidades para aplicar las ciencias del comportamiento a los servicios de VPI, sin embargo, la evidencia sobre qué funciona sigue siendo escasa. En un dominio de acción de los poderes públicos donde los riesgos para las mujeres son muy altos, es fundamental contar con evidencia rigurosa sobre el impacto de la acción del gobierno en el bienestar de las sobrevivientes.

La ciencia del comportamiento puede promover que las sobrevivientes de violencia busquen ayuda donde no lo hacían antes, ya sea que el servicio sea una línea directa, el sistema de justicia penal, refugios u hospitales y clínicas de salud. Conoce los próximos pasos para que los formuladores de políticas y profesionales de la región puedan aplicar este nuevo enfoque descargándote nuestra publicación: Aplicando las ciencias del comportamiento a la violencia de pareja íntima.

* Andrew Morrison es Jefe de la División de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo. Antes de incorporarse al BID, tuvo el cargo de Economista Principal del Grupo de Género y Desarrollo del Banco Mundial y se desempeñó también como Coordinador Regional en Género para América Latina y el Caribe dentro de la misma institución. Ha sido Profesor Asociado de Economía en la Universidad de Tulane y en la Universidad de Nuevo México. Ha publicado libros y artículos en temas de igualdad de género, migración internacional, mercados laborales y prevención de violencia. Obtuvo su Doctorado en Economía en la Universidad de Vanderbilt.
* Suzanne Duryea es Economista Principal de Investigación para el Sector Social en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y su trabajo se centra en el desarrollo de la juventud en América Latina y el Caribe. Antes de incorporarse al Sector Social, la Sra. Duryea trabajaba como economista sénior en el Departamento de Investigación del BID. Sra. Duryea ha publicado en revistas de referato como Journal of Development Economics, Journal of Human Resources, y World Development. Ella es una afiliada de investigación en el Centro de Estudios sobre la Población (Population Studies Center) en la Universidad de Michigan y es un miembro de la lista de expertas de 3IE sobre las evaluaciones de impacto. La Sra. Duryea tiene un doctorado (Ph.D.) en economía de la Universidad de Michigan y es graduada de Duke University.

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