Este fin de semana llega a su fin la octava edición de la Feria de las Culturas Amigas, evento montado en el Zócalo de la Ciudad de México que pone en las manos de los habitantes del Valle de México a todo el mundo.
Geografía, historia, estilos de vida, tradiciones, gastronomía, artesanías y prendas de vestir se pueden encontrar ahí durante el recorrido que, día con día, realizan miles de visitantes, quienes disfrutan toda la gama de productos que ofrecen los expositores.
Al final del recorrido queda una sola reflexión: la gente quiere vivir y gozar de la vida. Ideologías políticas, religiosas, sociales o económicas no les interesa. Eso es sólo para los de arriba, quienes siempre han tratado de dividir al mundo en el juego de sus propios intereses.
En este espacio internacional conviven en paz las distintas visiones del planeta antiguo, actual y futuro.
Así se puede encontrar el mundo árabe, dominado por el islamismo, lo que no impide que varios jóvenes busquen acercarse a ellos para tomarse una foto, tal vez como reminiscencia del pasado común que une a los árabes con los mexicanos, pues durante 7 siglos dominaron España, uno de los orígenes de los antecesores de las generaciones mexicanos y es que “la sangre, llama”, dicen los clásicos.
También son muy atractivos los estands de los países orientales, en especial China con la que México ha tenido una relación centenaria, baste recordar a la China Poblana, identificada ya en forma total por la cultura mexicana, y Japón que aunque no con tanto arraigo, las nuevas generaciones lo ven como un ejemplo a seguir, a grado tal que, junto con el inglés, el japonés es el idioma más ofertado en centros de educación bilingüe que vino a desplazar al francés que, durante décadas, fue la lengua extrajeras preferida por nuestros compatriotas.
Por supuesto que las naciones latinoamericanas ocupan un sitio especial por la hermandad existente entre todos estos pueblos que se manifiesta en la gastronomía que utiliza como base el maíz, en especial, aunque argentinos y chilenos prefieran el trigo por su antecedente más europeo que el resto de los latinoamericanos.
Otros bloques de expositores que, aunque no tan cercano en el ánimo de los mexicanos, atraen la atención de los visitantes son los africanos subsaharianos, a quienes ven con simpatía por sus culturas del tipo exótico, al igual que el sur y sureste asiático y las naciones de Oceanía.
Los europeos se cocinan aparte. Desde siempre y sólo después de Estados Unidos, son los países que los mexicanos tienen en mente conocer, tal vez por participar de la misma cultura occidental.
Lo anterior es parte de una visión general de esta feria, aunque existen particularidades que vale la pena mencionar.
Es el caso Bolivia, cuya representación da la bienvenida a los visitantes con una gran imagen de Evo Morales, el otrora admirado dirigente que se alzó desde el liderazgo de los cocaleros hasta alcanzar la presidencia del país suramericano, hecho que hace poco agradable la visita de los asistentes a esta muestra internacional.
Este hecho es más visible porque ni siquiera Cuba, imagen contestataria del mundo occidental, tiene esa presentación. Aquí, la figura de Fidel Castro, el máximo ídolo de las generaciones de la segunda mitad del siglo pasado, lo mandan a un término indefinido para ceder el puesto de honor al Che Guevara, el mayor producto de venta, junto con el Havana Club y los puros, de los cubanos, quienes muestran ya incipientes visos de interconexión con la economía global.
Estas muestras chocan diametralmente con lo expuesto por Estados Unidos, jugador desde siempre en Grandes Ligas, cuyo stand visitó en días pasados la recién desempaquetada Roberta Jacobson, nueva embajadora en nuestro país.
La Unión Americana da la bienvenida al visitante con una gran estatua del Oscar ante quien las jóvenes, en especial, no resisten la tentación de tomarse la foto con el popular personaje de Hollywood, que a su diestra lo acompaña el laureado actor Leonardo DiCaprio, protagonista de la película El renacido, producida y dirigida por Alejandro González Iñárritu, basada en la novela de Michael Punke y adaptada por el mismo González Iñárritu y Mark L. Smith con fotografía de Emmanuel Lubezki.
También es interesante conocer de cerca a Nueva Zelandia, país conformado por sólo dos islas grandes y muchas pequeñas, que ocupa el séptimo lugar mundial en cuanto a calidad de vida de sus habitantes con ausencia de corrupción, alto nivel educativo, libertad económica e índice de democracia.
Con tan sólo 1,600 kilómetros de largo y apenas 400 kilómetros de ancho, esta nación está cubierta de bosques y montañas, sin embargo, es poderosa por su actividad pecuaria y pesquera. Su sector pecuario reúne todas las características que exige la Organización Mundial de la Salud (OMS) para una alimentación saludable, incluyendo el pastoreo en praderas, por lo que tiene alta demanda en el mercado internacional, al igual que la leche que se produce con los máximos estándares internacionales.
La Unión Europea (UE) merece un trato aparte. A raíz de la firma del TLC entre México y la UE se originó una serie de compromisos mutuos, mediante los cuales nuestro país tiene dar pasos acelerados para cumplirlos y mantener esa relación de complementariedad más allá de lo económico.
Esta asociación estratégica incluye rubros tan fundamentales como la cooperación, libre comercio, educación y cultura, medio ambiente y ciencia, tecnología e innovación, y derechos humanos.
Vale la pena detenerse en este último punto por lo que viene significando la aplicación y cumplimiento de esos derechos en México.
Esto dice un tríptico que se puede obtener en el stand de la UE:
“Uno de los principales objetivos de la UE es promover los derechos humanos en su interior y en el resto del mundo.
“Desde 2001, la UE ha apoyado 92 proyectos en México que han abordado temas de interés o preocupación común.
“Actualmente, las principales prioridades de la relación bilateral son: la protección de defensores de derechos humanos y periodistas; la erradicación de la tortura; la desaparición de personas; los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y derechos humanos y empresas”.
Por eso, organizaciones de este tipo están tan activas en nuestro país estos últimos años y por ahí va a aparecer muy pronto la defensa de los hábitats animales, compromiso al que México se sujetó con la firma de Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), signado recientemente y en vías aprobación en el Senado de la República.