Washington, D. C., 224 de octubre de 2020.- De acuerdo con el Banco Mundial, si bien los precios de los metales y de los productos básicos agrícolas se han recuperado de los efectos ocasionados por la pandemia de Covid-19 y registrarán aumentos moderados en 2021, se prevé que ese año los precios de la energía, a pesar de haber mostrado una ligera recuperación, se estabilizarán en niveles inferiores a los existentes antes de la pandemia.

Según el informe bianual Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos), los precios del petróleo cayeron drásticamente durante las primeras etapas de la Covid-19 y han alcanzado solo parcialmente los niveles anteriores a la pandemia, mientras que los precios de los metales registraron una disminución bastante modesta y han vuelto a los niveles anteriores a la crisis. Los precios agrícolas casi no se vieron afectados por la pandemia, pero la cantidad de personas en riesgo de padecer inseguridad alimentaria ha aumentado como resultado de los efectos más generales de la recesión mundial.

“El impacto de la Covid-19 en los productos básicos ha sido dispar y podría prolongarse durante largo tiempo en los mercados energéticos”, declaró Ayhan Kose, vicepresidente interino de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones, y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial. “Cuando la caída de los precios de los productos básicos dura poco tiempo, las políticas de estímulo pueden amortiguar su impacto. Sin embargo, cuando los precios se mantienen deprimidos durante un período prolongado, los encargados de formular las políticas deben encontrar soluciones, de modo que sus economías puedan ajustarse sin sobresaltos a una nueva normalidad. Debido a la Covid‑19, la nueva normalidad para las economías emergentes y en desarrollo exportadoras de petróleo llegó antes. En el mundo del nuevo coronavirus, estos países deben ser más activos en la implementación de políticas destinadas a reducir su dependencia de los ingresos derivados del petróleo”.

Se prevé que en 2021 el barril de petróleo costará, en promedio, USD 44, cifra superior a los USD 41 estimados para 2020. Según los pronósticos, la demanda aumentará, aunque lentamente, mientras continúen vigentes las restricciones al turismo y a los viajes debido a los problemas sanitarios, y en un contexto en el que la actividad económica mundial volverá a los niveles anteriores a la pandemia recién a partir de 2022. Se espera que las restricciones a la oferta se vayan levantando en forma sostenida. Los precios de la energía en general —que también incluyen el gas natural y el carbón— se recuperarán considerablemente en 2021, luego de registrar grandes caídas en 2020, lo que constituye una revisión al alza respecto de las previsiones de abril. La aparición de una segunda ola de contagios que genere más confinamientos y reduzca el consumo, así como la existencia de demoras en el desarrollo y la distribución de las vacunas, podrían llevar a que los precios de la energía disminuyan más de lo previsto.

Se espera que, en 2021, los precios de los metales, tras haber caído en 2020, registren aumentos moderados, gracias a la paulatina recuperación de la economía mundial y al estímulo constante proveniente de China. Si el crecimiento mundial siguiera desacelerándose durante un período prologando, los precios bajarían más de lo previsto.

Se prevé que, en 2021, los precios agrícolas, tras aumentar alrededor de un 3% en 2020, se incrementarán ligeramente como consecuencia del déficit en la producción de aceite comestible. Las preocupaciones relacionadas con la inseguridad alimentaria siguen siendo considerables en varias economías emergentes y de mercados emergentes. Dichas preocupaciones están motivadas por los impactos de la recesión mundial en los ingresos, las dificultades en la disponibilidad de alimentos a nivel local y las restricciones aduaneras que han restringido la oferta de trabajo. La inflación del precio de los alimentos se ha acelerado considerablemente en varios países.

La pandemia es apenas la última de una serie de conmociones que ha sufrido el mercado de productos básicos. En uno de los artículos destacados del informe se analiza la naturaleza de estas conmociones en el caso de 27 productos básicos durante el período 1970-2019. Se concluye que las conmociones sumamente persistentes (“permanentes”) y de poca duración (“transitorias”) han contribuido casi en igual medida a la variación del precio de los productos básicos, aunque se observa una gran variedad entre dichos productos. Las conmociones permanentes representan la mayor parte de la variabilidad en el precio de los productos básicos agrícolas, en tanto que las conmociones transitorias tienen mayor incidencia en el precio de los productos básicos industriales. La distinta duración de tales conmociones pone de relieve la necesidad contar con políticas flexibles.

Una alteración transitoria del precio de los productos básicos puede requerir la adopción de políticas de estímulo fiscal para moderar el consumo; se recomienda que, durante las etapas de auge, los países que dependen de las exportaciones de productos básicos sometidos a oscilaciones de precios cíclicas generen mecanismos de amortiguación fiscal y los utilicen durante los períodos de depresión económica para respaldar la actividad económica. En los países que dependen en gran medida de productos básicos sujetos a conmociones permanentes, puede ser necesario adoptar políticas estructurales, como la diversificación y ampliación de la base tributaria, para facilitar los ajustes al nuevo entorno económico.

El Grupo Banco Mundial, una de las principales fuentes de financiamiento y conocimientos para los países en desarrollo, está adoptando medidas rápidas y de amplio alcance a fin de ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su respuesta frente a la pandemia. Respalda intervenciones de salud pública, trabaja para garantizar el suministro de insumos y equipos esenciales, y ayuda al sector privado a continuar sus operaciones y mantener el empleo. En este marco, proporcionará hasta USD 160,000 millones durante un período de 15 meses que finalizará en junio de 2021 para ayudar a más de 100 países a proteger a los sectores pobres y vulnerables, respaldar a las empresas e impulsar la recuperación económica. Dicho monto incluye USD 50,000 millones correspondientes a nuevos recursos de la Asociación Internacional de Fomento en forma de donaciones y préstamos en condiciones sumamente concesionarias, y USD 12,000 millones para ayudar a países en desarrollo a financiar la compra y distribución de vacunas contra la Covid-19.

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