Ciudad de México, 20 de abril de 2021.- El sector inmobiliario es, sin duda, uno de los más atractivos para los inversionistas, toda vez que el valor de las propiedades suele ir en aumento y con el uso de la inteligencia de datos se pueden medir las zonas de mayor plusvalía. Sin embargo, cuando apostamos nuestros recursos a una etapa temprana de la construcción, hay ciertos factores que se deben tomar en cuenta como parte de los riesgos.

Un desarrollo inmobiliario cumple con varias etapas que van desde el nacimiento de la idea y el diseño arquitectónico, hasta pasar por los estudios de factibilidad, tramitar permisos y luego la excavación, cimentación, construcción y, posteriormente, administrar las unidades para venderlas y recuperar lo invertido. Si bien durante todo este proceso hay tiempos estimados y “retrasos” que también se pueden prever, existen algunos puntos de riesgo que parten desde cuestiones microeconómicas, hasta factores relacionados con condiciones climáticas.

Es común que cuando ves una unidad en preventa leas en la información que existe una “fecha entrega aproximada”, lo cual no quiere decir que la compañía que lo construye asuma la responsabilidad, por el contrario, está consciente de los imprevistos predecibles o impredecibles que pueda tener en el proceso y que no siempre se pueden calendarizar. Para conocer algunos factores que pueden influir en retrasos de la obra, la plataforma de crowdfunding inmobiliario M2Crowd te desglosa los siguientes:

El clima. Todo proyecto lleva un calendario de obra para estimar en qué momento se hará cada uno de los procesos de la construcción; sin embargo, no hay que perder de vista que los eventos naturales no tienen una precisión matemática. Algunas obras ocupan enero y febrero para iniciar, aunque se considera que en junio y julio llega la temporada de lluvia y las obras se paran, esto debido a que el concreto no se puede colar con humedad. Lo mismo pasa con el calor, seca más rápido el concreto y tampoco es ideal para trabajar. En un clima como el que tenemos actualmente no se puede prever totalmente cuáles son las temporadas óptimas para construir, por lo que las obras se ajustan al día y, por ello, se asocian a los proyectos las fechas estimadas.
Los materiales. Dentro de una proyección se colocan los costos directos, que incluyen las cantidades de material o el número de trabajadores de obra, entre otros puntos básicos y también los gastos indirectos que puedan venir de actos extraordinarios inherentes a la obra, como la inflación fuera de control. Sin embargo, existen ciertos ajustes que no se plantearon al inicio de la obra. Por ejemplo, en un temblor, el cual es un evento no predecible, se puede comprometer el arranque o el avance de una obra e incluso podría ocupar el total de los gastos indirectos y se necesitaría más inversión para cubrir su término. También hay que plantear algunos rasgos micro y macroeconómicos como la subida del diésel, que puede derivarse de conflictos bélicos o la escasez de materiales por el cierre de fronteras ante una pandemia que nadie pudo predecir. Una devaluación o una inflación (por arriba de lo comúnmente estimado) también puede retrasar una obra.
Área del inmueble. Luego de elegir el terreno se presenta un proyecto para conseguir el permiso de las autoridades locales y, con ello, dar inicio a una obra. Ahí se revisa si el edificio cumple con las normas para ser ejecutado, si los papeles de la posesión de la tierra están en orden y demás, lo cual puede tomar hasta un año para liberar el arranque de la construcción, pero pueden suceder ciertas situaciones que pueden afectar la construcción de alguna manera, como al hacer la excavación para cimentar se encuentran vestigios que deben reportarse a las autoridades o incluso que dentro de los planos corre una tubería de gas para la cual se deben buscar nuevos permisos relacionados con su modificación. Todo esto demuestra que hay ciertos puntos que sólo se conocen cuando se inicia un proyecto y que, por eso, el tiempo de construcción también puede retrasarse
Eventos secundarios. Para que un inmueble se construya de manera legal, todos los trabajadores deben contar con las prestaciones correspondientes y con un seguro de vida, lo cual da un plan de acción en caso de accidente. Cuando estos hechos ocurren, los peritos deben llegar al lugar para deslindar responsabilidades por parte de los directores de obra e incluso diagnosticar si alguno de los compañeros pudo provocar el accidente. Estos puntos son, nuevamente, los que no se pueden prever en cuanto al tiempo que se llevará parar la obra para revisar que todo siga en orden.

El sector inmobiliario, al igual que otras industrias, exige conocer cómo se mueve el mercado local y cuáles pueden ser los ángulos que trastocan sus tiempos o ganancias; sin embargo, pese a todo ello, los bienes raíces se posicionan como una de las áreas donde las inversiones permanecen seguras y con márgenes de ganancia atractivos.

“Para quienes inician en el mundo de las inversiones, lo importante es decir que el riesgo existe en cualquier actividad, pero conocer mejor cuáles pueden ser estos puntos nos da la tranquilidad y la estabilidad para colocar nuestros recursos con mayor confianza. En M2Crowd invitamos a las personas a que se acerquen a nosotros para conocer más sobre este modelo de inversión y tengan toda la claridad para dar pasos seguros y que así experimenten las ganancias que ofrece el sector con aportaciones desde 5 mil pesos”, dice Simon Dalgleish, director general de la plataforma de crowdfunding inmobiliario M2Crowd.

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