Banco Mundial: Proceso de consultas relativas a la futura Estrategia sobre Fragilidad, Conflicto y Violencia

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Franck Bousquet

En abril se puso en marcha oficialmente el proceso de consultas en todo el mundo para la preparación de la primera Estrategia sobre Fragilidad, Conflicto y Violencia (FCV) del Grupo Banco Mundial. En los próximos dos meses, equipos del Grupo Banco Mundial interactuarán con la sociedad civil y representantes de los Gobiernos, así como con organizaciones asociadas y el sector privado, para analizar las prioridades y los desafíos en situaciones de FCV, tomando como base la ventaja comparativa del Grupo Banco Mundial en entornos frágiles. Al emprender este proceso, la pregunta más importante para nosotros es cómo consolidar los avances alcanzados y mejorar nuestras intervenciones para ser más eficaces sobre el terreno, con un enfoque especial en marcar una diferencia perdurable en la vida de las poblaciones más vulnerables. Además, sabemos que, en los contextos de FCV, ninguna organización (incluido el Grupo Banco Mundial) puede actuar por sí sola, por lo que esta estrategia está orientada a posicionar nuestros conocimientos analíticos y operacionales y nuestro poder de convocatoria para contribuir a los esfuerzos internacionales más amplios en apoyo de la paz y la prosperidad.

La fragilidad, el conflicto y la violencia (FCV) se han convertido en la nueva frontera del desarrollo, y son temas centrales de la misión del Grupo Banco Mundial. Para 2030, al menos la mitad de los pobres de todo el mundo estarán viviendo en entornos frágiles y afectados por conflictos. El panorama mundial de la fragilidad ha empeorado significativamente: en la actualidad hay más conflictos violentos que en los últimos 30 años; asistimos a la mayor crisis de desplazamiento forzado desde la Segunda Guerra Mundial; la violencia interpersonal y de pandillas alcanza niveles elevados; los conflictos son el factor causante del 80% de todas las necesidades humanitarias, y la falta de seguridad se está convirtiendo en la norma en muchas regiones. Hoy en día, la cantidad de civiles que se ven afectados por conflictos y violencia es mayor que en cualquier otro momento de los últimos 20 años. Las situaciones de FCV tienen un claro impacto sobre la pobreza y, sorprendentemente, la tasa de pobreza extrema se incrementa sobre todo en los países frágiles. Por lo tanto, alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los dos objetivos del Grupo Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida requiere un esfuerzo concertado para enfrentar los desafíos de la fragilidad, el conflicto y la violencia. A través de la Estrategia sobre FCV, mantendremos nuestra atención en la manera de abordar algunos de los factores principales que impulsan la fragilidad, el conflicto y la violencia en los países afectados y su impacto en las poblaciones vulnerables —en particular, los jóvenes y las mujeres— con la meta final de promover la paz y la prosperidad.

La Estrategia sobre FCV del Grupo Banco Mundial consolidará los avances alcanzados en los últimos años y los ampliará, principalmente con el apoyo de la decimoséptima y la decimoctava reposiciones de la Asociación Internacional de Fomento (AIF-17 y AIF-18) —nuestro fondo para los países de ingreso bajo— y con el aumento general del capital (aprobado en 2018) que incrementó el énfasis en los entornos de FCV en países de ingreso mediano. Estamos conscientes de que involucrarse en situaciones de FCV es fundamentalmente diferente que involucrarse en entornos donde no existe fragilidad, conflicto y violencia, y que el apoyo que se brinde a los países afectados por FCV debe ser específico, innovador, y centrarse en los factores que impulsan la fragilidad y en los que generan resiliencia. Ahora es crucial sistematizar y aumentar el apoyo del Grupo Banco Mundial —incluidos la Corporación Financiera Internacional (IFC), el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (Miga) y el Banco Mundial— en los lugares donde las necesidades son mayores. En reconocimiento del sufrimiento que experimentan las personas en entornos de FCV, así como de las oportunidades perdidas que dichos contextos implican para varias generaciones, con esta estrategia se evaluarán los avances logrados y se identificará qué hacer y el modo en que la institución puede adaptarse para aumentar su impacto en los contextos de FCV.

Para abordar estos desafíos —en los países pobres y cada vez más en los países de ingreso mediano— quienes trabajamos en soluciones humanitarias, de desarrollo y de seguridad para contextos de FCV estamos formulando nuevos enfoques (PDF) que incluyen virar hacia la prevención o continuar trabajando en situaciones de conflictos o crisis; articular nuevas herramientas, por ejemplo a través de financiamiento en condiciones concesionarias y financiamiento combinado, o a través del Régimen para la Mitigación de Riesgos en el marco de la AIF que proporciona financiamiento por valor de USD 1000 millones para programas dirigidos específicamente a los factores que amenazan con avivar los conflictos, e impulsar nuevas asociaciones estableciendo alianzas con un conjunto diverso de actores, entre ellos asociados sobre el terreno, nuestros asociados de las Naciones Unidas, así como plataformas internacionales, para prestar servicios de manera eficaz en entornos inseguros y afectados por conflictos.

En definitiva, el camino para pasar de la fragilidad a la prosperidad exige implementar una secuencia y un orden de prioridad adecuados. Este proceso requiere aplicar un enfoque gradual de ensayo y error, asumir riesgos cuando resulta oportuno y lograr el compromiso de múltiples partes interesadas. Aunque este proceso pone en tela de juicio la noción de que el desarrollo económico y social por sí solo reducirá la fragilidad, también indica cuán crucial es el rol del desarrollo para sostener los esfuerzos de promoción de la paz y la prosperidad. Y si bien reconocemos que cada situación de FCV debe recibir un trato exclusivo, la Estrategia sobre FCV será la oportunidad de optimizar el apoyo en materia de desarrollo para abordar mejor estos desafíos en el ámbito mundial, regional, nacional y local. Sin duda alguna, la estrategia pondrá énfasis en la importancia de mitigar los riesgos de crisis, consolidar sistemas e instituciones legítimos y responsables, promover soluciones del sector privado sostenibles, generar sociedades y comunidades más resilientes, y poner a las personas en un lugar central de nuestra labor.

Ahora, nos gustaría conocer su opinión porque sólo un esfuerzo colectivo permitirá que nuestra iniciativa sea exitosa. En los próximos meses, esperamos poner a prueba áreas y principios de participación fundamentales. A través de este diálogo mundial, sabemos que encontraremos nuevas respuestas, y que surgirán nuevas preguntas. Por ello, sus opiniones, ya sea acerca de cómo invertir mejor en prevención, cómo mejorar nuestro trabajo en los entornos más inseguros o cómo aumentar al máximo nuestra eficacia operacional sobre el terreno, serán cruciales para elaborar una estrategia que fortalezca nuestra asistencia a quienes más necesitan nuestro apoyo colectivo.

Publicado, por primera vez en PeaceLab.

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