Ciudad de México, 5 de julio de 2022.- Como consecuencia de la pandemia, las condiciones labores de los mexicanos se transformaron: hubo quienes perdieron sus empleos (39%), quienes emprendieron (18%), quienes cambiaron de trabajo (18%) y quienes tuvieron que buscar empleo por primera vez (13%). Además, no solo sucedió con las condiciones labores, sino también con las actividades remuneradas y las no remuneradas ¿cómo se ha adaptado la población a estos cambios? La encuesta Población resiliente ante la Covid-19 del Centro de Opinión Pública de la Unitec exploró al respecto.
Primero el encierro: la población se instaló en casa y 85% está de acuerdo en que durante la pandemia enfrentó distintas problemáticas para realizar sus actividades laborales y escolares, aunque fue capaz de resolver la mayoría de ellas (61%) o todas (15%) y, los menos afortunados, pudieron solventar solo “pocas” (20%). En cuanto al rendimiento en las actividades de la escuela y el trabajo, 22% indica que fue más productivo y tuvo mejores resultados, 41% mantuvo la misma productividad y 37% fue menos productivo, con menores resultados. Empleados de instituciones privadas señalaron mejores resultados (26%) mientras que quienes trabajan por cuenta propia (52%) y aquellos dedicados a las ventas, con un negocio propio (46%), fueron menos productivos.
Uno de los aspectos más mencionados en estos meses de pandemia es que al no salir de casa, los horarios y tareas dedicados a los distintos espacios quedaron diluidos y se traslaparon. Esto puede explicar que 31% siente que el tiempo dedicado al trabajo remunerado aumentó, mientras que 39% externa que se mantuvo igual y 30% considera que disminuyó. El tiempo dedicado a las actividades escolares aumentó (48%), para 39% permaneció igual y 13% disminuyó.
Empleados en instituciones privadas estuvieron de acuerdo en mayor porcentaje que en estos años de pandemia pudieron crecer en sus empleos (69% versus empleados en instituciones públicas); personas que trabajan por su cuenta ejerciendo su profesión u oficio también notaron ese crecimiento. Si se trata de calidad del trabajo, 26% afirma que su trabajo tuvo más calidad y 55% mantuvo la misma calidad que tenía antes de la pandemia.
Más tiempo dedicado a la escuela y al trabajo, más o igual calidad en las asignaciones, mantener o incrementar la productividad, sin duda, son criterios que pueden explicar la idea mayoritaria de sentir que se exigían de más (54%) para cumplir con los requerimientos de empleadores o escuelas, 37% siente que se exigía lo mismo, y solo 9% menos.
Otro tema surgido en el contexto de trasladar el espacio laboral y escolar al hogar es la carga laboral que esto ha implicado en materia de género. Las mujeres comentan que el trabajo, tanto remunerado (33%) como el doméstico sin remuneración (53%), aumentó; mientras que en el caso de los hombres los porcentajes ante las mismas situaciones son 28% y 40%, respectivamente.
Años de pandemia ¿años perdidos?
Ante la crisis sanitaria, el tema digital fue prioritario: 81% considera que en estos años mejoró sus habilidades digitales. Dado que la comunicación vía remota era el canal disponible para mantenernos en contacto, no es extraño que 78% exprese mejoría con el uso de plataformas digitales y 74% en el uso y manejo de redes sociales.
79% informa que a lo largo de la pandemia se dio cuenta que podía hacer más tareas de las que pensaba, tal vez, esto relacionado con haber trasladado su espacio laboral al hogar o porque al permanecer en casa podían aprovechar los tiempos de traslado en otras actividades.
Amplios porcentajes notaron que ante los retos enfrentados en el plano laboral, escolar y familiar, pudieron desarrollar su creatividad (80%) y ofrecer soluciones creativas para dar respuesta a las eventualidades (81%). 82% considera que con todo lo vivido en estos meses se hizo más empático y 80% piensa que pudo manejar la adversidad.
Sin duda, sobreponerse a la adversidad es un punto crucial para la salud mental pues la imposibilidad de salir y el tener que permanecer en casa fue más estresante, en particular, para personas con un empleo en un negocio familiar (47%), para quienes tienen su propio negocio (44%) y para los estudiantes (44%). Verse obligados a aislarse en casa fue menos estresante para empleados de instituciones públicas (35%) y privadas (31%). Retornar a las oficinas también causaba tal sensación (públicas 24% y privadas 32%) entre estos empleados, en cifras cercanas al 30%. Tan inquietante resultaba permanecer en casa como regresar a la “normalidad”.
Nueva normalidad ¿Y ahora qué…?
La reincorporación a las actividades está muy avanzada y 84% percibe que ya estamos adaptados para trabajar con equipos vía remota, 87% para utilizar nuevas herramientas vía remota y 80% para estar bajo modelos híbridos desarrollando nuestras actividades de forma online y presencial.
Las instituciones públicas, educativas y empresas también han encarado la situación y al plantear cuál podría ser la ruta qué tomarán a partir de la pandemia, 48% estima que empresas y negocios promoverán trabajo mayoritariamente presencial con menor actividad remota; 33% piensa que se favorecerá lo presencial y 16% cree que será mayoritariamente en línea, menor parte presencial. Explorando qué esquema prefieren para trabajar, aunque prevalece lo presencial con 41%, las alternativas remotas se incrementan pues 10% optaría por trabajar a distancia; 22% por un trabajo híbrido que favorezca la forma remota y, 27%, híbrido con mayor peso bajo la forma presencial.
Al pensar en lo que podrían hacer las escuelas, 53% considera que promoverán lo presencial, 35% opina que será híbrido con mayor educación presencial y en menor medida vía remota; para 9%, híbrido mayormente con la educación vía remota, menor parte lo presencial y 3% a distancia. En preferencias, 52% opta por las alternativas presenciales, 8% por la educación a distancia, 15% por un modelo híbrido con mayor peso en el esquema vía remota.
