¿Jugo o leche?, ¿azul o blanco?, ¿cómo es que tomamos decisiones en un lapso de milisegundos?, ese es el misterio que atrapa a dos neurofisiólogos: el mexicano Ranulfo Romo Trujillo y el alemán Wolfram Schultz. El primero estudia la actividad de las neuronas para descubrir el secreto desde adentro, mientras que el segundo investiga el fenómeno desde afuera, es decir, cómo las situaciones influyen en la toma de decisiones.
Ambos científicos encontraron que las neuronas dopaminérgicas (células del sistema nervioso localizadas en el cerebro que liberan una sustancia llamada dopamina) no sólo intervienen en el proceso de movimiento sino que también participaban en la generación de sensaciones de carácter emocional. Así lo plantearon en su charla Representación cerebral de la experiencia, que se realizó ayer en El Colegio Nacional.
Explicaron que muchas de las decisiones que tomamos en el día a día, forman parte de la entramada red de circuitos neuronales, sin embargo, Romo Trujillo, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) -institución que forma parte del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (Fccyt)-, dijo que hasta ahora se desconoce la forma precisa en la que tomamos decisiones.
Sin embargo, en el camino hacia la comprensión del fenómeno, el miembro de El Colegio Nacional mencionó que hay un principio de incertidumbre en el que las células involucradas en el área somatosensorial (aquellas que registran los impulsos provenientes de nuestros sentidos), obligan, en este caso a los monos que son empleados como sujetos experimentales, a tomar una decisión basada en la experiencia.
“En nuestra experimentación con monos, les damos un ligero toque en la mano, cuando lo sienten ellos aprietan el botón y se les da una recompensa, pero al reducirse la intensidad los monos dudan (hay incertidumbre), ellos creen sentirlo en ocasiones cuando no es así, pero lo curioso es que cuando hay incertidumbre las neuronas del área somatosensorial permanecen encendidas hasta que el mono descarta la idea por completo, es decir, las células lo fuerzan a tomar una decisión”, explicó Romo.
Durante su intervención, Wolfram Schultz, investigador de la Universidad Cambridge, habló sobre cómo el sistema de recompensas citado anteriormente por Romo –uno de los sistemas cruciales para la vida por el cual aprendemos, conocemos y disfrutamos de algo– “es la razón por la que nuestro cerebro ha evolucionado”.
Schultz propone básicamente que nuestras decisiones están determinadas por las recompensas que recibimos y mencionó que hasta ahora podemos definir que el sistema de recompensas nos permite tres cosas: aprender, acercarnos a algo, y sentir placer o felicidad.
Si con base en estudios realizados con técnicas electrofisiológicas (registro de la actividad eléctrica de las neuronas), de imagenología (como resonancia magnética nuclear, entre otras) y conductuales (observación el comportamiento del sujeto), se ha mostrado que las señales neuronales juegan un papel fundamental en la toma de decisiones ligadas a las recompensas (que a su vez están ligadas con las emociones), se puede concluir que se trata de una función primordial para la evolución y sobrevivencia de los organismos, ya que el cerebro acumula más información para desarrollar este sistema como una aptitud de supervivencia.
En este sentido, el papel de la dopamina (neurotransmisor liberado por algunas neuronas) es importante, porque a diferencia de las neuronas del área somatosensorial, mencionadas por Romo, estás necesitan un impulso más fuerte para “activarse”. Lo cual puede traducirse en los diferentes estudios del doctor Schultz, donde en uno de ellos comprueba que “si tú eres muy rico, una unidad de recompensa representa poco incentivo; pero si tú eres muy pobre, cualquier recompensa, por más chica que sea, se hace enorme”, explicó el investigador alemán.