Fidel Castro Ruz no esperará el juicio de la historia. Esta ya se ha dado. Lo que sí es previsible es el juicio que hará sobre su Revolución donde, muy pronto, empezarán a revelarse aspectos que el mito ha escondido durante más de cinco décadas que vivió el pueblo cubano bajo ese sistema de orientación socialista o cercano a esta ideología.

Para México la relación con el Comandante Fidel fue de claroscuros en la vida real, aunque en círculos académicos, universitarios y para algunos políticos siempre será de gloria.

Con Luis Echeverría Álvarez (1970/1976) fue de acercamiento, sobre todo cuando el mandatario mexicanos creó el Tercer Mundo, teoría internacional que utilizó como bandera en su intento por obtener la Secretaría General de Naciones Unidas (ONU), lo cual no logró.

Igual sería más tarde con Carlos Salinas de Gortari (1988/1996), quien le imprimió a su incipiente régimen un carácter socializante con la creación del programa Solidaridad, que incluía hasta modificar al Revolucionario Institucional (PRI) para adecuarlo a las nuevas corrientes del simbolismo universal de corte populista.

Los demás mandatarios mantuvieron una prudente distancia, basada en la política tradicional mexicana de “no injerencia en asuntos internos de otros países” y de “libre determinación de los pueblos”. México fue el único país de América Latina que no rompió relaciones con la Cuba de Fidel.

Esa tradición se rompió con el arribo de Vicente Fox Quesada a la Presidencia de la República (2000/2006) cuando, después de algunos desencuentros, cuya máxima manifestación fue el “Comes y te ves”, manifestado por Fox a Fidel en la invitación que le hizo para asistir a la Cumbre de Monterrey, el 22 marzo de 2002. Las relaciones diplomáticas entre ambos países sufrieron como nunca un quiebre en su tradición amistosa, cuando Fidel Castro dio a conocer el contenido de tal conversación telefónica con Fox, quien, presuntamente, presionado por George Bush desde la Casa Blanca «invitó» al comandante cubano para la cumbre citada.

Intelectuales de izquierda y políticos oportunistas se rasgaron las vestiduras, mientras la población sólo disfrutaba de un guapachoso ritmo cubano que surgió de esa frase y que pronto se convirtió en lo que ahora sería tendencia viral del tropicalísimo “Comes y te vas”.

Lo cierto es que la Revolución Cubana se ancló sólo en los círculos intelectuales, universitarios y de políticos de izquierda. Nunca descendió a las fábricas o los medios rurales. Ni siquiera a las áreas médicas y educativas donde, supuestamente, alcanzó los grandes logros.

El Paraíso Terrenal no deseado
En círculos sociales, familiares, estudiantiles y reuniones informales siempre se hablaba maravillas de la vida en Cuba, pero, al mismo tiempo, nadie iba, ni por asomo a la isla en vacaciones o en días de asueto.

La Embajada de Estados Unidos siempre ha mostrado inmensas filas de demandantes de visas para ingresar a la Unión Americana, por diversos motivos. En tiempos pasados las files duraban hasta días con sus respectivas noches y había quien pagaba porque “le guardaran el lugar”.

Este hecho contrastaba con lo que sucedía en la Representación Cubana en México, donde sólo unos pocos eran visto entrar para obtener información sobre cómo viajar al país caribeño. No había que tramitar visa, porque no se requería.

Muy pocos se atrevían a visitar Cuba y quienes lo hacían, por lo general, regresaban decepcionados. Las maravillas que se contaban en las aulas no correspondían a la realidad que vivían en su estancia en La Habana.

La desintegración de la Unión Soviética, principal sostén económico de Cuba, trajo consigo la crisis de la Revolución Cubana, a grado tal que el régimen castrista tuvo que exportar médicos y maestros a otros países latinoamericanos, como un mecanismo de superación de la crisis económica que vivía la isla.

El ejemplo más acabado de esto se tuvo en Michoacán donde, de la mano del gobernador Lázaro Cárdenas Batel, nieto de Lázaro Cárdenas del Río (protector de Fidel Castro en sus andanzas prerrevolucionarias cubanas) llevó al territorio purépecha cientos de maestros cubanos quienes desplazaron a los mentores michoacanos. Al final de la administración de Cárdenas Batel, la educación estatal no registró avance alguno, pese a las virtudes de la educación cubana que tanto magnificaban sus pregoneros.

Algo similar sucedió con la medicina cubana. En México, se conoció por la difusión que de ella hicieron y practican médicos de reconocida trayectoria profesional, como Irina Wilkins, quien trajo a la Ciudad de México la primera Clínica de Tratamientos Cubanos, y Benito Sierra, quien continúa con sus tratamientos para atender problemas de salud, con alternativas diversas a la medicina alópata.

Ambos popularizaron en México la ozonoterapia, casi desconocida aquí, de origen soviético y perfeccionada en Europa, que han creado toda una escuela.

La otras referencias fueron, la que lanzó a la fama mundial Maradona: el Centro Internacional de Reconstrucción Neurológica (Ciren); y el Ecozul, tratamiento contra el cáncer, a base del veneno de alacrán.

La Generación actual y Fidel
Las nuevas generaciones, que calzan tenis, visten pantalón de mezclilla con camisetas estampadas con héroes de series holliwoodescas o beisbolistas de las Grandes Ligas o de basquetbolistas de la LMB y se cubren la cabeza con gorras de los equipos de beisbol de equipos gringos, que escuchan canciones en inglés y son asiduos a las series y películas estadounidenses, nada les dice en su vida diaria Fidel Castro y su Revolución.

Ni siquiera los jóvenes que ahora se dejan la barba por simple imitación de la moda norteamericana o europea tienen alguna referencia con los barbudos de la Revolución Cubana para quienes dejarse la barba fue símbolo de rebeldía contra el establishmen y del anticapitalismo.

Es curioso ver las fotografías de los jóvenes Fidel Castro y Ernesto Che Guevara a su paso por México, en los años prerrevolucionarios cuando lucían bigote en lugar de barba, siguiendo los cánones varoniles que en ese entonces dictaban los intérpretes de música mexicana más exitosos, como Pedro Infante, Luis Aguilar y Javier Solís.

Cuba, visión del futuro
El Siglo XXI plantea a Cuba un futuro por desarrollar. Ya sin el Comandante Fidel al frente de la isla, Cuba no tiene alternativa que modernizar sus estructuras políticas, económicas y sociales.

Su integración a la nueva sociedad será todo un reto para quienes estén en lo subsecuente al frente del gobierno caribeño porque registra muchos atrasos en relación con la actualidad mundial.

Tal vez, uno de los caminos a seguir sería China, gobierno que en el discurso se mantiene socialista con la visión maoísta, pero en la realidad es una economía capitalista al más puro estilo que la ha convertido en una de las hegemonías actuales del capitalismo más desarrollado.

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