Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola
Datos comprobados

Estados Unidos, 31 de octubre de 2020.- Las ventas de agua embotellada se han disparado desde 2010, principalmente por quienes las eligen como una alternativa más saludable a los refrescos. En Estados Unidos, se consumieron 14.4 mil millones de galones de agua embotellada en 2019, un 3.6% más que en 2018. Durante este período, el consumo per cápita aumentó 3.1%, y llegó a 43.7 galones por persona en 2019.

En 2016, las ventas de agua embotellada superaron, por primera vez, a las sodas y así ha seguido desde entonces. Aunque elegir agua en lugar de bebidas azucaradas como las sodas es una opción inteligente para la salud, los consumidores preocupados por su salud consumen agua embotellada creyendo que es la mejor y fuente más pura de agua.

Muchas veces, cuando elige agua embotellada, paga una prima y se expone a sustancias químicas tóxicas, incluyendo metales pesados y sustancias químicas fluoradas conocidas como sustancias químicas polifluoroalquilo o perfluoroalquilo (Pfas), que incluyen Pfoa y Pfos. Si está preocupado por su salud, filtre su propia agua en casa y vacíela en un recipiente portátil reutilizable que no sea de plástico. Es una opción mejor y más económica, para su salud y el medio ambiente.

Todavía se encuentran sustancias químicas tóxicas en el agua embotellada
La pureza del agua embotellada ha estado en duda desde el 2009, cuando el Grupo de Trabajo Ambiental (EWG) publicó una Tarjeta de puntuación de agua embotellada que demuestra que la mayoría de las marcas no revelaron los contaminantes en su agua. Una encuesta de seguimiento en 2011 demostró que el 18% de las aguas embotelladas no reveló de dónde provenía el agua, mientras que el 32% no dio información sobre el tratamiento o la pureza del agua.

Mientras tanto, en 2008, el EWG reveló que 10 marcas populares de agua embotellada contenían 38 contaminantes, desde medicamentos de venta libre hasta productos químicos industriales, algunos a niveles similares de los que se encuentran en el agua del grifo. La situación no ha mejorado desde entonces, y si compra agua embotellada porque cree que es pura, es muy probable que esté equivocado.

En 2020, Consumer Reports analizó 47 marcas de agua embotellada, incluyendo las variedades carbonatadas y no carbonatadas, en busca de metales pesados (arsénico, cadmio, plomo y mercurio) y 30 Pfas químicos. Entre el agua no carbonatada, los niveles de metales pesados estuvieron por debajo de casi todos los límites de seguridad federales, menos en uno. El agua de manantial Starkey de Whole Foods contenía niveles de arsénico de 9.53 partes por mil millones (ppb); el límite federal es de 10 ppb, mientras que Consumer Reports recomienda 3 ppb o menos.

Se encontraron niveles detectables de Pfas en la mayoría de las aguas no carbonatadas analizadas, y Tourmaline Spring y Deer Parktenían niveles superiores a 1 parte por billón. Todas las marcas de agua carbonatada analizadas estaban por debajo de los límites legales para metales pesados, pero las Pfas fueron otra historia. Todas las marcas (menos una) tenían niveles detectables de Pfas y 7 marcas tenían niveles de Pfas superiores a 1 ppt. Topo Chico, una marca de moda de agua mineral con gas, tuvo los niveles más altos de Pfas, con 9.76 ppt. En respuesta a Consumer Reports, la compañía dijo que «continuaría haciendo mejoras para lograr estándares más estrictos en el futuro».

Los límites de Pfas en el agua embotellada son voluntarios
Aunque se desconoce por qué los niveles de Pfas podrían ser altos en el agua carbonatada, es posible que el proceso de carbonatación desempeñe un papel importante, que la fuente de agua esté contaminada o que el tratamiento no elimine los químicos tóxicos de manera efectiva.

Sin embargo, el gobierno de los Estados Unidos no ha establecido límites exigibles para los Pfas en el agua potable, por lo que cualquier intento para eliminarlas es voluntario. De acuerdo con Consumer Reports: “El gobierno federal ha emitido solo una guía voluntaria para los Pfas y dijo que las cantidades combinadas de los dos compuestos específicos de Pfas deberían ser inferiores a 70 partes por billón. Algunos estados han establecido límites más bajos, de 12 a 20 ppt, según American Water Works, un grupo de la industria.

La Asociación Internacional de Agua Embotellada, dice que apoya los límites federales de los Pfas y que el agua embotellada debe tener niveles por debajo de 5 ppt para un solo compuesto y 10 ppt para más de uno. Algunos expertos dicen que el límite de los niveles totales de Pfas debería ser incluso más bajo, 1 ppt”.

Los PFAS alguna vez se conocieron como fluorocarbonos. Aunque las siglas pueden ser un poco confusas, lo importante recordar es que estas sustancias químicas (Ptfe, Pfas, Pfoa, Pfos y PFC) son tóxicas para su salud, aunque la mayoría de las empresas dejaron de fabricar Pfoa y Pfos a medida que descubrieron sus graves riesgos para el medio ambiente y la salud, los productos químicos son persistentes en el medio ambiente, por lo que, a menudo, se denominan productos químicos «eternos».

De acuerdo con la U.S. Department of Health and Human Services’ Agency for Toxic Substances and Disease Registry, no se descomponen en el agua ni en el suelo y pueden viajar a grandes distancias por el viento o la lluvia.

Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos sugieren que los Pfas están en la sangre de más del 98% de las personas en Estados Unidos, y que el Pfoa ya es objeto de, al menos, 3,500 demandas por lesiones personales contra DuPont. Una mujer que desarrolló cáncer de riñón después de beber agua contaminada con Pfoa recibió 1.6 millones de dólares por daños. Además, en mayo de 2015, más de 200 científicos de 40 países firmaron la Declaración de Madrid, que advierte sobre los daños de las sustancias químicas Pfas y documenta los siguientes efectos potenciales de la exposición:

• Toxicidad hepática
• Interrumpe el metabolismo de los lípidos y el sistema inmunológico y endocrino
• Efectos neuroconductuales adversos
• Toxicidad neonatal y muerte
• Tumores en múltiples sistemas de órganos
• Cánceres de testículo y riñón
• Disfunción hepática
• Hipotiroidismo
• Colesterol alto
• Colitis ulcerosa
• Bajo tamaño y peso al nacer
• Obesidad
• Mala respuesta inmunológica a las vacunas
• Niveles hormonales bajos y pubertad retrasada

Cuando se trata de Pfas, no solo el agua embotellada tiene problemas: de acuerdo con un estudio de Harvard realizado en 2016, 16.5 millones de personas en Estados Unidos tienen niveles detectables de, al menos, un tipo de Pfas en el agua potable que beben, y alrededor de 6 millones de personas en Estados Unidos beben agua que contiene Pfas en o por encima del nivel de seguridad de la EPA.

Microplásticos comunes en el agua embotellada
Beber agua embotellada también podría exponerlo a partículas de microplásticos, que se han infiltrado en las vías fluviales de todo el mundo. «Los plásticos se convierten en microplásticos y después en nanoplásticos, pero todos son plásticos, solo que de tamaño cada vez más pequeño, lo que les permite ser ingeridos más fácil y tal vez cruzar el tracto gastrointestinal para ser transportados a través de un organismo vivo», escribieron los investigadores en Frontiers in Chemistry, al referirse al tamaño cada vez más pequeño al que se degradan los plásticos en el medio ambiente.

En 2018, investigadores del departamento de química de la Universidad Estatal de Nueva York en Fredonia compraron 11 marcas de agua embotellada de 19 localidades en nueve países diferentes. Analizaron 259 botellas de agua y el 93% estaban contaminadas con microplásticos. “Se descubrió un promedio de 10.4 partículas de microplásticos> 100 um de tamaño por litro de agua embotellada procesada”, señalaron, aunque en algunos casos se detectaron más de 10,000 partículas de microplásticos por litro. Se descubrió que las microfibras, un tipo de microplástico, eran el tipo predominante de microplástico que se encuentra en las muestras de cerveza, agua del grifo y sal marina.

«De acuerdo con las pautas del consumidor, nuestros resultados indican que una persona promedio consume más de 5,800 partículas de desechos sintéticos de estas tres fuentes al año, y la mayoría proviene del agua del grifo (88%)», según los investigadores de Plos One. Si se tiene en cuenta que el agua embotellada podría ser, en algunos casos, agua del grifo, hablamos de una preocupación muy importante.

Se desconocen los riesgos para la salud que plantea el consumo de estas pequeñas partículas de plástico, pero se sabe que los microplásticos podrían actuar como esponjas para contaminantes, incluyendo metales pesados, contaminantes orgánicos persistentes, bifenilos policlorados (PCB), patógenos, o podrían causar daño a nivel celular o subcelular.

Además, Frederick vom Saal, un distinguido profesor emérito de ciencias biológicas de la Universidad de Missouri, dijo para Time: “En modelos animales y en estudios epidemiológicos en humanos, tenemos una correlación entre la exposición al plástico y los peligros conocidos para la salud que están implicados en la epidemia de obesidad y en otras enfermedades metabólicas como la diabetes y las enfermedades cardíacas, así como el cáncer, problemas reproductivos y neuronales como el trastorno por déficit de atención. Si observa la tendencia de las enfermedades no transmisibles en todo el mundo, notará que existe una correlación entre la exposición a estos contaminantes [plásticos]».

Altas temperaturas podrían empeorar la calidad de agua embotellada
Si su agua embotellada estuvo en un automóvil a altas temperaturas o en una instalación de almacenamiento, la transferencia de contaminantes químicos del plástico al agua se podría acelerar y eso incrementar los riesgos para la salud. Por ejemplo, se sabe que el antimonio, una sustancia química tóxica que se utiliza para fabricar plásticos de tereftalato de polietileno (PET) para las botellas de agua, se filtra en el agua, y un estudio descubrió que almacenar las botellas a temperaturas altas aumentaba la cantidad de filtración.

En especial, después de permanecer a temperaturas de 150 grados F durante 38 días, el agua embotellada tenía niveles de antimonio por encima de las recomendaciones federales. “Las temperaturas de verano dentro de los automóviles, garajes y áreas de almacenamiento cerradas pueden exceder los 65 ° C (149 grados F) en Arizona y, por lo tanto, podrían promover la filtración de antimonio de las aguas embotelladas en PET”, señalaron los investigadores.

Julia Taylor, científica que investigó el plástico en la Universidad de Missouri, dijo para National Geographic: «Como regla general, el calor sí ayuda a romper los enlaces químicos en los plásticos como en las botellas de plástico, y esos químicos pueden trasladarse a las bebidas que contienen». Una solución es elegir el agua que se vende en botellas de vidrio, pero existe una solución mejor para limpiar el agua potable.

Filtre su agua y haga su propia agua carbonatada
Es imposible confiar en el agua embotellada comercial, en términos de contaminantes y por el empaque de plástico en el que viene. La existencia de productos químicos como los Pfas, que no tienen sabor ni olor, y otros en el agua potable es la razón por la cual recomiendo que todas las personas filtren el agua con un sistema de carbono de alta calidad.

A menos que pueda verificar la pureza de su agua, para estar seguro de que obtiene el agua más pura posible, filtre el agua tanto en el punto de entrada como en el punto de uso. Luego, vacíe el agua filtrada en una botella reutilizable de vidrio o metal para que la tenga disponible cuando la necesite. Incluso, con opciones como SodaStream, puede usar agua del grifo filtrada para hacer su propia agua carbonatada en casa. Esta es una solución más económica y amigable con el medio ambiente que protegerá su salud.

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