Refugiados ambientales, problema de ingente resolución frente cambio climático

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Todavía está muy fresca en la memoria de millones de habitantes las imágenes difundidas por los medios de comunicación en los recientes años pasados que muestran a miles de personas (hombres, mujeres y niños) cruzar el Mediterráneo y los distintos ríos que dividen a los países entre ricos y pobres.

Algunas de esas escenas son dramáticas, corresponden a pobladores que huyen de sus lugares de origen, generalmente de África subsahariana, el Medio Oriente o de las naciones situados al sur del Río Bravo, con la esperanza de alcanzar Europa occidental o Estados Unidos y, últimamente, Canadá.

Se trata de personas que huyen de sus países de origen por diversos motivos, por lo general, económicos o bélicos; algunos por persecución religiosa y otros más por factores diversos.

Pero muchos de ellos lo hacen por cuestiones medioambientales. Son los llamados “desplazados ambientales” que las cifras más conservadoras cuentan más de 25 millones en el mundo, que dejaron sus lugares de origen, forzosamente, por sequías, desertificación, erosión de los suelos, accidentes industriales y otras causas medioambientales.

El deterioro ecológico (sequía, plagas, desastres naturales, accidentes industriales y nucleares, deforestación, calentamiento global y otras amenazas ambientales) acompaña a las hambrunas y a los conflictos armados que, además, tienen unas repercusiones medioambientales de enorme gravedad (bombardeos, destrucción de cosechas, utilización de armas químicas, etc.).

El impacto humano en el medio ambiente está agravando la intensidad de los desastres naturales y son los países menos desarrollados los que más sufren las consecuencias. Un estudio de la ONU de 1998 estimó que el 96% de las muertes causadas por desastres ocurren en el 66% de la población de los países más pobres del mundo. “Combatir la pobreza es el mejor medio para reducir el número de cadáveres que habrá que sacar de entre los escombros, el barro, las crecidas o la sequía. Todos estos factores han propiciado la aparición de una nueva categoría de población desplazada, a la que se la conoce como refugiados ambientales”, indican estudios diversos que abordan este problema mundial.

Hoy, en el primer día del Segundo Encuentro Nacional de Respuestas al Cambio Climático, que se celebra en la Ciudad de México, los refugiados ambientales fue un tema que estuvo en la mesa de las discusiones.

El subsecretario de Planeación y Política Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Rodolfo Lacy, señaló que, de acuerdo con reportes de la Organización Mundial de la Salud, el cambio climático ha provocado la muerte de personas no sólo a través de desastres naturales, sino por procesos biológicos que causan muertes asociadas en enfermedades en zonas donde no había. Además, ha aumentado la cantidad de “refugiados climáticos”, es decir, personas que han tenido que emigrar debido a los impactos que ha tenido el cambio climático en sus comunidades o han tenido que rehacer sus viviendas adaptándolas a nuevas formas de construcción.

Esa es otra de las muchas manifestaciones cotidianas del cambio climático y los estragos que causa entre la población. “Estamos viviendo un momento histórico y somos parte de la construcción de un régimen climático internacional”, señaló Norma Munguía, directora general de temas globales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) durante su participación en este evento, organizado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (Inecc).

Cambio climático y derechos humanos
Luis Raúl González Pérez, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (Cndh), subrayó que el impacto adverso del cambio climático incluye una mayor frecuencia de fenómenos hidrometeorológicos extremos lo que amenaza directa e indirectamente a una serie de derechos humanos como la vida, la alimentación, la salud, la vivienda, el desarrollo y otros aspectos, por lo que es un compromiso que compete a una corresponsabilidad de las naciones.

Señaló tres aspectos que se vinculan con el tema de cambio climático: “Tiene implicaciones para toda la gama de derechos, en particular para las personas en situación de pobreza, marginación y vulnerabilidad; la falta de integración de los derechos humanos en las acciones para la mitigación y adaptación al cambio climático puede menoscabar los derechos de las personas; y la integración de los derechos humanos en las políticas de cambio climático puede mejorar la efectividad y dar como resultado beneficios para las personas y para el planeta”.

Leticia Bonifaz, directora general de Estudios, Promoción y Desarrollo de los Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, añadió que se debe poner atención a la capacidad de los municipios para el cumplimiento de las obligaciones jurídicas, por lo que se tiene que ver de qué manera se puedan cumplir, ya que apenas pueden con sus recursos: “Lo que hace falta es ver de qué manera actuamos localmente ante problemas específicos”.

En este sentido, María Amparo Martínez, directora general del Inecc, remarcó que contar con sistemas de alertas tempranas debe ser un derecho humano de las comunidades “Tiene que haber la reflexión en cómo disminuir las brechas de desigualdad, cómo avanzar hacia unos tratados efectivos y que sean justos también”.

Expositores presentan posibles soluciones para reducir emisiones y proyectos integrales ante los efectos del cambio climático
Con el objetivo de mostrar al público general los avances de las instituciones que integran al sector ambiental, educativo, científico y tecnológico, hoy inició el espacio de exposición de los proyectos que acompañan al Inecc en este encuentro de respuestas al cambio climático.

El espacio busca mostrar los avances en materia de ciencia, tecnología e innovación aplicadas al cambio climático. Algunos proyectos buscan contribuir en la reducción de emisiones a través de dispositivos tecnológicos que aprovechan el rendimiento de los vehículos automotores y con la adaptación de tecnologías de uso cotidiano que potencializan el rendimiento de los recursos como agua, energía eléctrica y disposición de residuos.

Las instituciones de educación superior presentes en la exposición como la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional comparten sus experiencias en el desarrollo de tecnologías, resultado de la colaboración entre alumnos que ya forman parte de proyectos con potencial para reproducirse en serie.

Algunas de las tecnologías para el monitoreo de la calidad del aire e identificación de contaminantes, así como iniciativas para la cuantificación y neutralización de emisiones basados en el cálculo de la huella de carbono están presentes en este espacio y disponibles para que los asistentes puedan entender su aplicación.

Entre las instituciones que participan en la feria de expositores también se encuentran la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (Inin), el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través de sus diferentes institutos.

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