Washington, D. C., 17 de diciembre de2022.- Hace 12 años, una poderosa tormenta causada por el fenómeno La Niña provocó lluvias torrenciales en Colombia. Las enormes inundaciones y los fuertes deslizamientos de tierra causaron cientos de muertes. La capital del país, Bogotá, experimentó una de las peores emergencias en su historia cuando el río homónimo, el Bogotá, se desbordó y anegó las llanuras inundables adyacentes. El agua, mezclada con líquidos cloacales, residuos y escombros, inundó tierras agrícolas, viviendas y escuelas.
Tras el desastre, la autoridad ambiental de la región de Bogotá inició un plan para reducir las inundaciones y limpiar el río contaminado. Para ello, se requería una combinación de obras de infraestructura para control de inundaciones, la ampliación del tratamiento de aguas residuales y soluciones basadas en la naturaleza, un enfoque cada vez más utilizado que, como su nombre lo indica, busca soluciones en la naturaleza.
Mediante un proyecto respaldado por el Banco Mundial se reconvirtieron 165 hectáreas de zonas multifuncionales a lo largo de la orilla del río Bogotá para dar espacio a que el agua de las crecidas fluyera a través de la ciudad sin poner en riesgo a la población o la infraestructura. Como resultado, se redujo el riesgo de inundación para 1.2 millones de personas, entre ellas, 124 familias que vivían en la ribera del río y se reasentaron fuera de la zona de inundaciones.
Asimismo, ahora se observan zonas inundables cubiertas de vegetación que conectan hidrológicamente el río con humedales que solían ser extensos y, desde 1950, disminuyeron su superficie de 50,000 hectáreas a apenas 1,000 en la actualidad. Sin embargo, hay esperanza de que los humedales se recuperen gradualmente y vuelvan a ofrecer protección a la ciudad.
Soluciones basadas en la naturaleza: una forma eficaz en función de los costos de promover resiliencia y biodiversidad
Ciudades como Bogotá están optando cada vez más por soluciones basadas en la naturaleza para aumentar su resiliencia frente al cambio climático. También conocidos como infraestructura basada en la naturaleza o infraestructura verde, estos sistemas naturales proporcionan servicios de importancia crítica. Por ejemplo, los humedales reducen las inundaciones y los manglares atenúan el impacto de las olas y las marejadas. Las soluciones basadas en la naturaleza también fomentan la biodiversidad y pueden resultar particularmente efectivas cuando complementan obras de infraestructura “gris” construidas con cemento, acero u otros materiales fabricados por el hombre.
Colombia no es el único país que enfrenta un creciente número de desastres naturales. En las dos últimas décadas, estos han afectado a más de 4,000 millones de personas, han provocado la muerte de más de 1 millón y han ocasionado pérdidas económicas por un valor aproximado de USD 2.9 billones. La degradación de las cuencas hidrográficas ha afectado el agua potable que consumen más de 700 millones de personas, con un costo para las ciudades en su conjunto de USD 5,400 millones en tratamiento de las aguas, mientras que las sequías afectan, en promedio, a unos 35 millones de personas al año.
Desde 2012, el Banco Mundial ha integrado soluciones basadas en la naturaleza en más de 100 proyectos en 60 países de 4 continentes. Estas soluciones también son fundamentales para la adaptación al cambio climático y la generación de resiliencia en paisajes y comunidades. Se están empleando soluciones basadas en la naturaleza para contribuir a la gestión del riesgo de desastres y reducir la incidencia y el impacto de las inundaciones, los aludes de lodo y otros desastres. Constituyen formas eficaces en función de los costos de combatir el cambio climático y, al mismo tiempo, abordar la biodiversidad y la degradación de la tierra: se pueden enfrentar varios problemas a la vez.
Desde 2012, el Banco Mundial ha integrado soluciones basadas en la naturaleza en más de 100 proyectos en 60 países de 4 continentes.
Beira, en Mozambique, es otra ciudad donde un río degradado agravó el riesgo de inundaciones para una comunidad vulnerable. Como respuesta, con el apoyo de asociados para el desarrollo y, en particular, de la operación Ciudades y Cambio Climático, financiada por el Banco Mundial, las autoridades de Beira combinaron infraestructura gris y verde para sanear el río Chiveve y mejorar la situación de las personas que viven en sus proximidades.
El Chiveve, de 3.5 kilómetros de largo, es un río de marea que fluye desde el puerto pesquero y atraviesa el distrito comercial central y algunos de los vecindarios más pobres de la ciudad. Sin embargo, el río había quedado separado del flujo natural de las mareas, ahogado por desechos y contaminado por materia fecal. Los elementos naturales que alivian las inundaciones, como los manglares y la vegetación nativa, estaban gravemente degradados.
La recuperación del Chiveve comenzó con el restablecimiento de los manglares por parte de la comunidad y un proyecto de infraestructura tradicional destinado a ampliar el cauce de marea del río para retener un mayor volumen de aguas pluviales y a construir una salida controlable para regular el ingreso y el egreso de las corrientes. Mediante la infraestructura verde se creó un parque costero multifuncional de 17 hectáreas con sendas peatonales, sitios para eventos, un mercado, quioscos y otras zonas para uso de la comunidad.
En la ciudad costera de Colombo, una red revitalizada de humedales urbanos cumple una función esencial en la reducción de las inundaciones. Los humedales absorben el agua de las crecidas y la liberan de manera segura cuando el agua se retira y actúan a la par de obras de infraestructura física, como estaciones de bombeo y túneles subterráneos para proteger la ciudad. También funcionan como acondicionadores de aire naturales, purificadores del agua y del aire, sumideros de carbono, refugios para la agricultura y cobijos para la biodiversidad.
Alrededor del 40% de los humedales de Colombo se perdieron debido a la urbanización en las últimas décadas, pero dos grandes inundaciones que se produjeron en 2010 pusieron de relieve la necesidad de restablecerlos. El Proyecto de Desarrollo Urbano de la Zona Metropolitana de Colombo, respaldado por el Banco Mundial, dio origen a un diálogo técnico y sobre políticas que tuvo como corolario la preservación de los humedales que aún quedaban en Colombo y su integración en la ciudad, lo que otorgó a Colombo reconocimiento internacional como la primera capital en ser acreditada ciudad de humedal en el marco de la Convención de Ramsar sobre los Humedales.
Los humedales de Colombo conforman una red rebosante de ecosistemas entre torres de oficinas, edificios coloniales, templos y minaretes. La expansión de casi 20 kilómetros cuadrados de lagos de agua dulce, bosques húmedos, pastizales húmedos y pantanos alberga ahora flores de loto rosado, mariposas moteadas y el esquivo gato pescador. El objetivo del proyecto trasciende la prevención de inundaciones para devolver a los humedales y los parques urbanos su papel central en la vida de la ciudad.
Más allá de las mejoras del núcleo urbano, proyectos como estos de Sri Lanka, Mozambique y Colombia ofrecen beneficios económicos más generalizados, al tiempo que se ajustan a los objetivos de limitar las emisiones que contribuyen al cambio climático. Dado que alivian el riesgo de desastres de manera eficaz en función de los costos y fortalecen o rehabilitan ecosistemas, los programas de soluciones basadas en la naturaleza pueden brindar otros beneficios, como favorecer la agricultura y la pesca, mejorar los servicios de abastecimiento de agua y ofrecer oportunidades de aumentar el turismo, la recreación y el acceso al patrimonio cultural, que propician el bienestar económico y humano.
Al abordar el cambio climático, mejorar las vidas de los más vulnerables e intensificar el desarrollo económico, las soluciones basadas en la naturaleza benefician por igual a las personas y el planeta.
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