El turón patinegro tiene problemas: sólo quedan 300 en todo el mundo, pero los biólogos del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos han preparado algo que puede parecer una locura para salvar a este animal. Si la idea funciona, también podría beneficiar a otras poblaciones en peligro.
El plan combina drones, chocolate y perritos de las praderas. Todo en una apuesta para evitar la difusión de una enfermedad bacteriana llamada peste silvestre que afecta a algunos animales en las llanuras centrales de Estados Unidos.
Funcionaría de la siguiente manera:
Salva al perrito de la pradera, salva al hurón
Al vacunar a los perritos de las praderas contra la peste silvestre, los funcionarios mantienen la fuente de alimentos y refugio más importante de los hurones. Los perritos de la pradera son roedores que viven en grandes grupos familiares, en madrigueras bajo la tierra.
A los perritos de la pradera les encanta el chocolate.
¿A quién no le gusta el chocolate? Los científicos en Montana han diseñado el sistema de entrega perfecto: los dulces M&M —pequeños discos de chocolate recubierto con azúcar— untados con mantequilla de maní rociada con la vacuna. ¡Deliciosos!
Drones al rescate
Con navegación por GPS, un dron comercial modificado puede lanzar caramelos ordenadamente y en múltiples direcciones y cubrir el terreno unas 70 veces más rápido que una persona. “Lanzamos la vacuna desde una bolsa mientras caminamos, pero es algo muy difícil cuando hay que cubrir miles de acres”, dijo Randy Machett, del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos.
Los drones han demostrado ser útiles para rastrear la pesca ilegal y controlar poblaciones de orangutanes y elefantes.
El turón patinegro, miembro de la familia de la comadreja, es la única especie de hurones oriunda en las Américas. Se creía extinta, pero en la década de 1980 se redescubrió una pequeña población en Wyoming. Estos hurones se convirtieron en la base de un programa exitoso de reproducción en cautividad y reintroducción que continúa hoy día.