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Imagínate que todo el dióxido de carbono emitido por las chimeneas industriales y los motores de los vehículos pudiera ser utilizado para construir rascacielos en lugar de contaminar el aire. Podría llegar a ser realidad si un nuevo procedimiento se generaliza.

Los científicos están convirtiendo en filamentos de carbono el dióxido de carbono (CO2), un gas de efecto invernadero que contribuye al cambio climático. Los filamentos son nanofibras y podrían convertirse en los fundamentos del futuro.

Un nanotubo de carbono extraído del dióxido de carbono puede ser visto a la izquierda; los filamentos de nanofibras con puntos brillantes de la formación del nanotubo de carbono, a la derecha.

Stuart Licht, científico principal en un equipo de la Universidad George Washington que investiga este proceso, considera que fabricar con aire ligero un material fuerte y duradero puede en última instancia adquirir valor comercial.

Su equipo halló que las nanofibras de carbono son superiores al acero en fuerza, flexibilidad y conductividad. Eso las hace útiles para muchas aplicaciones, desde baterías y productos electrónicos hasta materiales livianos y muy resistentes que se usan en edificios, aeronaves, automóviles y equipamiento atlético.

¿Puede lo más ecológico ser más barato?
Licht presentó en 2015 las conclusiones de su equipo. Desde entonces, este descubrió que esas nanofibras pueden transformarse en una formación aún más fuerte: nanotubos de carbono. Un estudio reciente muestra que el gas CO2 de las plantas energéticas de gas natural pueden ser “extraídas y convertidas en nanotubos de carbono de manera económica”, dijo Licht.

Los fabricantes de automóviles ya usan fibras de carbono en lugar de acero para aligerar el peso de los vehículos. Pero la fabricación de la fibra de carbono es cara y requiere costosos materiales primarios, consumo de energía y equipos. El acero y el aluminio pueden ser más baratos de fabricar.

Pero, si el carbono puede ser efectivamente cosechado de las abundantes cantidades de CO2 en la atmósfera, el precio de la construcción de fibras de carbono bajaría y Licht dice que hay compañías que ya han expresado interés.

Un nuevo proceso utiliza energía solar
Licht considera que el proceso puede realizarse a una escala que reduciría enormemente la cantidad de las emisiones dañinas de CO2 causadas por la actividad humana.

El científico ambientalista Martin Stute, que participó en la novedosa investigación para capturar el CO2 en piedra, comentó que el actual estado de la investigación para la nanofibra de carbono es alentador. “Hay esperanza de que las nanofibras de carbono puedan reemplazar al acero y el aluminio en la construcción de edificios”.

¿Qué pasa después? El grupo de investigación de Licht es uno de los equipos que compiten por el premio Carbon Xprize, que pretende impulsar las tecnologías innovadoras que reducen el impacto del cambio climático al convertir el CO2 en productos con valor comercial.

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