Revive el amaranto para el Día de Muertos

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Ciudad de México, 31 de octubre de 2020.- Presente en nuestros rituales prehispánicos, el amaranto ahora revive para festejar el Día de Muertos, mencionó el antropólogo Eduardo Merlo, en el webinar, realizado por Fundación Herdez: Amaranto, ¡para todos hay!

Por ejemplo, explicó el antropólogo, todos aquellos que murieron de frío, arrastrados por el agua, por enfermedades pulmonares o se ahogaron, fueron a vivir en el Tlalocan que es el paraíso regido por Tláloc, señor de la lluvia. Ahí, entre las vastas flores, el amaranto resalta en sus múltiples colores que van del rojo al verde intenso. Así, el 29 de octubre “el dios de la lluvia le permite a los muertos que viven en su paraíso bajar para visitar a sus deudos, quienes los aguardan con un sinfín de platillos, entre los que debe haber amaranto”, reveló.

La relación del amaranto con esta fiesta se remonta al mismísimo inicio de ella, según los relatos prehispánicos los dioses habían decidido no crear más humanos, así que Quetzalcóatl sacó los huesos de los muertos del área de descanso y los regó con su sangre, entonces los esqueletos que habían sido robados del inframundo dieron lugar a una nueva humanidad, en la cual, el color rojo guarda un lugar muy especial. “El amaranto está unido a la gran celebración de los muertos. Incluso, había lugares que estaban rodeados por cultivos de amaranto para enfatizar la importancia del sacrificio”, dijo Merlo, durante la transmisión web del 29 de octubre, que puede verse en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=_uFio1xBFfo

Durante la conferencia en línea, el chef Raúl Traslosheros señaló que los sacerdotes en la época colonial trataron de quitarle al amaranto el valor que tenía para la cultura mexica, estas acciones derivaron en la pérdida de muchas de las recetas prehispánicas. “Sin esas piezas de la historia -comenta el chef- no conocemos todo lo que se puede hacer con él, ni lo aprovechamos al máximo”.

Más que una semilla, es un quelite y se puede mezclar con lo nuevo y lo viejo; hay amarantos para todos los gustos, pues es una planta que nosotros podemos mezclar de muchas formas. Así, el libro publicado también por Fundación Herdez, titulado Amaranto, comida cotidiana y ritual, plantea abrirle los ojos a los mexicanos a través de sus recetas, “pues lo que no se conoce, no se valora. Si nosotros no jugamos con el amaranto podría estar en peligro de perderse. Es el trabajo de las nuevas generaciones darle futuro”, enfatizó Raúl Trasloheros.

Por su parte, Cristina Mapes Sánchez, investigadora del Instituto de Biología de la Unam, ahondó en el significado de la alegría: el producto hecho de amaranto más popular entre los mexicanos. Su significado, se cree que proviene de la forma en la que se extrae de la planta. Al tostarlo, el amaranto “brinca”, pareciera que es de felicidad, de ahí el nombre de alegría -comentó la investigadora-. La otra idea, plantea que a Fray Martín de Valencia se le ocurrió mezclar la semilla con miel, esta mezcla le pareció a los indígenas tan sabrosa que comenzaron a bailar y a cantar de alegría, surgiendo así la leyenda en torno al nombre de esta golosina.

El amaranto tiene, al menos, 7 mil años de tradición en América, aunque su cultivo o domesticación haya sido un poco más tardío, desde ese entonces constituía para los antiguos habitantes de este país un alimento tan importante como el maíz, frijol y calabaza; estos policultivos que hoy solo se conservan en las zonas habitadas por indígenas de la zona de Opopeo, Michoacán; incluso, en algunos sitios se observan razas de amaranto que no existen en ningún otro lugar, concluyó Mapes Sánchez.

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