A pesar de los promedios más o menos buenos en seguridad alimentaria, en México existen aún graves deficiencias por atender, sobre todo, en los grupos más vulnerables, como son los niños, mujeres y comunidades indígenas en situación de pobreza.

La mayor parte de los ingresos de las familias campesinas de nuestro país vienen de actividades no agrícolas, porque “hoy en día, México enfrenta una nueva ruralidad que no existía hace 20 o 30 años (…) Con la evidencia que se tiene, ya no se puede pensar únicamente que la problemática del campo mexicano se va a solucionar solamente con políticas públicas de agricultura”, señaló Cassio Luiselli Fernández, durante la conferencia “Producción agropecuaria y satisfacción de necesidades alimentarias en México rumbo al 2030”, que se llevó a cabo en el Centro Tepoztlán, Víctor L. Urquidi A. C.

Añadió que otro fenómeno que urge atender es el “avejentamiento clarísimo del mundo campesino y una feminización muy penalizadora en la mujer, que tiene que trabajar las tareas del campo y de la familia mientras el señor está ‘del otro lado’ y a la mejor ya hizo una familia por allá (Estados Unidos) o en la ciudad”.

El tema demográfico, junto con una migración pendular, hace que se difuminen poco a poco las diferencias entre el mundo urbano y el rural, porque la gente se está moviendo constantemente y la migración ya no es la misma, explicó el miembro del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

México, un país de granos
La importación de granos en México es muy alta: 90 por ciento en soya y alrededor del 80 por ciento en maíz, arroz y trigo.

El exsubsecretario de Fomento y Normatividad Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dijo que, a su juicio, hay un cambio en el patrón de cultivo, donde existe un abandono total de la soya y de ciertas oleaginosas.

“Se tiene que entender que hay una economía abierta donde el gobierno ya no toma ciertas decisiones y también los productores pueden recurrir al mercado externo. Todos estos aspectos deben ser tomados en cuenta, porque el diseño de la política pública tiene que dar cuenta de las restricciones que se tienen en una economía abierta”.

Sin embargo, a nivel mundial, México es el primer productor de aguacate y los berries se empiezan a posicionar de una manera notable, destacó Luiselli, quien ha sido condecorado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La plática “Producción agropecuaria y satisfacción de necesidades alimentarias en México rumbo al 2030”, forma parte del proyecto Hacia una nueva estrategia de desarrollo sostenible e incluyente de México 2030, promovido y organizado por el Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi A.C., con el apoyo de El Colegio de México y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

Anuncio

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí