En los últimos años, las ferias campesinas y los productos orgánicos han adquirido mayor protagonismo -al menos en Europa- frente al comercio globalizado en las grandes cadenas comerciales. Expertos de Italia y México discutieron sobre las claves para comercializar los productos orgánicos generados de la agricultura familiar.
“La gente en Europa está cansada de un producto anónimo y sin origen, pues 4 de cada 10 consumidores asisten a las ferias campesinas para obtener productos orgánicos, lo cual abre la puerta al mercado familiar”, explicó Paola Saini, representante de la Cooperativa Alce Negro, que engloba diferentes sectores, mil 600 asociaciones y cuenta con un portafolio de más de 300 productos que se distribuyen en Europa.
Este tipo de agricultura nace para hacerle frente a un mercado cada vez más competitivo y congrega -como su nombre lo dice- a las familias. “La clave de la modalidad familiar es mantener una estructura cooperativa pues sola no puede introducirse a la competencia internacional porque produce menos volúmenes y los costos individuales de cada producto son superiores”, dijo.
Añadió que es indispensable contar con las certificaciones de los productos, que respaldan su calidad y le agregan valor.
En el Coloquio entre México e Italia Agricultura familiar: Cambio Climático, biodiversidad e innovación en las cadenas de valor que se llevó a cabo en el Instituto Italiano de Cultura, Jesús Manuel Aldrete Terrazas, director ejecutivo del Consorcio Chiclero Chicza, resaltó que “la fuerza de los productos orgánicos frente a la globalización es la identidad del producto en sí, por ello es fundamental no fraccionarla”.
Relató que hace 22 años, 42 empresas de Yucatán y Campeche se unieron para crear una empresa de carácter global e impulsar el chicle Chicza, un producto elaborado de la resina de látex del chico zapote, un árbol que llega a vivir hasta 400 años y crece principalmente en la selva maya.
Desde la época prehispánica, se obtiene el producto chicloso de este árbol. “Es por ello que, en los últimos años, buscamos la certificación de denominación de origen para fortalecer aún más la identidad del producto”, recordó Aldrete.
El coloquio fue organizado por la Embajada de Italia en México, la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.