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Algunos agricultores de Colombia han dejado de plantar la hoja de coca, que se utiliza para fabricar cocaína, y en su lugar se han dedicado a sembrar café.

Estos participan en uno de los varios proyectos del gobierno de Estados Unidos y las principales empresas cafeteras de Estados Unidos emprendidos con agricultores de México y partes de América Central y del Sur.

La razón es sencilla: las grandes empresas cafeteras de Estados Unidos necesitan un abastecimiento constante de granos de café y los agricultores dedicados al café en pequeña escala precisan un mercado sostenible para su producto. Los proyectos les permiten a esos países a aumentar la cantidad de puestos de trabajo estables en sus economías.

“Nuestra inversión al apoyar a los pequeños agricultores en el extranjero retorna como ayuda a la economía de Estados Unidos y crea empleo en Estados Unidos”, dijo Curt Reintsma, especialista de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), que dirige los esfuerzos de Estados Unidos en esos proyectos.

En Estados Unidos la industria del café aporta casi 1.7 millón de puestos de trabajo estadounidenses. Usaid presta apoyo a 25 millones de agricultores cafetaleros en 19 países alrededor del mundo.

He aquí algunos de esos proyectos:

Colombia
Con frecuencia los agricultores plantaban coca durante los 50 años del conflicto entre el gobierno colombiano y los rebeldes, que amenazaban la vida de los agricultores si dejaban de hacerlo. Ahora con el acuerdo de paz vigente en Colombia la corporación Starbucks y Usaid anunciaron recientemente un plan para proporcionar capacitación agrícola y nuevas tecnologías a 1,000 agricultores en zonas que ya no sufren conflictos. “Poder decir que vamos a dejar de plantar hojas de coca y producir café, es algo enorme”, dijo Alfredo Nuño, que dirige el Centro Starbucks de Apoyo al Agricultor, en Manizales (Colombia).

Starbucks también trabajará con el Banco Interamericano de Desarrollo en un programa de préstamos dirigido a mujeres dedicadas a la caficultura en pequeña escala.

Al asociarnos con organizaciones como Usaid y el Banco Interamericano de Desarrollo “podemos aun ser más intencionales en asegurarnos de que los hombres y mujeres jóvenes dispongan de mejor tecnología y asistencia financiera para crear un futuro para sus familias y las generaciones venideras”, dijo Kelly Goodejohn, de Starbucks.

Nicaragua y El Salvador
Alrededor de 6,000 caficultores en pequeña escala en Nicaragua y El Salvador están logrando ayuda para contrarrestar los efectos dañinos de la “roya del café”, una plaga de hongos que destruye los cultivos, por medio de una iniciativa de Usaid y la compañía J.M. Smucker, que tiene su sede en Ohio.

El proyecto, denominado “Proyecto mejor cosecha”, también brinda capacitación a los agricultores para la gestión de granjas y el acceso a préstamos.

Rebecca Ott, de J.M. Smucker, dijo que el proyecto permitió resolver la peor epidemia de la roya del café en la historia, ocurrida entre 2012 y 2014. El hongo redujo la producción de 2.2 millones de bolsas estadísticas de café (una bolsa estadística tiene casi 60 kilos de grano verde del café) y resultó en la pérdida de más de 450,000 empleos en la región de América Central.

“La falta de trabajo en países como Nicaragua y El Salvador crea mayores posibilidades de emigración a Estados Unidos, dado que la gente busca empleo”, indicó Ott.

Agregó que el proyecto mejora las cosechas en general. “Estos agricultores de múltiples generaciones han experimentado muchas situaciones agrícolas durante diferentes décadas”, dijo Ott. “El enfoque de colaboración para el aprendizaje aprovecha lo mejor de la tradición y de los nuevos criterios”.

De México a Perú
La Iniciativa para resistencia del caficultor (Coffee Farmer Resilience Initiative) también enfrentó la roya del café. Este esfuerzo de tres años, que terminó en septiembre de 2006, favoreció a más de 430,000 agricultores por todo México, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Perú.

La compañía Keurig Green Mountain Coffee, que tiene su sede en Vermont, se asoció con Usaid y Root Capital, un fondo sin fines de lucro dedicado a la inversión social, para conceder micropréstamos y capacitación en gestión financiera.

“Ya hemos ganado, porque, aunque tengamos que devolver el dinero, el conocimiento, mientras lo pongamos en práctica, ya es nuestro”, dijo Marisol, una participante de Honduras. “Eso se queda con nosotros y eso no es un préstamo”, expresó.

Colleen Popkin, de la empresa Keurig Green Mountain, manifestó: “nuestros éxitos y desafíos están ligados intrínsecamente. Cuando establecemos relaciones estrechas con los pequeños productores de café entendemos mejor las condiciones en el terreno y cómo podemos trabajar juntos para superar las barreras que ponen en riesgo el modo de vida del agricultor y las reservas de café”.

Conoce estas asociaciones en acción en el video a continuación:

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