Qué extraña sensación que, sin ser la primera, agita al ánimo con esa sonrisa
todavía en ciernes, ensayada, apenas bosquejada. Aún no sabemos cuál será tu canción preferida
ni el poema compañero y ya atendemos a las múltiples notas musicales
que desde hoy corren por tu mente.
Ya serán tuyas las elecciones y graduarás los aprecios, por mientras, duerme,
repite el sueño retozón de tu primer clamor fuera del acogedor vientre,
pronto encontraremos tiempo para reír con la broma sosa y alguna mirada cómplice
para ocultar la travesura.
Y es extraña esta sensación que sin ser la primera vez agita el ánimo al imaginar tu voz
y ya anticipar todo intento para evitar cualesquier asomo de llanto y, a la vez, saber
conscientemente que es un imposible.
Esperamos te guste el sonido y el frescor de la lluvia intempestiva o el turbión,
el aroma colorido de las flores, el viento suave al agitar tu cabellera, el paulatino amanecer
y la luz de la luna con su corona de estrellas que abrillantarán tu mirada poco antes de dormir
al escuchar el cuento predilecto con sus princesas, sus monstruos
y la figura impuesta a los que serán tus héroes.
Ojalá te dejemos algo con la pureza del azul celeste y el marino,
deseamos que los ríos por mirar recuperen su vigor y canto propio junto con el de las ranas
y los sapos para que tú elijas de entre el clamor de los pájaros
el compañero en el amanecer y de las alegrías en este espacio donde hoy eres ya vital.
¡Hola! para ti por primera vez. Buenos sean los días y las noches, los días nublados
y los soleados, las horas de ensimismamiento y las compartidas:
que el cariño sea tu asociado y la tranquilidad tu compañera inseparable,
que a tu ¡sí! lo respetemos y tu ¡no! no hiera, porque esa es tu libertad de elección
y derecho de equivocación.
Sean benditos todos tus días con sus afanes propios:
¡Bienvenida Emilia!