Marcianos

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“Si las tendencias a la escisión no fueran cualidades inherentes a la psique humana, absolutamente nunca se hubieran escindido los sistemas parciales; en otras palabras, jamás hubieran existido los dioses o espíritus.”

Carl Gustav Jung y Richard Wilhelm.
El secreto de la flor de oro, página 50.
Editorial Paidós, Barcelona, 1984.

El 20 de julio de 1969 cambió nuestra perspectiva del espacio íntimo y del externo. Con la planta de su bota marcada en la superficie lunar, Neil Armstrong acercó a la diosa para reubicar los temores. La serie de confirmaciones científicas y los aportes tecnológicos modificaron las visiones de los anticipadores y, a la vez, forjaron nuevas interrogantes en la evolución de la humanidad para refundir en un arcano distante la ancestral figuración de miedos perturbadores.[1]

 

“El marciano de Tassili, figura africana de hace unos siete mil años antes de nuestra era. Toma su nombre del desierto en Argelia.”[2] Empero, siglos antes de nombrarlas “marcianos”, las imágenes eran demonios, diablos, seres nefastos, malos consejeros para los humanos; exóticos en su farfulla eran (son) esencias de un más allá indeterminado e inasible, aceptada la imprecisión de la procedencia inconmensurable, el nombre de “marcianos” minimizado por la disponibilidad tecnológica adopta el indeterminado de extraterrestre, dependencia mental/espiritual conceptuada en una mayor distancia.

La estela/tapa de la tumba de Pakal II identificada con gran ligereza como un astronauta en su módulo espacial con desprecio a la complejidad de una cultura y el simbolismo fundamental… Agartha, el paraíso terrenal supuestamente colocado en lo profundo de la corteza terrestre, mitología del Thule exaltada como la “patria aria” tras la destrucción de la Atlántida… las Líneas de Nazca, en el Perú, las zigurats (zi-gu-rat) mesopotámicas, las Pirámides de Egipto y ¡claro está! las de Mesoamérica y Sudamérica con su enmarañada manifestación figurativa… Stonehenge, las esculturas japonesas de Dogu, la escultura El Pájaro de Saqqara… Y es precisamente por lo rudimentario de las herramientas disponibles en aquellos tiempos que tales obras maravillan por su realización delicada y compleja… por tanto y ante la brutalidad de esos antiguos pueblos, la ayuda y construcción corresponden a seres inteligentes superiores, los venidos de las estrellas… A Kimberly, en Australia con la “evidencia” de sus figuras rupestres  llegaron 100,000 años ha para ayudar a los hombres de la localidad… “El milagro de la nieve” de Masolino Da Panicale, “La Anunciación con Emidius”, de Carlo Crivelli”…[3].

Hay alienígenas amistosos: liranos (escamosos y telepáticos, arcturianos, telosianos, los telepáticos pleyadianos… “maestros” constructores poseedores de la tecnología súper desarrollada provienen de algún lugar en el abigarramiento cósmico que, a diferencia de otros y aun cuando proceden del espacio exterior habitan “el centro de la Tierra” (sic) o en las profundidades de la Tierra, los tironéanos y sirenios Alfa Centaury…; añadamos a los anteriores a los agharianos o aghartianos, alfa-draconianos, altairianos, anfibios (semejantes a los saurios o reptiloides), anakim (els-elders), antárticos, el comando ashtar dirigido por su comandante Ashtar, bernardianos, booteanos, burrowers, cetis o Tau-Cetianos, camalones, dals, Eva-borgs (seres cibernéticos o humanos transformados quirúrgicamente mediante implantes), griales, los verdes, los grises… curiosamente predominan los seres de piel blanca-luminosa… y un largo etcétera hasta la “Z”.[4] El paleocontacto de Erich von Däniken con su argumentación forzada impuesta a la arqueología, antropología, historia y religiones asienta el “creacionismo alienígeno”, que sin importar el continuo descredito y  aceptación de esta posición del autor continúa cooptando seguidores. Con desprecio total al lento conocimiento fundamentado de los científicos, establece pautas erróneas frágiles y “convincentes” alejadas del rigor científico en mezcla absurda con los libros sagrados de las comunidades humanas, la mecánica celeste y el aporte de los hombres/dioses alienígenas; así, todo el desarrollo depende y es una donación de seres perfectos en beneficio de las pobres creaturas de este mundo.

El retorno de los brujos (Una introducción al realismo fantástico) de Louis Pauwels y Jacques Bergier constituido por fenómenos parapsicológicos, civilizaciones desparecidas, esoterismo y una fuerte conexión con los fundamentos nazis surge en 1960 para abrir una cadena de seguidores. La cartografía de Piri Reis, textos hindúes, esoterismo, y apoyo en las sociedades esotéricas y sociedades secretas, ángeles, demonios, alquimistas, pese a la muerte de miles de operarios esclavizados, poderes de la energía en práctica para la construcción de las pirámides, a la manera “convincente” de Zecharia Sitchin, Immanuel Velikovsky, Ignatius Donnelly… muchos comprometidos en su infausta labor por esclarecer la mirada a los mortales normales de baja catadura: nosotros.

La mayoría de los aportes ―cercana a la visión sensacionalista de Von Daniken― corresponden a la sacrificada y desinteresada actividad de los apósteles de la Generación Alíen[5] con su encadenamiento de aportes fantásticos. En esos casos, el desprecio a la Ciencia, al esfuerzo humano ligado por generaciones, el conocimiento estructurado y falible encuentra facilidad en la aceptación de quienes desean el conocimiento sin rigor ni disciplina, quienes prefieren el sendero fácil y sin demandante esfuerzo de su intelecto. En ellos, erradicada la hipótesis con su acervo argumentativo y documental en nuestra etapa de despertar científico, el lenguaje simbólico, metafórico, coloquial, sígnico, hiperbólico, es uno solo e irrebatible.

Y esta posición absurda ante el desprecio por el conocimiento sistematizado no es una apuesta moderna ni original: a los reinos terrestres los encabezan los reyes, seres elegidos por Dios e incluso, descendientes de antiguos visitantes provenientes del espacio exterior. Todos, en la aberrante vergüenza por los padres genéticas vociferamos imprudentes ser hijos abandonados o no legítimos―aquí no importa ese antiguo baldón― de un príncipe o princesa, o rey o reina descuidados en sus relaciones de pareja; de algún excéntrico millonario o personaje connotado en la sociedad, así, al levantar la vista y perturbarnos con las luces celestes con extrema ligereza les imponemos una validez mal zurcida: un centón ideológico.

Y así, sin mucho bullicio ni estudio, resulta que los grandes personajes (los Iniciados), proceden del espacio o ya de menos, sus genes son trasplante de extraterrestres. Aquí todos caben: desde seres angélicos y demoniacos hasta el “enigmático” faraón Neferjeperura Amenhotep IV (posteriormente) Akenatón,  Jesús el Cristo, Leonardo Da Vinci (aparece esporádicamente Rafael Sanzio); William Shakespeare, Platón y su maestro Sócrates, Manes, Zoroastro (Zarathustra), Pitágoras (por extensión y méritos de trasmano, todos los integrantes de su escuela), Nostradamus, Rama, Krishna, Hermes Trismegisto, Buda, Orfeo, Apolonio de Tiana, Aristóteles, Moisés, Hiram Abif, René Descartes, San Juan (el de Patmos), Moisés (de menos en calidad de contactado) y una larga serie de filósofos y científicos destacados por encima de su tiempo y semejantes. Fecunda es la labor en “divulgación científica” que “explora” inmisericordemente cada rincón del conocimiento y temor humano con la supuesta investigación y difusión de “la verdad” tras fantasear en lo asentado por las culturas diferenciadas, para el tema, el terráqueo resulta una creatura (y criatura) incapaz para entender el proceso creativo de personajes lumínicos venidos en sus raudas y flamígeras naves que, finalmente y de acuerdo a la realidad, fracasaron en su empeñosa labor por mejorar la vida en este planeta.

El hombre que cayó a la Tierra” (The Man Who Fell to Earth), de Walter Tavis (1976)[6] llevada al cine con la dirección de Nicholas Roeg, tratada de manera libre en la historieta Fantómas de Editorial Novaro (original de Allain y Souvestre) ―en la relación con Fantómas, los extraterrestres son seres bien vistos por el personaje―… Las chuscas Alf y Marcianos al ataque; Mi marciano favorito, Invasión extraterrestre o Los visitantes; la infaltable Roswell; Taken o Abducidos de Steven Spilberg; efímeramente “Los Invasores” (de 1967 a 1968) atrapó la atención de espectadores interesados en profundizar en tales naturalezas, aquí los seres del espacio les denominan de una galaxia lejana y poseen el dedo meñique atrofiado lo cual les diferencia de los humanos… Expedientes Secretos X (de 1993 al 2002)… La guerra de los mundos; E. T., Alien, el octavo pasajero;  Hombres de negro; Señales; Coccoon; Encuentros cercanos del tercer tipo; El Día de la Independencia, Depredador; algunas de ellas con segundas y terceras partes y, muchas otras bajo un cumulo impresionantes de expresiones de baja calidad y peor simbolismo para explotar los temores atávicos y arquetípicos en el ser humano.

Contrario a lo aseverado en textos añejos en los cuales los extraterrestres resultan de una belleza incomparable y muy próximos a lo andrógino, para la cinematografía y la televisión, los alienígenas son seres aberrantes con expresiones físicas de humanos degenerados y exaltación de figuras animales en dimensiones descomunales desarraigados de la antigua interpretación y visión panteísta, estructuras ilógicas, gorgoteantes, babosas, cercano a lo bestial entresacado a las pesadillas más dolorosas.

Los marcianos, extraterrestres o alienígenas llenan las páginas de las historietas/comics con destrucciones fuera de toda recuento de daños materiales, humanos y psicológicos, aquí también, el terror surgido del interior de los personajes replica el habido en los seres humanos para corporizar la dualidad que unas veces traslada la bondad personal al plano astral y otras aherroja la maldad habida en un caos desconocido e inexpugnable; unos son benefactores dotados con poderes superiores a nuestra naturaleza, otros ―la mayoría―, malvados y casi indestructibles: ambos, semidivinos o diabólicos, de procedencia sináptica situada entre las estrellas y si usted aún duda de la maldad extraterrestre quedan esos afanes destructivos los patentiza el actuar de Marvin (el marciano de Looney Toons) acompañado de K9 en procura de la visión de su amada Venus.

Desde la adopción de los mensajeros hasta los monstruos tecnológicos y tecnificados, toda imagen humanoide (altos o bajitos) con cuernos, patas de macho cabrío con alas de animal nocturno y enorme y saltones ojos fulgurantes en rojo, obnubilan la realidad y los sueños desquiciantes/deleznables extraídos de un remoto lugar de las inasibles ―todavía― estrellas.

Nos queda la interrogante planteada por Jung: ¿Por qué la existencia de platillos volantes ―o presencia de terribles extraterrestres― parece más deseable que su no existencia?[7] La respuesta está en el interior donde los terrores ancestrales anidan y desarrollan en la inacción.


[1] Misión del Apollo II. Primera huella humana en la superficie de la Luna: 21 de julio, 2:14:56 (hora internacional UTC). Relegamos con harta frecuencia los nombres de Edwin Aldrin, Michael Collins con inúmeros ingenieros, físicos, matemáticos, técnicos, constructores de las diversas partes constituyentes de aparatos y vestimentas espaciales, trabajo y experiencia conjuntadas de 400 mil personas… en esa realidad impugnada de la que aún no comprendemos totalmente sus alcances y beneficios. “10:56 p.m.― Armstrong pone el pie izquierdo en la Luna…” correspondiente al día 20 de julio de 1969 en el Cuaderno de Bitácora del Apolo 11. Página 254 La Luna, recopilación de José Luis Martínez. Ediciones Era, S. A. Primera Edición, México, D. F. 1970.
[2] Citado por Pedro Palou Pons. Los misterios de los venenos, página 24 Editorial de Veccia, S. A. de C. V., México 2008.
[3] Citados por Rafael Palacios en “Extraterrestres: El secreto mejor guardado”. Visitado el 10 de julio del 2020.
[4] Especies Alienígenas… Activas en La Evolución de la Tierra. Traducción de Adela Kaufmann. Bibliotecapleyades.net Visitado el 29 de septiembre del 2020.
[5] Serie televisiva cuyo nombre original Ancient Aliens con su programa piloto del 2009 e inicia su transmisión en el 2010, cuenta con11 temporadas iniciadas en el año de 2010.
[6] Con guion de Paul Meyersberg, música de John Phillips. Reparto: David Bowie, Rip Tom, Candy Clark, Buck Henry, Jackson D. Kane, Bernie Casey… 1976, película del Reino Unido. Un Thomas Jerome
[7] Tomado de wikipedia.org, visitado el 14 y 15 de octubre del 2020.

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