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viernes, marzo 29, 2024

La poesía de “El alquimista”

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En el origen, desarrollo, ocaso y exclusión de “Los Contemporáneos” hay una traza guía con el nombre del poeta simbolista francés: (Étienne) Stéphan Mallarmé (París, Francia, 18 de marzo, 1842-9 de septiembre, 1898). La designación de “Los Contemporáneos” les marca con la aparición de la revista Contemporáneos patrocinada, impulsada y financiada por el doctor Bernardo J. Gastelum [1] fundada en el año de 1928.

José Luis Martínez propone los nombres de nueve escritores componentes del grupo de Los Contemporáneos: Carlos Pellicer, Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta, Salvador Novo y Gilberto Owen a quienes acompañan: Emilio Abreu Gómez, José Martínez Sotomayor, Eduardo Villaseñor, Eduardo Luquín, Bernardo J. Gastelum, Samuel Ramos, Octavio G. Barreda, Carlos Díaz Dufoo Jr., Anselmo Mena, Agustín Lazo, Elías Nandino, Celestino Gorostiza, Enrique Munguía, Alfonso Gutiérrez Hermosillo y Rubén Salazar Mallén. En Contemporáneos colaboraron, entre otros muchos: Mariano Azuela, Martín Luis Guzmán, Rafael Alberti, Manuel Altolaguirre, Gerardo Diego, Manuel Azaña, Enrique Diez-Canedo, León Felipe; Luis Cardoza y Aragón, Jorge Luis Borges, Vicente Huidobro, Juana de Ibarbourou, Jorge Mañach, Juan Marinello, Pablo Neruda y Arturo Torres Rioseco. [2]

Para Isabella Anell: “En México la vanguardia inicia con el Estridentismo (1922/1927), como una fase combativa del vanguardismo mexicano. Antimodernista y con empeño en la renovación formal y revolución política, el Estridentismo lleva en sus obras un fuerte compromiso político marxista.

“La segunda fase le corresponde a Contemporáneos, quienes plantean la ruptura con la época anterior, implantando novedades. Junto a los anteriores, representan el impulso de renovación estética y cultural hacia una literatura moderna y cosmopolita. Contemporáneos como vanguardia no tiene líder ni manifiesto pero sí revista. […] su periodo de formación es de 1920 a 1932. Sus integrantes son: José Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Bernardo Ortiz de Montellano, Gilberto Owen, Jorge Cuesta, Enrique González Rojo, Carlos Pellicer, Elías Gudino (¿Nandino?).

“Para algunos ‘grupo’, para otros ‘generación’, para algunos ‘vanguardia’, para otros no. Difícil de definir y delimitar, sus integrantes se autodefinen como ‘grupo de sociedades’, ‘grupo sin grupo’, ‘grupo de amigos’, ‘grupo de forajidos’… Lo que no tienen es el liderazgo de algún miembro.

“El motivo de unión es el ideal de perfección literaria y de universalidad, expresado varias veces sin concretarse en un manifiesto.

“Debido a la fuerte personalidad de los miembros aparecen como un grupo de individualidades…” [3]

Jorge Cuesta ―químico de profesión―, es uno de tantos poetas mexicanos vilipendiados o exaltados apasionadamente, sobre todo, con la mirada fija en su largo Canto a un dios mineral. [4] “La mala fama que precede a la poesía de Jorge Cuesta se debe sobre todo a la […] opinión que Octavio Paz tenia de ella. Paz argumentaba, subrepticiamente, que la poesía de Cuesta era menos valiosa que sus ‘ideas’, contenidas, la mayor parte de ellas, en el ámbito deslumbrante y gaseoso de su ‘conversación’. Esto ha condenado a lo mejor de Cuesta a un olvido que ha durado ya sesenta y ocho años [setenta y cinco a la fecha]… Cuesta era un poeta puro, con Gorostiza, el más puro de su generación, precisamente por la resistencia que opuso en su poesía a las interpretaciones sociales, históricas y estéticas del poema. Sus sonetos parecen fluir, como si se tratara de ensayos marmóreos sobre el comportamiento azaroso de la belleza. Nacidos de una línea rotunda, casi siempre en verso endecasílabo perfecto, éstos se van desarrollando, o complicando, a medida que esa línea progresa y se diluye en el contenido del soneto…” [5]

Al “[…] ‘los Contemporáneos’ […] es difícil ubicarlos en un punto preciso de la cronología […] aparecen a cada momento en toda la historia de la poesía mexicana entre la última década del siglo pasado y la sexta del presente, el grupo de ‘Contemporáneos’ conoce un proceso de conglomeración paulatina que va de 1915 en que Carlos Pellicer (1899) publica algunos poemas que encarnan ya un nuevo espíritu indefinido, hasta 1928 cuando la colaboración de todos cristaliza, tras varias tentativas parciales, en la publicación de la revista ‘Contemporáneos’ que aparece desde 1928 hasta 1931 y después de lo cual se dispersan, a partir de un punto común a todos, en direcciones diversas […] Si su obra conoció en cada caso la expresión más alta después de que el grupo ya se había disuelto, en todos ellos tuvo también inicios determinantes antes de que el grupo se expresara a través de las páginas de la revista que le dio nombre. Son, en resumidas cuentas, no menos importantes como grupo que como poetas individuales aunque esa importancia ocupa diferentes puntos en la historia de la poesía moderna […] La revista ‘Contemporáneos’ que dio el nombre general de estos poetas se publicó entre 1928 y 1931. Algunos de ellos se habían dado a conocer antes de la iniciación de la publicación de esta revista. Después de 1931, los ‘Contemporáneos’ siguieron rumbos diferentes y sus creaciones más importantes no se dieron sino entre 1935 y 1945, cuando ya el grupo se había vuelto legendario. Fuerza es tener en mente que la importancia fundamental de este periodo de la poesía mexicana se caracteriza por la asimilación de ciertas ideas ―ideas de enorme importancia― en el desarrollo no de una entidad limitada que la nacionalidad hubiera calificado como ‘la poesía mexicana’, sino que justamente por sus caracteres propios se inscribía ya plenamente dentro del orden de la poesía universal… ” [6]

Diego Salvador Rodríguez Castañeda, al hablar de Jorge Cuesta, afirma: “La producción de su obra poética… contiene uno de los poemas más logrados y ambiciosos de nuestra literatura mexicana, aquél que lleva por título Canto a un dios mineral: treinta y siete estrofas de seis versos cada una escritas a la usanza de las silvas [7]. Canto a un dios mineral constituyó, a lo largo de toda su vida, su gran sueño poético y obsesión. Las últimas tres estrofas redactadas, de manera seguida, delante de los enfermeros cuando estos fueron a recogerlo para llevarlo a la institución psiquiátrica, dan motivo a pensar que se trata de un poema llevado a su fin más que por la libertad de la pluma del poeta, por el azar de las circunstancias: un texto inacabado que no pasó por la aduana del análisis implacable: ese análisis pragmático que imperaba en su personalidad.” [8]

Jorge Cuesta, segundo esposo de Guadalupe Marín ―anteriormente esposa del pintor Diego Rivera―, muere en el amanecer del 13 de agosto de 1942 tras intentar el suicidio con unas tiras de las sábanas en su dormitorio en el Sanatorio del doctor Rafael Lavista [9], en el pueblo de Tlalpan y sepultado en el Panteón Francés del Viaducto,

El grupo y la obra de los “Contemporáneos”, zarandeada sin experimentarla, despreciada sin estudiarla y exaltada más para engolar la voz del apologista que para difundir una síntesis poética que viene desde las primeras expresiones de los creadores locales hasta aquellos que les antecedieran. Lamentablemente, en un país que lee poca poesía, las descalificaciones entre los grupos ahondan el desasosiego de quienes están alejados de esta práctica y, a la vez, ofrecen “argumentos” de peso para despreciar la obra de los antecesores.

Adolfo Castañón, en su participación para el homenaje de la Academia Mexicana de la Lengua a don Hugo Gutiérrez Vega asienta: “… fue uno de los herederos activos del legado artístico de la generación de Los Contemporáneos, junto con Octavio Paz, Juan José Arreola, Juan García Ponce, Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis.” [10]

                Queda a manera de ejemplo en la mayoría de los estudios correspondientes a este grupo, el complejo, largo poema de Jorge Cuesta: “Canto a un dios mineral” ―con su leyenda aneja― que oculta, con su vigor y densidad la vitalidad en la obra de sus coetáneos sin que sea motivo para ensalzar a uno o unos y demeritar a otro u otros.

Jorge Mateo Cuesta Porte-Petit ―nacido en Córdoba, Veracruz, el 23 de septiembre de 1903―funda la profundamente analítica revista Examen con tan solo tres números de aparición, vida efímera propiciada por un pleito legal iniciado por el también poeta precursor del estridentismo Manuel Maple Arce en contra del editor (Jorge Cuesta) y de  Rubén Salazar Mallén escritor de la insultante, indecente y lenguaraz novela Cariátide.

Elena Poniatowska, en su Dos Veces Única [11], nos ofrece una imagen somera de la vida y declinación de Jorge Cuesta con algunos bosquejos de los integrantes de los Contemporáneos. Para Efraín Huerta: “En aquel tiempo los Contemporáneos estaban satisfechos de su obra, amenazaban a medio mundo con sonetos satíricos, se disculpaban de la desorientación ambiente, y decían estar «perfectamente sincronizados con el ritmo de los meridianos» [etcétera]. La verdad es que fue escaza su aportación. Con su conocimiento de lenguas, su sensibilidad y su cultura nos dieron ―y ya es tiempo de acusar recibo―una serie de trabajos de la cual, dignamente, solo un diez por ciento debemos considerar como valiosa.” [12] Rubén Salazar Mallén [13] nos deja una visión de la labor de los Contemporáneos en el momento de su aparición que tienden más a lo visceral que al entendimiento en plumas de valía ya desde el momento de su actuación y en su posteridad: nuestra actualidad. Aquel “grupo sin grupo”, aquel “archipiélago de soledades” (Xavier Villaurrutia), aquel “grupo de soledades” (Jaime Torres Bodet)… esos demonios arrumbados aún esperan el espacio merecido a sus afanes.

Como todo en el hacer humano, démosle una paciente oportunidad a la obra ―sin prejuicios ni temores― para madurar dentro de nosotros afín de hacerla parte de nuestra vida o desestimarla y, después, con juicio sereno, ya vendrá la erudición.

Notas:

[1] Secretario de Educación durante el régimen del general Álvaro Obregón y jefe del Departamento de Salubridad Publica en el periodo del general Plutarco Elías Calles.
[2] Información tomada de José Luis Martínez “El momento literario de los contemporáneos. Letras Libres. 31 de marzo del 2000. Visitado el 18, 19 de abril del 2018.
[3] Isabella Anell. Universidad Nacional de La Plata-Facultad de Bellas Artes. sedici.unlp.edu.ar Visitado el 18 y 20 de abril, y el 3 de mayo del 2018.
[4] Poema integro: El fruto que del tiempo es dueño. horizonte.unam.mx Visitado el 12 de abril del 2018. Para una visión del poema, resulta recomendable el trabajo de Luis Roberto Vera. Canto a un dios mineral de Jorge Cuesta. Miscelánea, páginas 151 a 154. filosofía.buap.mx Visitado el 12 y 20 de abril del 2018.
[5] Gabriel Bernal Granados. La mala fama de Jorge Cuesta. Sábado, 20 de agosto de 2011. fondodeculturaeconomica.com Visitado el 12 y 20 de abril del 2018.
[6] Salvador Elizondo. Los “Contemporáneos” y sus Contemporáneos. De la Introducción a la antología MUSEO POÉTICO, Universidad Nacional Autónoma de México, 1974. lamaquinadeltiempo.com Visitado el 12 de abril del 2018.
[7] La silva es una estrofa, o más bien una serie métrica, compuesta por versos endecasílabos (11 silabas) y heptasílabos (7 silabas), de rima consonante libre hasta el punto que incluso se pueden dejar versos sueltos sin rima. wikipedia.org Visitado el 10 de mayo del 2018.
[8] Diego Salvador Rodríguez Castañeda. Jorge Cuesta. El más triste de los alquimistas. los-poetas.com Visitado el 18 y 21 de abril del 2018.
[9] Vanessa… Salud Mental en México. Antecedentes históricos en la República Mexicana: “En 1910 el entonces presidente de la República Mexicana Porfirio Díaz inaugura en terrenos de la Hacienda ‘La Castañeda’, en MIxcoac, en la Ciudad de México, el Manicomio General, que durante décadas presto atención a los asilados… En los últimos años del siglo XIX y la primera década del siglo XX abrieron sus puertas otras instituciones privadas y públicas entre ellas el sanatorio del Doctor Rafael Lavista en Tlalpan en 1898… saludmentalmexico.blogspot.com Visitado el 29 de abril del 2018; La salud mental en Mexicali. vdocuments.mx Visitado el 29 de abril del 2018, que da por fuente para su Introducción: sersame.salud.gob.mx
[10] Secretaria de Cultura. Comunicado de Prensa, Publicado el 14 de octubre de 2016. gob.mx
[11] Elena Poniatowska. Dos Veces única. Editorial Planeta Mexicana, S. A. de C. V., 2015.
[12] Página 349, extraída de El Nacional, 9 de marzo de 1937. La descalificación del otro no es una característica de nuestros tiempos: “La obra debió de conocerse manuscrita o conforme empezaba a imprimirse, desde unos meses antes, en los medios literarios de la corte, ya que una curiosa carta de Lope de Vega, injusta e implacable, como en los casos en que se apasionaba el Fénix, se dice (en 14 de agosto de 1604): ‘De poetas, muchos están en ciernes para el año que viene; pero ninguno hay tan malo como Cervantes ni tan necio que alabe a Don Quijote‘.” Prólogo-Comentario a Don Quijote de la Mancha, pagina 1207. En la Dedicatoria de “El Quijote…” al Duque de Béjar ―mismo volumen, pagina 1211―: “… suplico lo reciba agradablemente en su protección, para que a su sombra, aunque desnudo de aquel preciosos ornamento de elegancia y erudición de que suelen andar vestidas las obras que se componen en las casas de los hombres que saben, ose parecer seguramente en el juicio de algunos que, no conteniéndose en los límites de su ignorancia, suelen condenar con más vigor y menos justicia los trabajos ajenos…” Obras Completas. Miguel de Cervantes Saavedra. Aguilar, S. A. de Ediciones. Decimoséptima edición, 1970.
[13] Rubén Salazar Mallén, Los prosistas de Contemporáneos, texto originalmente publicado en 1985. Tiempo páginas 69 a 74. uam.mx Visitado el 21 de abril del 2018.

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