De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el desarrollo de las redes de acceso de alta velocidad, ubicuidad en el acceso a internet con múltiples dispositivos y cómputo en la nube, han convertido a estas tecnologías en plataforma de la economía mundial.

En las últimas dos décadas, se ha gestado una nueva revolución digital debido a la permeabilidad de las tecnologías digitales en todas las actividades económicas y sociales, lo que ha dado lugar a una nueva era basada en la computación en la nube, la analítica de grandes datos y la Internet de las cosas.

Según Wilson Peres, de la Cepal, el desarrollo de las redes de acceso de alta velocidad, la ubicuidad en el acceso a internet con múltiples dispositivos, el cómputo en la nube y la explosión de datos generados por personas, máquinas y objetos, ha llevado a que esas tecnologías sean la plataforma de la economía mundial.

En conferencia impartida en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló que de manera aislada, generan oportunidades de innovación en la prestación de servicios y modelos de negocios, sin embargo, su utilización combinada produce innovaciones disruptivas en la operación de los negocios, al facilitar el desarrollo de soluciones inteligentes que pueden aplicarse en cualquier área, por ejemplo, domótica (conjunto de técnicas para automatizar la vivienda), ciudades y redes inteligentes o Internet industrial. Su aprovechamiento no se limita al mundo empresarial, sino que es también una herramienta para la prestación de servicios y la disponibilidad de información oportuna para tomar decisiones en el ámbito gubernamental.

La economía mundial es digital
En su libro La nueva revolución digital: de la Internet del consumo a la Internet de la Producción (Cepal, julio de 2015), el experto plantea que las corrientes de bienes y servicios, activos financieros, personas, información y comunicación se han incrementado fuertemente como resultado de la difusión masiva de las tecnologías digitales. Asimismo, enfatizó que el avance de la digitalización es tal, que hoy la economía global es una economía digital.

El principal efecto de la digitalización ha sido su capacidad de transformar los flujos económicos al reducir los costos de transacción y los costos marginales de producción y distribución. El impacto se produce mediante la creación de bienes y servicios digitales, agregación de valor al incorporar lo digital en bienes y servicios que en principio no lo son y desarrollo de plataformas de producción, intercambio y consumo.

El consumo privado es la parte más significativa del aporte de Internet al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), pues las redes sociales, juegos, comunicaciones y comercio electrónico son las actividades más fáciles de adoptar por los usuarios. En las economías más avanzadas, la contribución de Internet mediante sus efectos en la inversión privada y gasto público es más significativa debido a una mayor adopción tecnológica por las empresas y gobiernos.

A nivel empresarial, las plataformas de comercio electrónico están transformando el flujo de bienes y servicios, al reducir los costos de búsqueda y uniformar precios a escala mundial. Esto facilita la entrada de pequeños emprendedores al comercio internacional. En e-Bay, más del 90 por ciento de los comerciantes vende sus productos al exterior, una tasa muy superior a la del comercio tradicional, que no alcanza el 25 por ciento. Por ejemplo, mediante esa plataforma, pequeños comerciantes radicados en Chile han vendido a 28 países, en tanto que los exportadores por medios tradicionales venden en promedio, sólo a tres.

La Internet de la cosas (IoT)
La IoT implica la capacidad de que objetos, máquinas y personas interactúen a través de Internet en cualquier lugar y tiempo. Su implementación tiene impactos disruptivos en todos los sectores y genera cambios profundos en los procesos económicos y sociales, en particular, en la generación de empleos. Las fronteras entre industrias y mercados se modifican rápidamente en el marco de una fuerte convergencia tecnológica. Se avanza desde la digitalización de los servicios y cambios de los modelos de negocios a cambios de los modelos de producción, siendo los sectores más afectados los de manufacturas, transporte y almacenamiento, información, comercio, salud y finanzas.

La conexión de máquinas, piezas y sistemas crea redes inteligentes que se pueden controlar mutuamente de forma autónoma. Esto cambia de manera radical el proceso de producción que genera nuevos modelos de negocios, cadenas de valor y formas de organización industrial.

La nueva industria se basa en sistemas ciberfísicos que monitorean los procesos físicos, crean modelos virtuales de ese mundo y toman decisiones descentralizadas con base en esos modelos. A través de la IoT, esos sistemas se comunican y colaboran entre sí y con las personas en tiempo real.

Las principales características de la actual revolución industrial son la reducción de los períodos de llegada al mercado y mayor flexibilidad y adaptabilidad, a partir de productos más complejos, producción en masa personalizada y ciclos de innovación más cortos. En términos de organización industrial, se pasa desde estructuras para fabricar productos aislados a productos inteligentes y conectados, luego a sistemas de productos y, finalmente, a sistemas de sistemas.

Esta innovación mejora la oferta de los productos y servicios, optimiza los procesos de producción, enriquece la experiencia de los clientes mediante servicios posventa y crea fuentes de ingresos derivadas de los nuevos modelos de negocios basados en la analítica de datos.

Según el especialista de la Cepal, la competitividad y el crecimiento de los países dependerán en gran medida de su integración a la infraestructura digital mundial. Esta transición requiere desarrollar el ecosistema digital, mejorar su infraestructura, el capital humano y el entorno empresarial para promover la inversión, innovación y emprendimiento. Asimismo, se debe considerar la definición de estándares globales, regulación de flujos de datos, derechos de propiedad intelectual y seguridad y privacidad, que se discuten intensamente en los países avanzados. Esta agenda es amplia pero ineludible, señala el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (Fccyt).

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