Un número creciente de diseñadores indígenas de América del Norte se está haciendo un lugar en el mundo de la moda desafiando nociones anticuadas de lo que se considera el estilo indígena.
“El diseño indígena contemporáneo va mucho más allá de las “cuentas, pieles y plumas” que la industria de la moda perpetúa como elementos permanentes de la moda indígena de América del Norte”, dice Karen Kramer, curadora de la exposición itinerante “Native Fashion Now”. En exhibición en la sucursal de Nueva York del Museo Nacional del Indígena de América del Norte del Instituto Smithsoniano, la exposición destaca el trabajo de diseñadores indígenas de América del Norte desde la década de 1950 hasta hoy.
La muestra, desarrollada por el Museo Peabody Essex de Salem (Massachusetts), incluye cerca de 70 obras de arte para vestirse que reflejan la estética única de cada diseñador, desde la glamurosa apariencia de la pasarela hasta la moda callejera urbana.
“Native Fashion Now” revela cómo los diseñadores indígenas del siglo XXI se están beneficiando de las luchas y triunfos de sus predecesores. Por ejemplo, cuando Charles Loloma (de los hopi) comenzó a diseñar joyas a mediados de la década de 1950, creó piezas sorprendentemente modernas que los críticos rechazaron inicialmente como “no indígenas”. Loloma usó materiales no convencionales (oro, lapislázuli, sugilita, perlas, diamantes) en lugar de la plata y la turquesa utilizadas en la joyería indígena tradicional.
Después de varios años, sin embargo, los diseños de Loloma ganaron una amplia aclamación, estimulando a otros joyeros indígenas a innovar.
“Los diseñadores indígenas de hoy en día se basan en sus orígenes”, dijo Kramer, “pero lo expanden y con creatividad emplean una variedad de estilos, motivos, materiales y técnicas, junto con paletas de colores muy variadas”.
Kramer apunta al joyero Pat Pruitt (de la laguna pueblo), que está “dos generaciones separadas de Loloma, y conceptualmente relacionado con él, pero es diferente estéticamente”.
Pruitt se formó como ingeniero mecánico, “por lo que le interesa el diseño industrial y utiliza una paleta restringida de grises y negros”, dijo. “Sus joyas, hechas de acero inoxidable y circonita, son muy radicales y de aspecto gótico”.
La exposición incluye modelos de alta costura; un vestido de noche con plumas de gallo, piel de carpa, cola de castor y piel de foca, del diseñador Sho Sho Esquiro (de los kaska dene/cree), y diáfanos vestidos de día de Patricia Michaels (de los pueblos taos), que compitió en el programa de televisión de diseñadores de moda “Project Runway”.
Para los amantes de los zapatos, hay un par de botas de Christian Louboutin de tacón alto, elaboradas con cuentas de Jamie Ocuma (de los luiseño/shoshone-bannock), cuyos motivos comienzan habitualmente con un lienzo proporcionado por el diseñador del calzado.
La ropa callejera “Streetwear” que tiene camisetas del diseñador Jared Yazzie (de los navajos o diné) expresa mensajes políticos. Yazzie “da vuelta a la historia en su cabeza en cuatro palabras cortas”, dijo Kramer, refiriéndose a una camiseta que dice: “los indígenas de América del Norte descubren a Colón”.
Kramer dice que los diseñadores indígenas no sólo ocupan un nicho especializado dentro de la industria de la moda, sino que son parte del mundo de la moda convencional. Sin embargo, como demuestra su trabajo, pueden aprovechar sus raíces culturales al mismo tiempo que trastocan clichés tribales.
“Espero que los visitantes se alejen con un conocimiento más profundo de la diversidad y el dinamismo de la expresión indígena de América del Norte en el diseño de moda”, dijo Kramer. Hoy en día, “la moda indígena cada vez más permea la vida ordinaria, a través de Internet, en las tiendas, en los parques de patinaje; está prácticamente en todas partes”.