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Liseli Muyenga, de 23 años, tiene planeado ayudar a muchachas adolescentes en su país, Zambia, y Kawtar Kounda, de 20 años, de Marruecos, tiene la intención de centrarse en educar a las niñas en zonas rurales.

Ambas jóvenes dicen que sienten más confianza después de pasar cinco semanas en Estados Unidos junto con otras 78 mujeres de otros lugares del mundo. Han estudiado en universidades y colegios universitarios estadounidenses por medio del programa de estudios del Departamento de Estado “Instituto de Estados Unidos para líderes estudiantiles”, que se centra en el tema de liderazgo de la mujer.

Aguzaron sus destrezas de liderazgo y aprendieron sobre mujeres que han tenido un papel histórico en la política, economía, cultura y sociedad en Estados Unidos.

Muyenga, que ha estudiado en la Universidad de Delaware, dijo que una de las experiencias que más atesora es haber sido voluntaria en un centro para personas con discapacidades. Allí conoció a otra voluntaria de 97 años de edad. “Aprendí mucho de ella” dijo Muyenga, y agregó que la experiencia le inspira a “marcar una diferencia en este mundo”.

Kounda, que ha estudiado en la Universidad de Kansas, dijo que nunca olvidará su visita a la compañía Hallmark Cards Inc., una empresa con sede en Kansas City, Misuri. “Como estudiante de empresariales, fue mi primera visita a una gran compañía de éxito y me impresionó su enfoque en la gestión y organización”, expresó Kounda.

Muchas de las mujeres, incluyendo a Sara Nouman de 21 años de Jordania, ven a Estados Unidos como un modelo del empoderamiento de la mujer. “Me interesa la historia de la lucha por los derechos de la mujer en Estados Unidos y lo lejos que han llegado, y cómo esto es todavía parte de la conversación hoy día”, comentó Nouman.

El programa se inició con un festival cultural y una conferencia en Washington. Desde allí, las mujeres se trasladaron a una de las cuatro universidades participantes en Delaware, Indiana, Kansas o Washington para la porción académica del programa.

“Aprendimos a reírnos incluso en los momentos más difíciles, a trabajar juntas de modo sistémico, a vivir en la diversidad, a acometer nuevos desafíos, a crear una red de contactos con otros participantes en todo el mundo”, dijo Roohafza Zarabi de 19 años, de Afganistán. La experiencia ha hecho que desee estudiar una maestría en liderazgo.

Lynda Varmah, de 22 años, de Liberia, dice que regresará a su país con la convicción de “siempre defender algo que vaya a producir un cambio positivo en el mundo”.

Además de tomar clases, los participantes pasaron un fin de semana con familias de acogida, recibieron mentoría profesional, hicieron servicios voluntarios en las comunidades locales y absorbieron la cultura estadounidense. Disfrutaron de viajes a lagos, desfiles del Cuatro de Julio y paseos en bicicleta.

Cuando estaba en Chicago, Sundus Ismail de 22 años, del Kurdistán iraquí, se maravilló al observar la diversidad existente. “Fue extraordinario para mí porque había rostros de todos los colores, como una pintura, negro, blanco, marrón… Vi el aspecto de diversidad del ‘sueño americano’ en Chicago, y era real”.

A muchas de las mujeres les resultó difícil decir adiós. “Hubo muchas lágrimas”, recuerda Dania Razak, de 20 años, de Iraq, pero también están contentas de regresar a sus países y empezar el trabajo.

Como dijo Sandy Edwar de 21 años, de Egipto, “Tengo la habilidad y los contactos para empezar a hacer algo para ayudar a mi pueblo”.

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