Dietas: Tallas hay muchas; vida, solo una

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Ciudad de México, 6 de mayo de 2020.- Hoy se celebró el Día Internacional Sin Dietas, una iniciativa feminista para invitar a toda la población, en especial a las mujeres, a aceptar cuerpo y la diversidad de sus formas, al mismo tiempo que transmitir el mensaje de los peligros que representan algunos regímenes dietéticos exagerados.

Esta conmemoración, surgida en 1992, se simboliza con una cinta de color azul claro, un concepto creado por la feminista británica Mary Evans Young que inició la batalla en contra de la industria de los productos dietéticos y padecimientos alimenticios.

La obsesión con el peso puede llegar a ser mortal
Según información del portal UNO TV, de Televisa, la obsesión con el peso o tener un cuerpo como marcan los estándares impuestos por la cultura y las marcas puede desencadenar daños a la salud que causan los trastornos de la conducta alimentaria como anorexia y bulimia, que van desde la deshidratación, anemia y malnutrición que pueden llevar a la muerte.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (Imss) indica que de cada 10 casos de personas con anorexia y bulimia, nueve son mujeres. Ambos problemas alimenticios se caracterizan por el temor en aumentar de peso y tener hambre durante todo el día. La principal diferencia es que las personas con anorexia tienen una pérdida significativa de peso al limitar o dejar de comer alimentos que consideran de alto valor calórico, toman medicamentos o diuréticos para eliminar líquidos y hacen ejercicio en exceso.

Mientras que quienes padecen bulimia tienen deseos irresistibles de comer y lapsos en los que consumen grandes cantidades de comida en periodos cortos y para contrarrestar el aumento de peso eligen métodos como vómito auto provocado, abuso de laxantes, ayunos prolongados y consumo de fármacos que suprimen el apetito o que prometen bajar de peso.

No existen las “Dietas milagro”
La obsesión por el peso lleva a las personas a arriesgar su salud con productos, fórmulas o dietas “milagro” que en muchas ocasiones ponen en peligro la vida. El peligro de cambiar los hábitos alimenticios sin la supervisión de un especialista pueden ser considerables y generar problemas como:

• Crear deficiencias de micronutrientes por la falta de aportes dietéticos y desencadenar síntomas asociados, como caída del cabello, debilidad de las uñas o mareos.
• Empeorar algunas alteraciones gastrointestinales.
• Aumentar el riesgo cardiovascular y de alteraciones hepáticas, óseas o renales.
• Fomentar sentimientos de frustración que afectan negativamente al estado psicológico del paciente y desencadenar trastornos de la conducta alimentaria.
• Retrasar el inicio de un tratamiento adecuado, aumentando el riesgo de morbimortalidad por obesidad o sobrepeso.

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