Pocas veces en el año, como hoy, se tuvo un domingo familiar, lleno de diversión compartida en casa.
Fue un día de deportes que inició al medio día con el partido de futbol soccer entre Pumas contra Pachuca; un poco más tarde se tuvo la final de beisbol de Caribe, donde México jugó el campeonato regional contra Venezuela y, por la tarde, la esperada final de futbol americano entre los Broncos, de Denver, contra Panteras, de Carolina.
Del encuentro entre Puma y Pachuca muy poco se puede decir. Sólo fue de trámite. Terminó con un empate a 1 gol por bando.
El futbol soccer, el deporte más popular en México, está sumido en una inconsistencia que hace pensar a muchos que en los encuentros semanales podría haber intervención de decisiones extra cancha.
Equipos como América, Tigres, Cruz Azul y Monterrey, cada torneo semestral hacen inversiones multimillonaria en la compra de jugadores que, al final, tienen participaciones normales y hasta mediocres en la cancha, no propias de un profesional, como lo son.
Es cierto que el futbol dejó de ser sólo un deporte para convertirse en binomio deporte-espectáculo que, en muchas ocasiones, da la impresión de que los futbolistas buscan más el lucimiento personal que el juego de conjunto, principio original de este deporte.
Se ha avanzado en la técnica, pero el aficionado lo que quiere ver es que su equipo favorito gane, aunque no se luzca en la cancha.
El Atlas, conocido en décadas pasadas como la Academia del futbol, es un ejemplo de esa realidad, mientras que Cruz Azul hace años que es sinónimo de esperanza frustrada, en cada torneo.
Chivas se cuece aparte. Con su trasnochado mexicanismo está en los últimos sitio de la tabla general y lucha por su permanencia en la División mayor. Ni siquiera es admisible la apreciación de que en México no existen buenos jugadores para sumarlos al Rebaño Sagrado, porque, aquí, como en cualquier país del mundo, existe una selección nacional que se integra con puros mexicanos, aunque, a veces, den cabida a nacionalizados, pero esto no es la regla general.
El mejor discípulo de las Chivas son los Pumas que en un momento también soñaron con mexicanizar al equipo universitario, idea desechada por inconveniente en el actual mundo global.
Por otra parte, allá en Santo Domingo, República Dominicana, México se alzó con la corona de la Serie del Caribe, al derrotar 5 a 4 a Venezuela. El triunfo se lo debió a los Venados de Mazatlán, Sinaloa.
El beisbol es un deporte muy popular en el norte, sureste y Península de Yucatán, no así en el resto del país, aunque existen equipos y hasta ligas infantiles en varias ciudades del resto del territorio nacional.
Con esta corona, México registra nueve campeonatos en ese deporte que siempre ha dado buenos jugadores de exportación, algunos de ellos, incluso han participado y otros militan en las Grandes Ligas, sinónimo de alcanzar la cima en esta disciplina lúdica.
Sin embargo, la atención dominical se la llevó el Súper Bowl, celebrado en el Estadio de los 49ers de San Francisco, en Santa Clara, California.
De la mano del mariscal de campo de los Broncos de Denver, Payton Manning, se llevaron el denominado Súper Tazón de Oro con un marcador de 24-10.
El futbol americano, cada día, gana más adeptos en nuestro país, en especial entre los jóvenes. Incluso, la Ciudad de México espera para el verano próximo tener aquí un encuentro de este deporte.
Por una traslación de costumbres norteamericanas, propia del mundo global, millones de televidentes estuvieron las cuatro horas que duró el encuentro, pegados al televisor.
La magia de la comercialización de este tipo de eventos, que incluyen la participación de destacados cantantes internacionales, lo convierten en un espectáculo de gran atracción.
Esta vez, al medio tiempo se tuvo la brillante actuación de Coldplay, Beyoncé y Bruno Mars, que redondearon el espectáculo dominical.
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