Holbox, Quintana Roo, 17 de marzo de 2020.- Recuéstate sobre un camastro a la orilla del mar, deja que tus pies apenas toquen la suave arena y sean acariciados por el vaivén de las olas, a tu lado una margarita de tamarindo y una suave brisa te refrescan. Siente como el estrés de tus hombros, cuello y espalda se desvanecen, bienvenido a la desconexión, bienvenido a Las Nubes de Holbox.

Holbox es una isla que se eleva a tan solo dos metros del nivel del mar, sus costas infinitas de arenas blancas son protegidas por frondosos bosques de mangle que dan refugio a exóticos viajeros como flamencos, garzas y tortugas marinas.

Durante todo el año, el selecto hotel eco-boutique ofrece un espacio de relajación para cada uno de sus huéspedes, desde donde puedes contemplar la naturaleza. Sus dos albercas, una con una vista panorámica al mar y la segunda climatizada y con servicio de bar, son ideales para dejar ir preocupaciones y recobrar energías.

El hotel además cuenta con una poza de relajación ubicada a unos metros de la entrada de Orquídea Spa, su renombrado espacio de sanción, el cual será ideal para dejar atrás cualquier dejo de estrés que tu cuerpo mantenga y disfrutar plácidamente de sus tinas aromatizadas y sus tratamientos de inspiración maya.

Sus 27 suites se distinguen por una decoración suave y despreocupada que intenta no quitar protagonismo a sus hermosas vistas. Todas las habitaciones cuentan con detalles que buscan un rincón de descanso, hamacas, balcones, terrazas, tumbonas y algunos casos jacuzzi, todas con vistas privilegiadas que incitan al descanso, un idílico espacio siempre armonizado con el sonido de las aves.

Su club de playa, a un costado del hotel, se encuentra apartado del bullicio de las playas públicas, carritos de golf y ruido del centro, está protegido por una duna de arena que pareciera apenas asomarse a la superficie, lo que invariablemente resulta en lo aparentará ser una alberca natural con olas apenas perceptibles, la suave música y su bar resguardado a la sombra de un manglar, te ofrecerán hermosos atardecer en un paraíso aún lejos del conocimiento del mundanal ruido.

La noche cae y tras una suculenta cena en el Sabor de las Nubes, restaurante dirigido por el chef Martín Rodríguez, que te deleitará con manjares del mar recién pescados en una deliciosa fusión de recetas de origen maya, la noche avanza y es tiempo de disfrutar con una copa de vino, en un cielo inundado de estrellas desde una de las terrazas del hotel.

Así nos despedimos del día, con pies descalzos y una sonrisa, en un espacio pensado íntimamente en tu desconexión.

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