Alfa Omega: Leyendas vivientes del cine mexicano

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Jorge Herrera Valenzuela
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* En recuerdo de mi amigo y colega Memo Saad Aguilar

Ciudad de México, 11 de octubre de 2020.- Durante una sobremesa familiar, en esto días pandémicos, el tema de la plática se enfocó hacia las estrellas del cine mexicano. Comenzamos por las famosas que actuaron en la Época de Oro y que aún están en este mundo, retiradas de los sets y de los escenarios teatrales y de las pantallas televisivas. Son leyendas de una parte de la historia. Actrices, cantantes, compositoras, comediantes, poetas, que coronaron su vida como esposas y como madres.

Anticipo a nuestros visitantes de este diario digital que mi comentario se reduce a diez de las estrellas mexicanas. Cuatro de ellas obtuvieron la nacionalidad mexicana y son más aztecas que el maíz y los nopales. Dos hermanas chihuahuenses, una tapatía que sentó precedente, una sonorense que destacó también en la política, una chiapaneca que armó polémicas y fue legisladora, así como la queretana que hizo un desnudo y, finalmente, una defeña que nunca supo que yo decía “esa es mi novia”.

El lujoso y presumible ramillete de diez mujeres que destilaron belleza, demostraron inteligencia y acapararon la atención de hombres y mujeres desde los finales de los años 40 hasta el presente pandémico 2020. Deslumbraron en la pantalla y más al ser vistas personalmente. Sencillas, no arrogantes. Presumidas y galantes. Sonrientes y amables. Siempre respetadas y halagadas como mujeres, como artistas, como personas.

Por supuesto que las nuevas generaciones poco o nada saben de estas muñequitas del Siglo XX, pero pregúnteles a sus abuelos, a sus tíos y a los “jóvenes del siglo pasado”. Más de uno va a llorar por el recuerdo de sus aventuras ligadas a las actrices o a un pasaje de su vida en el México que no volveremos a disfrutar. No había violencia. No sabíamos de la corrupción. No éramos presa de las determinaciones de un solo hombre. No supimos que un presidente se hospedara en Palacio Nacional.

Escultural cubanita, rumbera
Debo referir que me fue difícil decidir cómo empezar. ¿Por orden alfabético o por edades? Se trata de damas y ya sabemos que son vanidosas y no admiten que se revele su edad. Habrá alguna que consideraría ser la primera en la lista. Tras dos segundos de meditación, me di cuenta que comenzaría con una escultural bailarina “bautizada” como “La Bomba Atómica”, por sus deslazamientos en las pistas de baile.

De su natal Matanzas, Cuba, en 1945 fue invitada por el bailarín Julio Richard a integrarse a su ballet y viajar a México. Ella era la curvilínea Amalia Aguilar, quien con su hermana Celia, se había iniciado a los 14 años en el medio artístico. Su presentación como bailarina, con movimientos muy llamativos y sensuales, atrajo la atención de los directores de cine y la debutaron en la película “Pervertida”. Pronto triunfó y al lado de Germán Valdés, Tin Tan, formó parte del elenco del film “Calabacitas Tiernas”, donde también participó y saltó al estrellato Rosita Quintana.

Mucho hay en la historia de este bella cubanita que adquirió la nacionalidad mexicana. Se fue una temporada a vivir a Perú, donde se casó con el doctor Raúl Beraun Bedoya y tuvieron tres hijos. En esas tierras se dedicó a instalar taquerías. Regresó a nuestro país y hoy, a sus 96 años de edad, es la más veterana de nuestra lista de las leyendas vivientes del cine mexicano. Amalia fue su primer nombre, en su pasaporte se leía Amalia Isabel Rodríguez Carrera y adoptó el apellido materno de su papá, Aguilar, como artista.

Gauchita cautivó al público
Curiosamente, en la relación de nombres hay dos Rositas y así las conocemos, no como “Rosa”. Bueno, pues de Buenos Aires, Argentina, llegó Trinidad Rosa Quintana Muñoz, quien se hizo famosa con el simple nombre de Rosita Quintana. La descubrió nada más ni nada menos que El Charro Cantor, Jorge Negrete, cuando ella se iniciaba como cantante de tangos y la convenció para venir a México, donde en 1947 debutó en nuestro histórico centro nocturno El Patio. En esa época tenía 22 años.

Inmediatamente, se abrieron las puertas de los estudios cinematográficos y la gauchita nacida en el Barrio de Saavedra, filmó “La Santa del Barrio” y “Ay Palillo, no te Rajes”. Vendría su éxito de despegue al lado de Tin Tan en “Calabacitas Tiernas”. Siguieron otras películas y alternó con todas las figuras de la Época de Oro. No imaginó llegar al triunfo cuando empezaba a cantar tangos en el Teatro Casino, de Buenos Aires, asesorada por su abuela Carmen Alonso que era guitarrista.

Rosita Quintana a sus 95 años de edad tiene un amplio currículum como actriz, cantante, poeta y compositora. Se casó con el cineasta, Sergio Kogan y tuvieron dos hijos.

Reina de Primavera
Cuando el gran actor de carácter Miguel Arenas y su esposa andaban por Caracas, Venezuela, fueron “sorprendidos”, el 19 de agosto de 1933, por la cigüeña que les dejó una hermosa bebita y acudieron a la Embajada Mexicana para registrarla y tuviera la nacionalidad mexicana como Rosa Arenas. No encontré el apellido materno. La vocación por la actuación la traía en las venas, además de que su padre la llevaba a los sets donde él filmaba. Estudiaba contaduría en la Unam y en esos días la invitaron para participar en un concurso, convocado por el gobierno de la Ciudad de México.

Corría el año 1950 y se publicó la convocatoria del certamen para elegir a la Reina de la Primavera de la Ciudad de México. Rosita estudiaba contaduría y sus amigos las animaron para inscribirse, previo consentimiento de don Miguel. En aquel entonces, entre el estudiantado universitario había un animador porrista (no confundirlo con porro) que apoyó a la guapa Rosita. Él se llamó Luis Rodríguez Pérez, conocido como “Palillo”. Rosita Arenas fue la triunfadora.

Los productores y directores se fijaron en una joven muy bonita. La conocían por sus visitas a los estudios cinematográficos. Pasó las pruebas y figuró como novia de Luis Aguilar, El Gallo Giro, en la película “¿Qué te ha dado esa mujer?”, “Marianela” fue su personaje que también alternó con “Pedro Chávez” o sea Pedro Infante. Después de ese éxito la incluyeron en el rodaje de “El Señor Fotógrafo” con “Cantinflas”. Fue esposa de Abel Salazar, uno de los galanes de aquellos días. Fueron padres de Rosa y Claudia Salazar Arenas. A sus 87 años, está retirada del medio.

Par de bellas norteñas
Todas las mexicanas son hermosas y dos de ellas, hermanitas, llegaron a la Capital del País para enloquecer a los jóvenes de los años cincuenta y a los hombres maduros aficionados al teatro y al cine o asiduos a las variedades de los centros nocturnos. Nos las mandaron del meritito ¡Chihuahua!: Elsa y Alma Rosa, hijas del general don Jesús Aguirre y de una enérgica mamá, doña Emma Juárez. Elsa fue llamada “La Mujer más Bella del Mundo”. Su físico, su rostro, su hermosa cabellera y su eterna sonrisa conformaron una personalidad muy distinguida. Alma Rosa jamás se acomplejó, frente a su hermana menor, pues también ella tenía lo suyo.

El destino estaba marcado para ambas bellezas. Siempre estarían una al lado de la otra. Eran todavía niñas, 14 y 15 años, cuando una tía les avisó de que una productora de películas en la Ciudad de México mediante un concurso buscaba a jovencitas para la película “El sexo es fuerte”. Las Aguirre se inscribieron y resultaron seleccionadas, por lo que Clasa Filmes Mundiales les firmó un contrato para tres cintas. Su carrera se interrumpió porque su mamá las alejó del escenario, pues ella quería estar siempre al lado de sus hijas, porque eran menores, guapas… y los productores no aceptaron.

Fue el director Julio Bracho quien las buscó en su domicilio “por el pueblo de Mixcoac” y convencieron a doña Emma. Retornaron a los sets, después de haber filmado “El Pasajero Diez Mil”. Bajo la dirección de Julio actuaron, en “Don Simón de la Lira”, compartiendo créditos con Joaquín Pardavé. Principiaron los días de gloria y de fama de las dos norteñitas, Elsa de la capital chihuahuense y Alma Rosa de Ciudad Juárez. Alma Rosa se dedicó 14 años a la televisión, mientras que su hermanita cantaba en los centros nocturnos. Las dos incursionaron en los escenarios teatrales y desde hace años viven en santa paz, Alma Rosa rebasó la línea de los 90 años y Elsa apenas los cumplió.

P. D. Es la primera vez que hago una segunda parte y la próxima semana les comentaré en torno a otras leyendas vivientes: Silvia Pinal, quien adoptó el apellido por razones personales. María Victoria, la bella tapatía que impuso una moda. La simpatiquísima “Lala” de Escuela de Vagabundos, Anabel Gutiérrez. Sabremos más de “La Diosa Pantera”, como llamaron a una quinceañera que es conocida como Tongolele, impulsora de las exóticas “condenadas” por las señoras de “la liga de la decencia”. Recordaremos a la autora de “A calzón Amarrado”, la polémica “Tigresa”, Irma Serrano… Y también a Ana Luis Peluffo que lució en la pantalla grande como Dios la trajo al mundo… De mi agenda, dos fechas importantes: 10 de este otoñal octubre, se cumplieron 196 años de la toma de posesión del primer presidente de México, Guadalupe Victoria… Mañana 12, aniversario del Descubrimiento de América, Día de la Raza o Encuentro de Dos Mundos. ¡Ah!, es el día cuando Cristóbal Colón y su gente de las carabelas La Niña, La Pinta y La Santa María creyeron que estaban en “Las Indias”.

Guillermo Saad Aguilar en los años sesenta era reportero del diario Novedades y fuimos compañeros en la “fuente policiaca”. Tuvo una larga trayectoria como periodista y su última actividad fue la de jefe de prensa en la Asociación Nacional de Actores, la Anda. Nos dejó en enero de este año. Nos heredó un libro con la biografía de Marco Antonio Muñiz y la novela La Flota del 21, exquisita narración de su vida en una vecindad de la Avenida Hidalgo, atrás del Palacio de Bellas Artes.

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