México: Barruntos de inestabilidad social

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México inició el año con serios barruntos de inestabilidad social, ocasionados por el gasolinazo que, en promedio, ubica el precio del litro del combustible en una banda de los 18 a 20 pesos, en la Ciudad de México, equivalente a alrededor de la cuarta parte del salario mínimo diario vigente, ubicado en 80 pesos (un aproximado de cuatro dólares), actualmente.

Los primeros escarceos de esos signos previos de posibles inestabilidades sociales se dieron, al medio día, en la autopista México-Querétaro, vialidad que enlaza a la capital del país con el centro, norte, noroeste y noreste nacionales.

El mismo corazón de la Ciudad de México fue tocado por talas manifestaciones, cuando en el céntrico y emblemático Ángel de la Independencia, ubicado en Paseo de la Reforma, se presentaron similares hechos de protesta.

Durante décadas, la vida se normalizaba en México a partir del 6 de enero cuando la sociedad, con visión de religiosidad tradicional, celebraba el Día de Reyes, evento en el que se representa la visita que los Reyes Magos de Oriente hicieron al recién nacido Niño Jesús, según la tradición judeo-cristiana, y en cuyo recuerdo se entregan juguetes y dulces a los niños.

Esa fecha marcaba el final de las vacaciones de invierno. Al día siguiente inician las actividades escolares y, en el ámbito gubernamental, ese día se conmemora el aniversario de la Ley del 6 de Enero, legislación que fundamentó el marco jurídico de la tenencia de la tierra en el país.

El día era propicio para que el jefe del Ejecutivo federal, en turno, diseñara la política de Estado que se ejercería durante el año en curso. Todo iniciaba ese día. La sociedad también comenzaba a cargar la pesada piedra del quehacer anual, como el más vívido recuerdo del mito griego de Sísifo, al iniciar la llamada “Cuesta de enero”.

Ahora, el mundo es diferente. No hay descanso en la vida cotidiana de la sociedad, aunque gobernantes y legisladores sí disfruten de sus pingües aguinaldos, quincenas, compensación es económicas y otras bondades financieras que ellos mismos se autoautorizan (en casos de los legisladores) y otorgan a los funcionarios del primer nivel gubernamental.

Para mañana y los días siguientes se esperan iguales y mayores manifestaciones de desaprobación al aumento de precio en las gasolinas y diesel. Serán de distintas maneras y estarán encabezadas por la sociedad civil que pretenden evitar que políticos (partidos e individuos) se les sumen, pese a que algunas organizaciones político-sociales ya se han apuntado para encabezar o participar en esas manifestaciones de desaprobación al gasolinazo.

A lo largo del año, esas manifestaciones podrían ser más álgidas, porque en este 2017 se realizará la elección de gobernador en el Estado de México, el más importante en cuanto a número de electores del país, y por ser el más representativos en la esfera nacional, que aún mantiene en su poder el Revolucionario Institucional (PRI), ser cuna del actual presidente Peña Nieto y significar la antesala de los comicios federales del próximo año cuando se elige al presidente de la República.

Aunque en México los tres presidentes que antecedieron a Felipe Calderón y al actual Peña Nieto (ambos abogados), fueron economistas, el país viene registrando un bajo nivel de crecimiento económico y con expectativas de seguir igual, al menos, para el siguiente sexenio.

La otra característica que ha dominado el escenario político-económico es la desatada corrupción gubernamental (ahora más visible, gracias a las redes sociales) pese a que desde el sexenio de López Portillo (1976/82) se inició el supuesto combate a ese fenómeno, bajo el eslogan de campaña: “La corrupción somos todos”, postulado que, convertido en gobierno, sólo se expandió.

Su sucesor, Miguel de la Madrid Hurtado (1982/1988), igualmente hizo otro intento con su bandera de “Moralización de la sociedad”, que incluyó la emisión de la legislación para que ningún pariente de los funcionarios federales o locales, en forma directa o indirecta, pudiera ocupar una plaza administrativa.

Esa pretensión gubernamental falló. Ahora es común que, en el caso de la Ciudad de México, gobernada en su mayoría por los partidos izquierdistas PRD y Morena, lo más común es que los esposos, sobrinos y cuñados se hereden la administración de las Delegaciones Políticas, hasta llegar al surrealismo político de las llamadas “Juanitas”, método impuesto por el mandamás del izquierdista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, consistente en que alguien haga campaña, gane las elecciones y, en seguida, renuncie a favor de su cónyuge o persona deseada e imposibilitada a participar en las elecciones, por cuestión de equidad de género.

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