Hacia el bipartidismo

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Muchas consideraciones, como cada vez que hay elecciones políticas, dejaron los comicios celebrados ayer. Resalta el correspondiente a la actitud del electorado (poco o mucho, es lo menos, lo significativo es que votó).

La población acudió a las urnas, en algunas entidades federativa en forma numerosa que superó el tradición 30 ó 40 por ciento de las últimas jornadas electorales.

La lección que dejó es que por encima de políticos y partidos, quienes se entrelazaron en el periodo de campaña en una guerra de lodo, como en el más cotizado espectáculo de reyerta callejera, mientras que el electorado sencillamente lo observó y les dio una lección de vida que deberían aprovechar políticos y partidos sobre cómo hacer y qué es la política.

La población sólo quiere que le resuelvan sus problemas. No le interesa los dimes y diretes entre ellos y, en caso de que lo haya, que resuelvan sus diferencias en los tribunales indicados que para eso existen, no que los diriman ante la población “que no tiene vela alguna en el entierro”.

Otra gran lección es lo que se ha venido dibujando desde hace algunos años y que se manifiesta con claridad en los comicios electorales: el bipartidismo.

Esa es la historia de México. Basta recurrir a los anales para conocerla. Así fue desde los inicios de su vida independiente cuando surgieron las dos corrientes: conservadores y liberales. Así sigue hasta ahora cuando persisten sólo esas dos tendencias ideológicas. Lo que sobran son partidos políticos.

De hecho, la inmensa cauda de partidos políticos que hoy cubren el espectro político son meras derivaciones del PRI o del PAN; no hay alternativa, aunque algunos inventen sueños como partidos del centro. Eso no existe en el ideario nacional.

Antes apareció el Parm, como concesión del gobierno a los militares, y el PPS, un juego en el que se intentó divertirse con el socialismo. Ambos fueron extensión del PRI. El PAN prohijó al Sinarquismo que derivó en el Partido Demócrata Mexicano.

Ahora es lo mismo. Veámoslo. Es un análisis.

Cuando el PRI le negó la candidatura presidencial a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano (que se creía con ese derecho por sangre) hizo su berrinche y, junto con su ideólogo, Porfirio Muñoz Ledo, crearon el PRD, al cual se adhirieron quienes ya no encontraron chamba en el PRI.

Esto es fácil de entender. El PRI fue la mayor agencia de colocación laboral para los políticos, pero cuando comenzaron a escasear, por razones económicas, estas fuente de empleos, inventaron al PRD, como alternativa.

Luis González de Alba, uno de los sobrevivientes del 68, lo matizó con toda realidad. En reciente artículo refirió que los sueños de esos jóvenes ambiciosos de cambiar al país, se fue al traste cuando sus protagonistas del antiguo Psum (antes Partido Comunista), uno de los integrantes, junto con el PRT, se coaligaron para crear el Frente Democrático Nacional que antecedió al PRD, que una vez fundado fue cooptado por expriistas y algunos advenedizos que derrumbaron aquellos sueños juveniles del 68. Al PRD ahora lo controlan en su totalidad los expriistas. Baste recordar que su actual dirigentes nacional, Agustín Basave, es priista.

Por esos mismos tiempos también se creó el Pvem, un buen diseño para adelantarse a solucionar los problemas que se veían venir con la sobreexplotación de los recursos naturales y que se manifiesta en la actual problemática del cambio climático. Lo malo es que Jorge González Torres, su creador de antecedentes neoleoneses y priistas, es, antes que político, un buen negociante y terminó creando una empresa familiar que utiliza a la política para aumentar sus arcas personales y de grupo económico.

Años más tardes, cuando el PRI no eligió a López Obrador como su candidato al gobierno de Tabasco y a Ricardo Monreal Avila, como su abanderado en Zacatecas, ambos hicieron su berrinchito y se fueron al PRD, partido que los cobijó y los hizo suyos. Monreal logró su cometido; López Obrador perdió Tabasco, aunque luego, después de que Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles le pavimentaron muy bien el camino a la administración de la Ciudad de México, se convirtió en jefe de Gobierno del DF para de aquí, lanzarse a la conquista de Los Pinos, lucha que también perdió una y otra vez.

Curiosamente, ahora Rosario Robles, de cepa perredista, es funcionaria priista, al frente de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y su hija, Mariana, nacida en cuna perredista, es presidenta del PRI de la Ciudad de México. Simples curiosidades de la política a la mexicana, como si el tricolor capitalino careciera de cuadros relevantes para encabezar esa dirigencia.

Dante Delgado Rannauro fue gobernador priista interino veracruzano. Al término de su mandato y sin posibilidades de repetir en esta magistratura estatal, decidió crear el Partido Convergencia Democrática (ahora Movimiento Ciudadano), muy de la mano de César del Angel, líder del Movimiento de los 400 Pueblos y excelente vividor de los recursos públicos.

Interesante el caso del Panal (Nueva Alianza), creado por Elba Esther Gordillo, tomando como base al magisterio nacional que, en número redondos, sumaba un millón 500 mil afiliados. Lo hizo para derrumbar la candidatura presidencial de Roberto Madrazo Pintado, a la sazón presidente del PRI nacional y ella como secretaria general, la segunda al mando del tricolor. Vinieron las disputas por lo que sólo ellos supieron y la ruptura. Madrazo no alcanzó la Presidencia de la República y Elba Esther se alzó con el ahora llamado partido turquesa.

Otros partidos políticos, como el Partido Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional (conocido mejor como ferrocarril por sus iniciales), creado por el coahuilense Francisco Navarro Montenegro, de perfil cardenista y, por ende priista, aunque él fuera izquierdista. Su mayor usufructuario fue Rafael Aguilar Tamalantes, que antes había fundado el PST; o el PC, de los expriistas Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard Casaubón.

En fin, todos estos partidos tienen como paternidad al PRI.

El PAN a este respecto, se ha mostrado más discreto, aunque algunos ven en el reciente Partido Encuentro Social (Pes), cuyo creador Hugo Eric Flores Cervantes, trabajó en Semarnat, durante la administración de Fox, y con fuerte membresía entre los cristianos, que este instituto político tiene inspiración en el blanquiazul, por su origen bajacaliforniano, entidad de amplia tradición panista, al igual que antes fue el PDM, originado en el Bajío, región de fuerte ascendencia también panista.

Las elecciones de ayer muestran una tendencia favorable al PRI y PAN. Bipartidismo, pues.

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