El trigo es uno de los alimentos más cultivado en el mundo y de mayor consumo por el hombre en occidente. El origen de este cultivo esencial se encentra en Oriente Medio, más exactamente entre los ríos Tigris y Éufrates, en la antigua Mesopotamia, desde donde se extendió por todo el mundo hace aproximadamente 12 mil años.
Los antiguos cultivadores descubrieron que el trigo podía ser almacenado por largos períodos, lo cual garantizó en gran medida la nutrición de las cada vez más grandes poblaciones humanas y, a la vez, propició el ocio, que como sabemos es el escenario ideal para el florecimiento de las artes, los oficios y las ciencias.
Muchos de los grandes avances tecnológicos de la historia están relacionados con el cultivo de este grano. Un ejemplo es la red ferroviaria de América del Norte que comenzó a desarrollarse para responder a la necesidad de transportar grades cantidades del grano.
Esta amistad con el trigo no se ha detenido con los siglos. Hoy en día es altamente utilizado en la industria pastelera para elaborar panes con levadura o galletas y en recetas para la producción de pastas, carnes vegetales, cereales listos para consumir y cervezas.
Su producción en masa se da gracias a los constantes avances de las tecnologías agrícolas y al aumento de las áreas cultivadas en prácticamente todas las regiones del planeta. Anualmente, se producen 100Kg. de trigo por cada habitante de tierra. Los países que más contribuyen con su producción son China, India, Estados Unidos, Francia, Rusia, Australia, Canadá, Pakistán y Alemania.
El trigo ha sido un compañero fiel del hombre de los caminos que lo han conducido a la civilización. No sobraría que pensáramos en ello cuando disfrutemos nuestro próximo pedazo de pan en el desayuno.
