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La Ley de Libertad de Información (Foia) requiere a las agencias del gobierno de Estados Unidos entregar los registros oficiales cuando son requeridos. Aunque esta ley fue firmada en 1966 las décadas previas y posteriores fueron decisivas para su promulgación y su madurez.

El congresista John Moss, de California, fue el primero en plantear en 1955 la idea de la Ley para la Libertad de Información, durante la Guerra Fría, cuando el secreto gubernamental prevalecía. Pero no fue sino hasta once años después que la idea logró suficiente apoyo en el Congreso como para ser aprobada. En 1974 el Congreso enmendó la Foia para establecer recomendaciones con fuerza de ley para conseguir respuestas y para penalizar a las agencias que fallaran en su cumplimiento.

Como muestra el gráfico, la Ley de Libertad de Información no es utilizada solamente por los periodistas que trabajan en sus artículos. Los negocios pueden usarla para hallar información sobre decisiones pasadas del gobierno para hacer adquisiciones, para mejorar sus habilidades para hacer propuestas o usar los datos del gobierno para hacer investigaciones de mercado. Y los datos que el gobierno recopila sobre temas de salud pueden ser una herramienta valiosa para la investigación universitaria. Uno no tiene que estar afiliado con una organización, ni siquiera ser ciudadano de Estados Unidos, para pedir los registros bajo la Ley para la Libertad de Información. Se trata sobre todo de mantener a la gente al tanto de lo que es el gobierno de Estados Unidos.

Cada año un pequeño porcentaje de solicitudes bajo la Ley de Libertad de Información es denegado. Ello se debe a que los registros solicitados caen bajo alguna de las nueve excepciones de Foia, áreas de información protegida relacionadas con temas como son la seguridad nacional, la privacidad personal y los secretos comerciales, o una de las tres exclusiones de información sobre investigaciones criminales en curso. Sin embargo, muchas solicitudes son atendidas y el uso de la ley ha aumentado en años recientes.

Ayudando a los soldados
El periodista que en 2014 ganó el Premio Pulitzer con su crónica en Gazette, de Colorado Springs, consiguió por medio de la Foia documentos relacionados con la dada de baja de militares por casos de mala conducta. Los documentos mostraron que miles de soldados tenían problemas mentales, que habían sido dados de baja inadecuadamente, sin sus beneficios. Luego de que la serie fuera publicada, los reglamentos del Ejército fueron cambiados para hacer que profesionales de salud mental fueran parte de las juntas encargadas de examinar las bajas.

En 2014, cuando el Congreso había autorizado recientemente el vuelo en espacio aéreo comercial de las aeronaves automáticas (drones), un reportero del diario Washington Post usó la Foia para lograr acceso a documentos de las Fuerzas Aéreas. Los documentos revelaron que más de 400 drones militares se habían estrellado por mal funcionamiento. Hasta ese momento el debate de la política en torno a los drones se había enfocado en las preocupaciones por la privacidad. El artículo reveló que otro aspecto que debía ser incluido en el debate sobre las políticas era la seguridad de su uso, y así se hizo.

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