Hamburgo, Alemania.- Esta noche, al término de la primera jornada de trabajo del G-20, los asistentes a la reunión cimera se sentaron en el moderno teatro local Elbphilharmonie para escuchar la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven, cuyo final es el acorde clásico y mundialmente conocido “Himno a la Alegría”.

La Sinfonía de Beethoven habría sido escogida, especialmente, por la anfitriona de la reunión, la canciller germana Ángela Merkel, con la intención de enviar el más grande y esperanzador mensaje a la humanidad: un mundo mejor.

El Himno a la Alegría es una pieza clásica que se ha convertido en un referente político, lo mismo utilizado en momentos de crisis políticas que económica y sociales. Ha sido bandera para los amantes de la paz y para sus contrarios.

El G-20, conformado por las 19 economías más pujantes del mundo actual y los integrantes de la Unión Europea, a quienes se agregan algunos invitados especiales a pedido del mandatario anfitrión, ahora Merkel ha sido pródiga en este sentido y ha agregado a una buena cantidad de invitados especiales, tanto jefes de Estado como organizaciones mundiales que convierten e esta reunión en una auténtica anfictionía.

En síntesis, en Hamburgo están presentes: 20 miembros del G20: 19 países y la Unión Europea; España, considerada como un invitado permanente en las cumbres; tres países asociados: Noruega, Países Bajos y Singapur; la Unión Africana (representada por Guinea), la Cooperación Económica Asia-Pacífico (representada por Vietnam) y la Nueva Alianza para el Desarrollo de África. También están presentes: la Organización Internacional del Trabajo, Fondo Monetario Internacional, Consejo de Estabilidad Financiera, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio, Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, Naciones Unidas y Organización Mundial de la Salud.

La elección del Himno a la Alegría no es para nada casual. Ese mensaje lo exige el temario del G20, cuyos dirigentes tratan principalmente las políticas económica, financiera, climática, comercial y de empleo y desarrollo. Otras cuestiones clave de importancia mundial que figuran en el orden del día son los flujos migratorios y de refugiados y la lucha antiterrorista.

La función del G-20 en la consecución de una economía mundial eficaz para todos incluye:

  • Un sistema comercial multilateral abierto, justo y basado en normas y un sistema monetario y financiero internacional resiliente
  • Los beneficios económicos de la acción por el clima y el potencial de la revolución digital
  • La elusión y la evasión fiscales
  • La lucha contra el terrorismo y su financiación
  • La responsabilidad compartida con respecto a los refugiados y los migrantes y la asociación con África para la inversión, el crecimiento y el empleo

En estos momentos de turbulencias, Europa asume una mayor responsabilidad a nivel internacional. Cuando se habla de los principales desafíos mundiales, Europa es un punto de referencia para todos aquellos que valoran la democracia liberal y los derechos humanos, el comercio libre y justo, la lucha contra el cambio climático, contra la pobreza y la violencia, sostienen analistas internacionales, quienes ven con esperanza inusitada la reunión del G-20.

La pieza final de la ‘Novena Sinfonía’ de Beethoven tiene un mensaje de «unidad» que la Unión Europea ha privilegiado y podría interpretarse como una crítica a las prácticas autoritarias de Trump, consideran expertos.

Según CNN, “una portavoz del gobierno alemán dijo a CNN que Merkel misma eligió la Novena sinfonía (“una parte sustancial de la cultura alemana”), cuyo movimiento final, más conocido como el ‘Himno a la alegría’ es un “himno a la humanidad, paz y entendimiento internacional”.

Completada en 1824, la última sinfonía de Beethoven pone música a las idealistas palabras del poeta alemán Friedrich Schiller: juntos, están a la espera de un momento de alegre unidad, en el que “todos serán hermanos”.

«La pieza fue escrita… en un momento de represión y contrarrevolución”, dijo Nicholas Baragwanath, director del departamento de música en la Universidad de Nottingham del Reino Unido. “La Revolución (francesa), este gran experimento, había fallado y era un estado policial, efectivamente”.

Dados los momentos difíciles en los que fue creada, la sinfonía ha sido interpretada como “un llamado de libertad”, dice Baragwanath.

Pero John Deathridge, profesor emérito de música en el Kings College London, dice que el poema original fue adaptado para volverlo menos revolucionario: “En el original existe la frase ‘Que los mendigos se conviertan en hermanos de príncipes’ sugiriendo que todos los niveles de la sociedad se conviertan en uno. Eso se hizo… más abstracto”.

De acuerdo a analistas políticos, “sin importar las intenciones originales de Beethoven, desde su debut hace más de 150 años, la ‘Novena Sinfonía’ y en especial el ‘Himno a la Alegría’, ha sido acaparada por un sinfín de causas políticas, algunas que podrían ser consideradas poco utópicas hoy día.

«Pocas grandes obras de arte han pasado tanto tiempo con gente tan desagradable”, escribió el crítico de música y arte Igor Toronyi-Lalic en el Times en 2009. Por mucho de su historia, la oda ha sido un acompañante a los extremos políticos más turbios y criminales”.

Todos, desde los nazis hasta los comunistas, desde supremacistas blancos en Rhodesia hasta activistas anti-Pinocheten Chile, guerrillas de izquierda en Perú y estudiantes en Tiananmen, han aclamado este tema clásico, afirmando que prueba su punto”, agregó.

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