Finalmente, Francia decidió mantenerse dentro del status quo que priva en el mundo y evitar cualquier ruptura traumática, como la que enfrentan ahora Gran Bretaña, Estados Unidos y, parcialmente, Italia.
Los franceses dieron el triunfo a Emmanuel Macron, quien será el próximo presidente del país galo, tras ganarle a Marine Le Pen en las elecciones presidenciales de este domingo.
Según información de cables internacionales, la candidata ultraderechista tuvo una dura derrota contra el candidato socioliberal, aunque se ha autoproclamado líder de la oposición al nuevo presidente.
Para articular esa oposición, Le Pen, de 48 años, anunció una «profunda renovación» de su movimiento político, que transformará en una «alianza de patriotas» que encabezará con la vista puesta en las legislativas de junio próximo, que se han convertido en el nuevo campo de batalla electoral en Francia.
Macron había obtenido, poco antes del resultado final de la segunda vuelta electoral, alrededor del 65 por ciento de la votación nacional, por un 57.41 de Le Pen.
El triunfo de Macron significaría un nuevo respiro a la Unión Europea que cerró el año anterior con fuertes dudas sobre su viabilidad como tal. Francia, junto con Alemania, constituyen la bases de esta unidad. Ambas naciones le apostaron a la continuidad.
Los análisis antisistémicos que venían enarbolando los críticos de la política global tuvieron también un fuerte revés y volvieron a mostrar una realidad indiscutible: la sociedad no está conforme con la forma en que se está gobernando en la mayoría de los países, pero tampoco desea una ruptura total con el llamado establisment, aunque sí desea mejorar su situación actual.
Al parecer los ensayos mundiales que se han tenido en algunos países no han sido lo suficientemente atractivos para la mayoría de la población que sigue apostando a sistemas ya probados, aunque su deseo innato es que mejoren para contar con mejores estándares de vida.
Esa es la lección que dieron los franceses en estas elecciones que todo el mundo esperaba con ansias para tener mayor objetividad en el futuro de las políticas globales.
