En los últimos 30 años, México le ha apostado a un modelo de desarrollo económico conocido entre los expertos como “estancamiento estabilizador” que privilegia la estabilidad financiera, de precios y el equilibrio fiscal; sin embargo, el aumento de los precios y la devaluación del peso alcanzan máximos históricos, afirmó Francisco Suárez Dávila en la charla “El futuro deseable de la política hacendaria y el financiamiento al desarrollo” que se llevó a cabo en el Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi A.C.

Sin crecimiento no hay empleo, no se genera riqueza y se redistribuye la miseria por lo que se debe diseñar un nuevo modelo de desarrollo económico pensado para un crecimiento mínimo de 5 por ciento en relación al Producto Interno Bruto (PIB), que brinde un ingreso por persona equivalente a los de primer mundo, como Portugal o Corea, que rondan los 25 mil y 35 mil dólares, respectivamente. “De seguir con el actual modelo económico, continuaríamos con un mediocre crecimiento del 2 por ciento”, advirtió el maestro en economía por el King’s College de la Universidad de Cambridge.

Añadió que para lograr realmente un desarrollo se necesita reducir el gasto operativo del gobierno, recanalizando y compactando la estructura del Estado. “Tenemos un gasto social insuficiente y mal asignado, cientos de programas de ataque a la pobreza que no parecen funcionar, el gasto educativo —que llegó a equivaler el 6 por ciento del PIB, un nivel bastante alto— se destina principalmente en el gasto administrativo y el seguro popular es la caja chica de los gobernadores”.

Para reducir el gasto corriente se necesita suprimir subsecretarías y comisiones. Recordó que en la administración del presidente Miguel de la Madrid Hurtado existían cerca de 60 subsecretarías que lograron reducirse a 25.

Otro gran reto gira en torno a la poca recaudación del sistema tributario que captura sólo el 15 por ciento del PIB, porcentaje bajo en comparación con los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), que recaudan alrededor del 38 por ciento. Esto resulta insuficiente para apoyar los programas fundamentales como salud o pensiones. Asimismo, la Reforma Fiscal es únicamente una nueva miscelánea recaudatoria. “Es por ello que necesitamos también una buena política fiscal progresiva que desplace los impuestos hacia los hogares más ricos y los aleje de los más pobres”, dijo el ex embajador de México en Canadá.

El otro gran desafío para México es la deformación del federalismo fiscal, ya que entre aportaciones y participaciones se transfieren a los Estados y municipios el 30 por ciento del presupuesto aun cuando estos no hacen ningún esfuerzo para generar ingresos en rubros tan esenciales como el pago de predial y el costo de los servicios públicos. “Esta dilapidación del 30 por ciento es una de las causas del bajo crecimiento del país, por lo que se deben disminuir las aportaciones y condicionarlas al cumplimiento de objetivos de inversión y gasto social”.

Otro punto crucial para nuestro país es la banca comercial, que hasta ahora —señaló el especialista— presta mal y poco, sólo el 25 por ciento del PIB en relación a otros países como Chile que alcanza el 110 por ciento, mientras que captura utilidades enormes. Adicionalmente, no responde a los intereses del desarrollo nacional porque no hay políticas que induzcan a ello. “Se debe mexicanizar la banca comercial en el sentido de vincularla a los objetivos nacionales de desarrollo: crecimiento, financiar la producción mediante pautas generales de asignación sectorial de recursos. Tenemos muy bajos niveles de penetración bancaria, pero se necesita hacer un mayor esfuerzo por ‘bancarizar’ el país”, concluyó el economista.

La charla formó parte del proyecto El futuro deseable de la política hacendaria y el financiamiento organizado por el Centro Tepoztlán Víctor L. Urquidi A.C. con el apoyo de El Colegio de México y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

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