Investigadores del Colegio de Postgraduados (Colpos) en Texcoco, Estado de México, buscan recuperar el conocimiento milenario sobre los hongos, resguardado en los 68 grupos étnicos de México. “Estos grupos conocen ampliamente las propiedades de los hongos y los miembros de estas comunidades son capaces de distinguir a la perfección aquellos hongos que pertenecen a una especie tóxica y cuales son comestibles”, comentó Jesús Pérez Moreno, investigador adscrito al posgrado de edafología, de este Colegio, por más de 24 años.

En entrevista para el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (Fccyt), el especialista en diversidad y etnomicología de hongos comestibles silvestres de México, señaló que nuestro país tiene el segundo reservorio más grande a nivel mundial de hongos comestibles silvestres.

En la República Mexicana se consumen más de 450 especies de hongos, superada sólo por China donde la ingesta es de unas 600 especies. Sin embargo, se desconocen todas las propiedades o activos que podrían ser usados para combatir enfermedades, aseguró.

“Soy un enamorado de los grupos étnicos y actualmente estoy desarrollando una investigación que toma los conocimientos de los grupos mixtecos, zapotecos, chinantecos, tlahuicas, nahuas y mazahuas, y hemos descubierto compuestos no conocidos para la ciencia que están en estos hongos silvestres. Uno de ellos es un compuesto antioxidante que está presente en un hongo del género Russula que contiene una sustancia que presumiblemente puede evitar la reproducción del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), pero el problema es que este hongo habita en los bosques y ya que muchas de las especies de hongos desarrollan actividad simbiótica para sobrevivir (asociaciones en donde ambas especies se benefician), sin esta simbiosis no tendríamos bosques y si se pierden los bosques, se va una posible cura del Sida”, aseveró Pérez Moreno.

Los hongos comestibles silvestres representan una mina nutrimental, ya que son bajos en carbohidratos y grasas y tienen un alto contenido en vitaminas y minerales. También algunos de ellos cuentan con propiedades para combatir la diabetes y la hipertensión. “Consumir hongos es como tomar medicina”, aseguró el especialista.

La investigación en la que participa Jesús Pérez busca revalorizar los conocimientos ancestrales y plantea recuperar el conocimiento milenario para investigar los principios activos de los hongos y buscar moléculas nuevas que ayuden a combatir enfermedades, apreciar la importancia biocultural de los hongos y darles sustento científico.

Los hongos, organismos invaluables
Uno de los primeros científicos en identificar el aporte invaluable de los hongos fue Charles Darwin, quien logró determinar que la vida en el planeta no se habría desarrollado sin la participación de los hongos. Este reino está conformado principalmente por tres grandes grupos: mohos, levaduras y macromicetos, que tienen diferentes funciones en el ecosistema.

El reciclaje nutrimental es una de las principales funciones que tienen los hongos en el entorno. La forma en la que se alimentan es peculiar porque producen unas sustancias llamadas exoenzimas, con las que degradan compuestos orgánicos y una vez disuelto, absorben los nutrimentos.

El mundo estaría lleno de cadáveres si no hubiera hongos, porque una de sus funciones ecológicas es eliminar restos de microorganismos, animales y humanos.

Otra función es generar simbiosis con diferentes especies. Los árboles realizan el proceso de fotosíntesis, brindan carbono al hongo y éste les da nutrimentos, sin ellos, no existiría los árboles y, por ende, los bosques. Sin duda, su importancia ecológica es trascendental, concluyó el especialista.

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