Proteína de tiburón, genéticamente modificada, salvará vidas en todo el mundo

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«Actualmente, la tecnología médica y muy en específico la tecnología de diagnóstico es muy avanzada, podemos detectar casi cualquier enfermedad con un nivel muy alto de exactitud, el problema es que esta tecnología requiere que tengamos laboratorios muy bien equipados con instrumentos que cuestan miles o millones de dólares y que tienen que ser operados por personal técnico muy calificado, que, por supuesto, es muy escaso en lugares de recursos limitados», dijo José Luis Nuño, fundador de Unima, al hablar sobre el uso de la tecnología para luchar contra la pobreza.

Unima es un proyecto mexicano que surgió en colaboración con el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), que pretende hacer diagnósticos médicos en las partes más remotas del mundo con el costo de aproximadamente un dólar por persona, usando un dispositivo que contiene una proteína de tiburón genéticamente modificada que cambia de color con la sangre dando pistas de la enfermedad.

Lo interesante de esto es que por muy innovadora que suena la idea, no contó con el apoyo suficiente en México, el país donde nació, por lo que tuvo que emigrar a Silicon Valley en busca de recursos.

«El problema es que en México, en realidad, prácticamente no se desarrolla tecnología médica fuera de las universidades, por lo cual hay muy poca experiencia en el sector industrial para poder crear algo nuevo y llevarlo al mercado», señaló Nuño.

Pensar en tecnología y desarrollo podría ser sinónimo de viajes al espacio o inteligencia artificial, la realización de sueños que solían pertenecerle a la ciencia ficción y sueños a los que sólo un pequeño estrato de la población tiene acceso. Sin embargo, existen en el mundo emprendedores que han aplicado la tecnología para resolver problemas apremiantes de la sociedad moderna, como la falta de agua, pobreza, desnutrición y falta de atención médica de calidad.

En la charla «Experiencias de tecnologías para ayudar a combatir la pobreza» que se llevó a cabo en el II Seminario Internacional Explorando Tecnologías de Punta para el Combate a la Pobreza en México, se presentaron algunos de los casos más representativos en el país y el mundo, entre los que se contaron el citado caso del uso de la proteína de tiburón, genéticamente modificada, para mejorar los diagnósticos médicos.

«Cuando hablamos de explorar la tecnología para combatir la pobreza no estamos hablando de reinventar la rueda o de irnos todos al espacio juntos sino de cómo hacerle para que lo que ya existe sea accesible para todos», explicó Juan del Cerro, creador de Disruptivo Tv, otro de los innovadores científicos.

El sistema de políticas públicas en México está dividido, así lo afirmó Iñaqui Alberto Encinas, investigador de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol). «Tenemos una política de desarrollo social altamente fragmentada, se ejerce en nuestro país a través de casi 6 mil 500 programas y acciones de desarrollo social entre los tres órdenes de gobierno, 2 mil 500 estales, 3 mil 800 programas municipales y 154 programas federales. Cada uno con su presupuesto, cada uno con su estructura organizacional, cada uno con su normatividad».

En este panorama, los emprendedores sociales se mueven para encontrar soluciones creativas y de bajo costo. «La tecnología no es como la producción de lo que en general pensamos que son las tecnologías, como cosas electrónicas o aparatos, tecnología viene de la palabra ‘técnica’, que tiene que ver con cómo hacemos las cosas», dijo Enrique Lomnitz, creador del proyecto Isla Urbana, que instala tinacos que captan agua de lluvia en los sectores más afectados por la falta del líquido en la capital del país para que se vuelvan hidrosustentables.

«La gente pasa de ser un usuario pasivo que no sabe ni de dónde le llega su agua ni a dónde se va (…) a ser agentes activos que son parte del manejo de agua de la Ciudad de México y que tienen herramientas propias desde donde abastecerse».

A la par, existen iniciativas como Iluméxico que lleva luz a los hogares en la República Mexicana que no cuentan con electricidad donde instalan equipos de energía solar. Otra es la plataforma de monitoreo Sistema de Información Social Integral, iniciativa de la SEDESOL que actualmente está en construcción y que busca realizar propuestas de política pública desde un enfoque preventivo.

«Las políticas públicas, al menos en temas de pobreza, tienden a partir de un enfoque correctivo, reactivo, es decir, identifican un problema y lo atacan ya que se materializó. Nosotros lo que queremos hacer es un cambio de paradigma y pensar más bien de manera preventiva».

Llevar agua, luz, alimento, techo y salud, como el proyecto «Sala Uno» que acerca el cuidado oftalmológico a todos los sectores de la población, son solo el principio. La reflexión final, en palabras de Dalia Silberstein, directora de RedUnES, es que «no se puede esperar a planes, a políticas de largo plazo, es hoy, ahora y aquí». Que tantas personas ya lo hayan logrado pese a los obstáculos es una prueba de que se puede hacer, la pregunta entonces es, ¿cuántos más se unirán a la lucha por salvar al mundo antes de buscar emigrar a otros?

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