Con el objetivo de dirigir los resultados de los trabajos de investigación en biomedicina, hacia la aplicación clínica que coadyuve en la intervención, prevención o tratamiento de enfermedades que aquejan a la población mexicana, se inauguró ayer la Primera Feria Nacional de Investigación en Medicina Traslacional e Innovación, en un hotel de la Ciudad de México.

La Feria es un trabajo en conjunto entre la Secretaría de Salud, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), en el marco del recién creado Consorcio Nacional de Investigación en Medicina Traslacional e Innovación (Conimeti).

“Junto con el Conacyt, algunas de las instituciones de la ciencia mexicana que permitieron unir esfuerzos para la Investigación en Medicina Traslacional e Innovación, fue el Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

“Hace unos ocho meses estábamos presentando una idea que contemplaba una alianza, juntarnos y hacer trabajo en equipo, reunir a la ciencia básica y a la clínica, que no era del todo novedoso, pero al vincularla con el sector privado las cosas cambian. Estamos en el tiempo de la vinculación, de la aplicación y de la medicina traslacional”, dijo José Narro, secretario de Salud (SSA).

Impacto de la medicina traslacional
Uno de los ejemplos más sonados de los últimos días sobre los beneficios de la medicina traslacional es el remplazo del 80 por ciento de la piel de un niño con epidermis creada en un laboratorio, mencionó Enrique Cabrero, director general del Conacyt.

Cabrero se refería a una afección que padecía Hassan, de 7 años, que lleva el nombre de epidermólisis bullosa (EB), un trastorno genético potencialmente mortal que le había causado heridas intratables e infección en todo el cuerpo. Lo que produce esta afección es que la piel de los pacientes pueda ampollarse por un leve golpe o fricción. Así, los médicos optaron por intentar reparar la piel del niño con un reemplazo genéticamente modificado. Investigadores de la Universidad de Módena, Italia, tomaron células madre de una pequeña parte de la piel en la ingle y la usaron para hacer crecer una nueva piel en el laboratorio. Antes de cultivar la dermis en el laboratorio, el equipo utilizó un retrovirus para insertar una versión sana y no mutada del gen LAMB3. Ahora el niño ya empieza una vida normal.

“La medicina traslacional, sin duda, significa una nueva forma de concebir el sector de la salud, desde la investigación científica llevada a la clínica, acercando al paciente mejores tratamientos y medicinas más adecuadas. (…) Entre otras posibilidades de este proyecto, está el generar un páncreas artificial en el futuro cercano o el uso de nanopartículas para mejorar la viabilidad de los órganos de trasplante.

“A este esfuerzo se han empezado a vincular 11 de los 27 Centros Públicos de Investigación del Conacyt. En los últimos cinco años el Conacyt ha apoyado proyectos a través del Fondo Sectorial de Salud, junto con la Secretaría de Salud, por casi mil millones de pesos; además de 469 proyectos de investigación científica en otras convocatorias por más de 800 millones de pesos”, expuso Cabrero.

Aunado a la feria, también se realizó la novena Jornada Nacional de Innovación y Competitividad, espacio de reflexión en materia de innovación y competitividad en el sector salud, al considerar las experiencias y visiones de expertos de los sectores académico, empresarial y gubernamental.

“México es la economía número 11 a nivel mundial, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos; sin embargo, somos el país número 55 de 138 en los Índices Globales de Competitividad, algo no está bien. En el Índice que analiza la calidad de las instituciones científicas, México ocupa la posición 44 y en la disponibilidad de científicos el lugar 55, lo cual evidencia la necesidad de que las instituciones de educación superior continúen la formación de recursos humanos especializados”, indicó el rector de la Unam, Enrique Graue Wiechers.

Agregó que, en el índice de la capacidad de innovación, México está mal al ocupar el lugar 67, mientras que en el gasto privado en investigación se tiene la posición 76. “Nos hace falta comunicarnos mejor, formar más científicos e indudablemente seguir mejorando la inversión en ciencia y tecnología, pero sobre todo nos falta que la industria se involucre en esto para que podamos crecer y desarrollarnos”, dijo.

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