Karen Janett Carranza J.

Washington, D.C.- Tras la decisión del presidente Trump de retirarse del acuerdo de París, bajo el argumento de que permanecer en él representaría una desventaja económica para los EE.UU., líderes de distintas organizaciones ambientales y de otras organizaciones hispanas coincidieron en que esto pone a los Estados Unidos en desventaja económica respecto al desarrollo de tecnologías limpias y cede el paso a China para que se posicione como el país líder en la lucha contra el cambio climático.

Además de las reacciones de los líderes de las organizaciones, en California el Senado pidió al gobernador Jerry Brown reunirse con México y Canadá para tomar medidas relativas al cambio climático. Respecto a la frase que expresó el presidente Trump al retirarse del acuerdo de: “Fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburg, no de París”, el alcalde de esa entidad, Bill Peduto, respondió que en esta ocasión están del lado de París.

Fred Krupp, presidente del Fondo de la Defensa del Ambiente (EDF) declaró que “la decisión perjudicaría a Estados Unidos mucho más que lo que perjudica al acuerdo. Otros líderes mundiales ya han dejado claro que ellos continúan estando comprometidos en seguir adelante –con o sin los Estados Unidos. Abandonar el acuerdo de París ralentizando el crecimiento de los trabajos de energía limpia, añadiendo, al mismo tiempo, más contaminación a nuestro aire, dañando nuestra salud y alimentando eventos climáticos extremos más caóticos. Esto es la movida equivocada en todos los sentidos”.

En este nuevo camino que el presidente Trump ha elegido, algunos de sus más importantes consejeros sobre cambio climático han renunciado por no coincidir en que se abandone este instrumento internacional. Elon Musk, cofundador de Tesla Motors, es uno de ellos. A esta lista también se unen Robert Iger, quien representa a Disney, y Tim Cook, de Apple. Representantes de empresas como Google, Amazon y Facebook han reprobado esta decisión, expresando tanto públicamente, como al interior de sus negocios su compromiso por seguir combatiendo el cambio climático.

En concordancia con las declaraciones de los empresarios, José Calderón, presidente de la Federación Hispánica, reaccionó diciendo que “ciudades como Nueva York se han comprometido a defender los preceptos del Acuerdo Climático de París, sin importar la decisión del presidente”, y llamó a que otras ciudades y estados tomen las mismas medidas para proteger la salud pública a través del cumplimiento de las leyes y regulaciones que existen en materia de aire limpio y agua limpia, entre otras. Agregó que “si nuestro gobierno federal no prioriza proteger el ambiente y la salud pública, entonces debemos voltear a nuestros líderes locales para que lo hagan”.

Estados Unidos ahora es el tercer país que le da la espalda al acuerdo de París, precedido por Siria quien en definitiva no cree en este tratado; y Nicaragua, quien no lo firmó, porque los acuerdos alcanzados en el mismo no le parecieron suficientes y justos, pues consideró en su momento que habría que establecer estándares más estrictos para las naciones más desarrolladas y con mejores economías en el mundo.

Desde esta arista, Adrianna Quintero, fundadora de Voces Verdes, expresó que “la decisión de Trump de salirse del acuerdo de París pone a los Estados Unidos al final, igual que a Siria. Mientras que él dice amar el ambiente y que quiere poner el bienestar de los estadounidenses primero, hace exactamente lo opuesto, dejándonos a todos expuestos a los daños del cambio climático. Para millones de estadounidenses que trabajan muy duro, esto significa más contaminación, mayores cuentas médicas, días perdidos en las escuelas y una dependencia irreal sobre industrias que están muriendo”.

Trump piensa que las políticas reflejadas en el acuerdo de París son injustas para los Estados Unidos y que si bien en este momento está saliendo del acuerdo, podría reintegrarse siempre y cuando éste se replanteara. Hay que tomar en consideración que llegar al punto en que 197 naciones llegaran a acuerdos respecto a las políticas ambientales llevó más de 18 años. Pues aunque previo al acuerdo de París, se firmó el Protocolo de Kioto en 1997, en 1992 -después de 20 años de la primera Conferencia Ambiental Global, que se le dio más relevancia a este tema en la agenda internacional en la Cumbre de la Tierra que se realizó en Brasil. Fue en 1995 que los gobiernos del mundo se dieron cuenta de la importancia reforzar los compromisos que debían formularse para atender los problemas de industrialización y contaminación que enfrentaba el mundo.

En respuesta a la decisión de abandonar el acuerdo de París, Italia, Alemania y Francia dieron a conocer su posicionamiento a través de su portavoz, Emmanuel Macron, presidente de Francia expresó: “Consideramos que el momentum generado en París en 2015 es irreversible y creemos firmemente que el acuerdo de París no puede ser renegociado, ya que es un instrumento vital para nuestro planeta, sociedades, y economías.” Asimismo, Macron también envió un mensaje al presidente de los Estados Unidos a través de periscope: “Respeto su decisión, pero pienso que es un error tanto para los Estados Unidos como para nuestro planeta.” En esta transmisión, también envió un mensaje a los norteamericanos: “El mundo cree en ustedes, sabemos que son una gran nación… Hagamos nuestro planeta grande otra vez”.

Estados Unidos, segundo generador a escala global de contaminación por gases
Estados Unidos es el segundo generador a escala global de emisiones de contaminación por gases de efecto invernadero; junto con China, produce casi el 40% de contaminación de este tipo en el mundo. Uno de los principales ejes sobre los que gira el acuerdo es el de la reducción de emisiones de estos gases y la implementación de medidas sustentables para la generación de energías. La participación y aportación de los Estados Unidos previo a la firma del acuerdo de París en el 2105, le permitieron tomar un liderazgo en relación a estos asuntos a nivel internacional, mismo que ahora, deja de lado.

Reah Suh, presidenta del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (Nrdc) declaró que «el extremismo de Trump nos ha aislado de la coalición global que ayudamos a crear con China, Alemania, India, Japón y otros 190 países para luchar contra el desafío ambiental más severo de nuestra generación. Él ha aislado a los trabajadores estadounidenses durante un periodo en que el boom de la energía limpia está rehaciendo la economía global. Y ha dejado a nuestros hijos con una catástrofe climática en sus manos”.

Sin protocolos, temperatura incrementará alarmantemente
De acuerdo con declaraciones de César Augusto Domínguez, director de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Nacional Autónoma de México, entre los países que se sumaron al acuerdo de París, se fijaron metas que se deben alcanzar para el 2100. Si éstos decidieran hacer caso omiso al alcance de las metas y nadie actuara, para ese año, existiría un aumento en la temperatura de 4.2 grados centígrados en las emisiones de gases de efecto invernadero; es decir que se estaría 2.2 grados por encima de lo que se espera regular aplicando los protocolos aceptados en los acuerdos internacionales.

Con las medidas vigentes, la temperatura global la temperatura se elevaría a 3.3 grados y si se llevara a cabo de manera estricta y rigurosa el cumplimiento del acuerdo, el calentamiento global podría mantenerse entre 1.8 y 2 grados. Con la salida de Estados Unidos, y siendo que es el segundo país que más contribuye a la contaminación por gases de efecto invernadero, los países que permanezcan en el acuerdo, necesitarán redoblar esfuerzos para regular y reducir sus emisiones.

Tal como lo expresa Ben Monterroso, director ejecutivo de Mi Familia Vota: “Mientras más de 140 naciones se han unido en la lucha para enfrentar el cambio climático, Trump está aislando al país y poniendo en riesgo el presente y futuro de nuestros niños… Durante los próximos dos años, los negociadores habrán de escribir las reglas sobre cómo los países deben de monitorear y reportar sus progreso para alcanzar sus propias metas”.

Aunque la situación es alarmante, se debe tener en consideración que en principio, los países que firmaron el acuerdo deben permanecer en él durante tres años. Esto significa que Estados Unidos podría salir del mismo el 4 de noviembre de 2020, y partir de entonces, el proceso de desincorporación le tomará un año. Algo que puede ocurrir a partir del anuncio del presidente Trump, es que se dejen de regular las emisiones de carbono en el país y, por tanto, se deje de cumplir con las reducciones que se acordaron y firmaron en el 2015 y se ratificaron en el 2016.

Empresas y gobiernos desean invertir en energías limpias
Sin embargo, aún existen oportunidades de que Estados Unidos pueda tomar acción aún sin el apoyo del presidente Trump. Las empresas que ya se encuentran invirtiendo en energías limpias han mostrado su postura para seguir invirtiendo en ese sentido. Además, en un hecho sin precedentes, el Senado de California, liderado por Kevin de Léon, instó al gobernador Jerry Brown para convocar a una Cumbre con México y Canadá, lo que podría ayudar en la contención de un desarraigo total del acuerdo de París.

«Ante la renuncia de Estados Unidos al liderazgo sobre temas sobre el clima, es tiempo que California tome el liderazgo con nuestras tecnologías y políticas innovadoras. Para lograr esta meta, le alentamos (gobernador Brown) a considerar una Cumbre sobre el Clima, asociándonos con México y Canadá». Si bien esta fue la petición del Senado con una mayoría demócrata, el gobernador Brown también reaccionó ante la decisión tomada por Trump, publicando en su Twitter que había emitido un posicionamiento, mismo que entre otras cosas establece:

«Donald Trump ha elegido totalmente el curso errado. Está mal en los hechos. La economía de los Estados Unidos es impulsada por seguir el acuerdo de París. Está mal en la ciencia. Totalmente mal. California resistirá esta mala y loca dirección de acción. Trump está ausente sin haberse ido de permiso, pero California está en el campo, lista para la batalla”.

California es el principal Estado generador de economía verde en Estados Unidos y la sexta economía mundial en ese rubro.

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