Hay una característica esencial que define a las innovaciones de base: la innovación popular debe surgir del desarrollo local y estar dirigida a él, comentó la investigadora de la Universidad de Sussex, Inglaterra, Mari Martiskainen.

En la charla: “Movimientos de base y energía comunitaria”, que se dio en el marco del taller El cambio transformativo y los tres marcos en políticas de innovación, organizado por el Consejo Británico, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, Martiskainen explicó que las “innovaciones de base se desarrollan a través de redes de activistas, profesionales y organizaciones que generan soluciones novedosas para el desarrollo sostenible, que responden a la situación local y despliegan conocimiento de interés para las comunidades”.

Tres miradas a la innovación popular
A juicio de la especialista, la innovación popular debe verse desde tres perspectivas distintas, cada una enfocada en una parte diferente del proceso.

La perspectiva del ingenio local se centra en las innovaciones de los grupos locales o inventores individuales. Pueden ser agricultores que desarrollan sistemas de riego o conductores que fabrican engranajes para sus triciclos para transporte, por ejemplo. El énfasis es la gente innovando para ellos mismos o para sus comunidades, tal vez basándose en sus conocimientos tradicionales o indígenas y, en ocasiones, convirtiéndose en empresas sociales, a veces con ayuda externa.

Una segunda perspectiva se enfoca en el empoderamiento local que resulta cuando interactúan las comunidades con los desarrolladores de las tecnologías. Puede que los grupos locales no sean los innovadores, pero los desarrolladores se aseguran de que sean incluidos totalmente en la adopción y beneficios de la tecnología que, incluso, puede ser una producción masiva de dispositivos como los sistemas solares fotovoltaicos.

La tercera perspectiva es, a veces, más crítica, los partidarios de la innovación de base consideran que la actividad de abajo hacia arriba, a veces, hace que las injustas estructuras económicas y sociales sean más visibles y sirve como crítica a las exclusiones asociadas con los sistemas convencionales de innovación.

Independientemente de la perspectiva, los innovadores de base están generando conocimientos y experiencias invaluables. El reto para las instituciones de investigación científica o para los innovadores convencionales es aprender a comprometerse con la diversidad, como lo expone el artículo de Adrian Smith, Innovación de base para el desarrollo: hechos y cifras, publicado en mayo de 2012 en Science and Development Network.

Energía comunitaria
Como ejemplo de lo que pueden generar las innovaciones de base, Martiskainen mencionó que el creciente fenómeno de la participación de la sociedad civil en la generación de energía renovable ha atraído el interés de los investigadores, aunque lamentó que en México los proyectos eólicos, las personas aún no los consideran benéficos para sus comunidades.

Sin embargo, como se sabe muy poco sobre un sector diverso y relativamente pequeño, como la energía generada por comunidades –que podría aumentar y promover un cambio en la producción de energía– la científica de la Universidad de Sussex, Inglaterra, publicó, junto con un grupo de investigadores, el artículo: Understanding the scaling-up of community energy niches through Strategic Niche Management Theory: insights from Finland (Entendiendo el escalamiento de nichos de energía de la comunidad a través de la Teoría Estratégica de Gestión de Nicho: información de Finlandia), publicado en el Journal of Cleaner Production este año.

Dicho artículo muestra dos ejemplos recientes de iniciativas energéticas comunitarias en Finlandia, que son las adquisiciones conjuntas de paneles solares por parte de ciudadanos privados y ciudades pequeñas y una campaña iniciada por la organización “Amigos de la Tierra” para promover la participación de la comunidad en la producción de energía.

Estas iniciativas a menudo se discuten bajo el término lähienergia , que se traduce como «energía local» o «energía cercana». El concepto de lähienergia fue desarrollado por primera vez por el Fondo Finlandés de Innovación.

En el contexto finlandés, la energía local puede entenderse como proyectos de ahorro de energía y energía renovable que utilizan recursos locales y que también tienen vínculos con la acción comunitaria.

La energía comunitaria sigue siendo relativamente pequeña, pero existe un interés creciente en la producción de energía distribuida a pequeña escala que aumenta las posibilidades para que las personas generen su propia energía a partir de fuentes renovables.

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