Karen Janett Carranza J./LatInformation

Washington, D.C.- Más de 3 millones de niños latinos con asma podrían verse afectados, luego de que haya sido anunciado un recorte presupuestal a la Agencia de Protección al Ambiente de los Estados Unidos (EPA) el cual representa $666.2 millones de dólares menos de asignación directa a los estados para la atención de asuntos como la limpieza de ciudades tóxicas; por lo anterior, la institución que se ha dedicado a impulsar políticas ambientales por más de 40 años, enfrenta una grave crisis.

En los Estados Unidos, uno de cada diez niños es diagnosticado con asma. Para la comunidad latina, esta cifra representa más de 3 millones de niños que son diagnosticados con este padecimiento. Cada año, alrededor de 45 mil americanos son salvados por programas enfocados a la reducción de contaminantes en el aire y sustancias tóxicas en el mismo, como el plomo y mercurio. Reducciones en el presupuesto asignado a estos programas, representa un foco rojo para los niños de las comunidades latinas, quienes por pasar más tiempo al aire libre, son más factibles de ser afectados en la salud por el aire contaminado.

De acuerdo con un artículo publicado por la EPA, mejorar la calidad del aire repercute en beneficios económicos en la población que van desde los 37 a los 90 mil millones (billones, en la contabilidad estadounidense) de dólares anuales, ya que por cada dólar que se destina a atender la reducción de la contaminación en el aire, los americanos obtienen en beneficios de salud entre 3 y 9 dólares.

Más del 55% de comunidades latinas se encuentran localizadas en condados como Los Ángeles, California, y Maricopa, Arizona, que violan los estándares permitidos de ozono en el aire. Muchos de los beneficios que se obtienen por la aplicación de programas para la mejora de la calidad del aire, llegan a las comunidades que tienen menos ingresos y que además son afectadas por el asma.

Esta es solamente una de las afectaciones que derivan por la contaminación en el aire generada por la quema de combustibles fósiles, una de las principales formas de producción energética que apoya la administración del presidente Trump y a la que en varias ocasiones ha defendido Scott Pruitt, mediante demandas a la EPA, agencia que actualmente dirige.

La quema de combustibles fósiles aporta más que enfermedades como el asma. Las plantas que producen energía a partir de ellos, también liberan plomo y mercurio. El plomo y mercurio se encuentran como partículas suspendidas en el aire tras la quema de combustibles fósiles, que más tarde contaminan los suelos y aguas. De esta manera, además de contaminar el aire, también lo hace con los alimentos que consumen tanto animales como humanos, repercusión que afecta a un ecosistema en su totalidad. Además, muchas de las comunidades latinas reciben el vital líquido de las aguas superficiales que pueden ser factibles de ser contaminadas por plomo y mercurio. Estos elementos afectan de manera importante el desarrollo neuronal de los niños en desarrollo, incluyendo a los no nacidos y los adultos mayores.

Los pulmones son órganos que resultan afectados por estos y otros contaminantes al no poder alcanzar su capacidad máxima de desarrollo, misma que muchas veces es acompañada por infecciones respiratorias. La principal fuente de intoxicación por mercurio resulta del consumo de peces que lo han consumido. La EPA ha trabajado desde los 1970 para reducir el uso de plomo en la gasolina, pintura, tuberías y la tierra. Esto ha ayudado a reducir los niveles de plomo en la sangre en más del 90%.

Una publicación de la CNN, dio a conocer que un estudio de salud infantil reveló que gracias a que los niveles de contaminación en el aire han disminuido durante las últimas 2 décadas, el desarrollo pulmonar de los niños ha mejorado. Las regulaciones referentes a la calidad del aire son aportación importante de la ‘Ley de Aire Limpio’, misma que ha sido implementada y regulada por la EPA; éstas han permitido que más del 32% del ozono en el país haya podido tener una reducción desde 1980.

Una reducción en el presupuesto a programas de monitoreo y calidad del aire, significan impactos en detrimento de la salud de los niños norteamericanos, además de representar más gastos de atención en cuidados médicos e impactar en los días que los padres dejan de atender sus trabajos para llevar a los niños al médico. Esto representa importantes pérdidas económicas en las empresas, pues la productividad se afecta, sin contar que en el futuro, los niños de hoy serán adultos con salud mucho más vulnerable, lo que representará graves impactos en la economía nacional.

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