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Durante el mes de septiembre ávidos lectores de Washington salen a la cacería de libros que algunos piensan que su lectura no debe ser permitida.

En las cafeterías, bibliotecas y librerías locales, los participantes están hallando paquetes envueltos en papel negro: dentro hay libros que fueron objeto de censura.

La cacería denominada “The #UncensoredDC” (La ciudad de DC sin censura), organizada por las Bibliotecas Públicas del Distrito de Colombia, es uno de los diversos eventos a lo ancho de Estados Unidos en torno a la Semana de los libros prohibidos, que celebra el acceso libre y abierto a la información.

“Esta es realmente una maravillosa manera en la que celebramos en Estados Unidos la libertad de leer: buscar algo que alguien no quiere que uno lea”, dijo James LaRue, de la Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos, que patrocina la “Semana de los libros prohibidos”.

La cacería por parte de los buscadores pone la atención en la censura de los libros y de los derechos que gozan los estadounidenses según la primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que garantiza la libertad de expresión y la libertad de prensa.

Los intentos de prohibir libros son raros en Estados Unidos y las organizaciones como la Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos quieren que así siga.

En 2016 hubo casi 370 “observaciones” mediante las cuales alguien intentó que algún libro fuera retirado del programa escolar o de las estanterías de las bibliotecas públicas. Estados Unidos tiene unas 90,000 bibliotecas públicas o escuelas que contienen millones de libros.

LaRue dice que los bibliotecarios revisan con cuidado la cantidad de observaciones. “Somos como los buscadores de fuegos, queremos hallarlos cuando son pequeños”.

Algunos de los libros en la cacería en Washington son considerados clásicos literarios, como “The Handmaid’s Tale”, de Margaret Atwood; “We”, de Yevgeny Zamyatin y “The Giver”, de Lois Lowry. Una razón común que se da al estar en contra de un libro es que no es adecuado para un cierto grupo de edades o grado en la escuela.

La libertad para expresar sus criterios y considerar otros puntos de vista es algo de lo que los estadounidenses pueden enorgullecerse, dice LaRue.

“Hay algo supra esencialmente estadounidense en torno a la idea de que no importa en lo que uno crea, no importa en qué lado de un tema uno esté, uno puede entrar a una biblioteca pública y encontrar algo relacionado con el tema”, agrega.

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