No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras.

Juan Luis Vives.

Alguna vez aquella dama intentó imbuir en la conciencia personal un interés hacia las ciencias formales; quizás el maestro Chávez desesperó a generaciones de escuincles con más afán de correr tras una pelota que por adquirir un abanico de conocimientos rudimentarios que en aquel entonces resultaran irrelevantes y con los cuales enfrentaríamos una vida futura sumamente distante.

Hubo y hay maestros especiales. De algunos recordamos su mordacidad, de otros la benevolencia —que explotamos arteramente—; aquella maestra que desesperaba por la lentitud comprensiva de unos y la inestabilidad emocional de otros; de la maestra cuya belleza opacaba la instrucción, también queda el recuerdo de un instructor con muestras descaradas de apatía con las cuales alejaban la volátil atención de los alumnos en los temas impartidos para trasladar la curiosidad a los hechos ocurridos fuera del salón de clases.

De todos los maestros (y sin dudar, aquí abarcamos a hombres y mujeres), profesores, instructores, preceptores, mentores, guías… algunos dejaron un borrón de su imagen y otros, a lo más, sólo una sombra chinesca sin mayor referencia de su presencia ante el pizarrón.

A estos personajes les exigimos todo y les negamos lo primordial: el respeto; y está claro, algunos de ellos no lo pretenden ni lo merecen, porque también entre ellos los hay incapaces, desinteresados e inclinados sólo a la espera de otra quincena para crear antigüedad; otros llevan su labor al nivel del servicio y ministerio mal remunerados y cercados de miserias humanas.

Un maestro, pese a lo que ahora le exigimos, está obligado a instruir, a despertar —en las vidas encomendadas algunas horas a su atención y cuidados— el interés básico en la multiplicidad de conocimientos complejos, él o ella no educan, la educación —esa entelequia humana— la lleva ya el niño a las aulas y queda en los aportes diferenciados que son responsabilidad de los padres, abuelos, tíos, hermanos mayores —si los hay—, del entorno humano de la creatura. Un maestro sólo orienta en cuanto a los daños sociales si escupimos en el piso, si agredimos al compañero, si despojamos de sus bienes a otro con base a su debilidad, si dañamos a la naturaleza, si expresamos inadecuadamente una idea, si nos mofamos de las creencias del prójimo…  y si hay reprensión al respecto por alguna falta del pequeño humano en contra de otro u otros, el sarcasmo, el descrédito y ofensas van en contra del maestro que es el vínculo del que disfruta el ser humano en su desarrollo a fin de unir su momento crucial al conocimiento del pasado, del presente con un atisbo de futuro. Ellos fomentan, pedagógicamente, el despertar de la consciencia y la disciplina para mantener la atención permanentemente en el aprendizaje de aprender y aprehender (recién redescubierta por los profesionales de la instrucción).

Los maestros con vocación, esos seres a los que les exigimos todo y les degradamos sus acciones son seres que sienten el rigor de la sociedad y las realidades. No son entes especiales ni espaciales, beben y comen, orinan y defecan, viven y duermen como las demás individualidades sociales y requieren el reconocimiento de dos o tres de los cientos de ignorantes que alguna vez les desequilibramos la existencia: para dar a cada cual el mérito correspondiente.

Resulta doloroso que la imagen de un anciano maestro sirva para estultos anuncios publicitarios, bochorno de publicistas profesionales y para que una camada de improvisados apoyen su «creatividad» en chistes simplones que disfrutan con todas sus bajezas los necios. Que no todos poseemos la capacidad ni la paciencia para impartir los fundamentos del conocimiento acumulado es una verdad de Perogrullo. Lo que es motivo de conmiseración es la suerte de más de uno de los fabulosos creativos publicitarios y «graciosos» que exhiben la enorme carencia en su pasado de algún elemento humano que orientara sus afanes y marcara con el respeto una mínima parte de su connatural sabiduría. Porque los competentes —y esto rige para todas las disciplinas humanas— no son resultado de la gestación espontánea, «genios» logrados por sí mismos desde el útero; alguien les inculcó los conocimientos rudimentarios que ahora degradan en chistoretes simplones e incapacidad de empatía: lo que sí son logros personales son esas sus muestras de estupidez e inconsciencia: sus graves yerros son propios e intransferible responsabilidad.

Lejos y en un limbo silencioso yacen los esfuerzos de cientos, de miles de preceptores y la visión de un aporte cultural diferenciado para las circunstancias de la zona americana hacia el mundo con sus lenguas e imágenes por compartir, con su muestrario de esfuerzos encontrados hacia un mismo fin: la alfabetización. Con ellos quedan en el cajón de los olvidos destacados instructores que al final, ni una mísera línea en la hoja de la historia les otorgamos.

En lo personal y a contracorriente a los dictados de la moda y «modernidad» del indiscriminado, queda la imagen, el nombre, el tono de voz, el aroma peculiar de mi primera maestra que agitara mi ignorancia. Gracias para ellos, para los maestros de los que en múltiples ocasiones desperdicié su cercanía y esfuerzos, a los que las circunstancias de su vida y la propia engarzaran en una corta etapa durante la formación grupal de los individuos. Mi reconocimiento, gratitud y un perdón en nombre propio y ajeno por las sandeces que los muestran vesánicos en el salón de clases y por el inmenso rosario de gracejadas con los cuales los seres de pacotilla adquieren relumbrón.

¿Tres generaciones? (Sólo si iniciamos hoy)

«Una y otra vez vemos que ni el conocimiento intelectual ni la educación liberal ofrecen garantía alguna, sea cual fuere, de sano juicio moral, ni mucho menos de una ética superior.»

Rob Riemen, director fundador del Nexus Institute.
Décima Conferencia Nexus en George Steiner, La Idea de Europa.
Biblioteca de Ensayo Siruela. ESPA, pdf.

En el Artículo 3o. de al Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de febrero de 1917 cuya última reforma lleva por fecha el 29 de enero de 2016 leemos: «Toda persona tiene derecho a recibir educación. El Estado —Federación, Estados, Ciudad de México y Municipios—, impartirá educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. La educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; ésta y la media superior serán obligatorias.

«La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente, todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a los derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.

«El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos…» Tomado de ordenjuridico.gob.mx visitado el 26 de junio del 2017

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Imbricadas hasta la confusión, la educación, instrucción y cultura, son un reto para los teóricos en el poder y aún más para el embaucado ciudadano común.

Educación: Del lat. educatio, -ōnis. 1. f. Acción y efecto de educar. 2. f. Crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes. 3. f. Instrucción por medio de la acción docente. 4. f. Cortesía, urbanidad.

Instrucción: Del lat. instructio, -ōnis. 1. f. Acción de instruir. 2. f. Caudal de conocimientos adquiridos. 3. f. Curso que sigue un proceso o expediente que se está formando o instruyendo. 4. f. Conjunto de reglas o advertencias para algún fin. U. m. en pl. 5. f. Inform. En una computadora, expresión generalmente formada por números, letras y signos, que indica la operación que debe realizar. 6. f. pl. Órdenes que se dictan a los agentes diplomáticos o a los jefes de fuerzas navales. 7. f. pl. Reglamento en que predominan las disposiciones técnicas o explicativas para el cumplimiento de un servicio administrativo.

Cultura: Del lat. cultūra. 1. f. cultivo. 2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. 3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc[étera]. 4. f. desus. Culto religioso. (Tomadas del Diccionario de la Lengua Española. Edición del Tricentenario, rae.es consultado el 1 de junio del 2017.)

Consideramos como punto de partida para la pedagogía moderna los postulados de Jean Jacques Rousseau con respecto a la instrucción adecuada a la edad de su desarrollo con base al discernimiento por sobre el acopio de conocimientos… Iniciado el siglo XIX el inglés Joseph Lancaster rescata, pregona y practica una antigua técnica pedagógica —que hoy lleva su nombre— consistente en que los alumnos avanzados (monitores) enseñen a los menores, innovación aplicada en México en el año de 1822 por el Dr. Manuel Codorniú, el Lic. Agustín Buenrostro, el Coronel Eulogio Villarrutis, don Manuel Fernández Aguado y por don Eduardo Turreau de Linieres… Johann Heinrich Pestalozzi, considerado el «Padre de la Pedagogía Moderna» basó sus principios de instrucción en el aprendizaje individual por medio de la observación, comparación, mensura y descripción de los objetos, la familiaridad temprana con los conjuntos de palabras y el nombre de los objetos cercanos a la experiencia personal a la vez que promovió el dibujo para acercar y facilitar la capacidad en la escritura… John Dewey, promovió un sistema de aprendizaje igualitario para niños y niñas y las abandonadas poblaciones melanoafricanas sustentada en el principio de que adquirimos un conocimiento por el propio interés… Ovide Decroly aportó las tres etapas en el proceso del pensamiento analítico: la observación, la asociación, la expresión… María (Tecla Artemisa) Montessori sujetó su enseñanza al principio de que toda creatura posee desde su nacimiento el impulso innato para aprender y las cualidades para desarrollarlo por sí mismo con autonomía e independencia, sin medidas o parámetros fijados por padres o instructores… Antón (Semiónovich) Makárenko, determinó la instrucción/educación en colectividad para beneficio de la colectividad expresada ésta en las fuentes de trabajo en donde el desarrollo personal y el aprendizaje continuo son la plena realización del ser en su comunidad, por y para su comunidad… El aporte semi anárquico de la Escuela Libertaria de Alexandre S. Neill cuyo desarrollo y práctica devienen de una asamblea autogestionadora de su desarrollo con finalidad de satisfacción colectiva en las áreas de trabajo con las cuales mejorar el nivel de vida material y el espiritual en el hombre/mujer… sensorio-motora o sensiomotriz, preoperacional, de las operaciones concretas, de las operaciones formales; son las cuatro etapas del desarrollo cognitivo determinado por Jean (William Fritz) Piaget…

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«En la casa se aprende a: saludar, dar las gracias, ser limpio, ser honesto, ser puntual, ser correcto, hablar bien, no decir groserías, respetar a los semejantes y a los no semejantes, ser solidario, comer con la boca cerrada, no robar, no mentir, cuidar la propiedad y la propiedad ajena, ser organizado.

«En la escuela se aprende: matemáticas, lenguaje, ciencias, estudios sociales, inglés, geometría y se refuerzan los valores que padres y madres han inculcado en sus hijos.

«Muy difícil es, hacer que el latón brille como el oro.»

José (Alberto) Mújica (Cordano).

Cuadragésimo presidente de la República Oriental del Uruguay (2010-2015).

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Con sus variantes a lo largo de su historia en la que su denominación correspondía al término «Instrucción» a partir de su origen en la expedición de las Bases de Organización para el Gobierno Provisional de la República del 28 de septiembre del 1814, la Secretaría (ahora de) Educación Pública decretada así durante el gobierno de Álvaro Obregón el 3 de octubre del 1921 cuyo primer Secretario fue don José Vasconcelos nombrado el día 12 del mismo mes y año, ofrece en su membrete el motivo y pretexto para encajarle una obligación que no le es propia: la educación de las generaciones de mexicanos.

Con firma de Laura Romero y Rafael López, en las páginas 4 y 5 de la Gaceta UNAM, en el número de edición 4870 y con fecha del 2 de mayo del 2017, atrae la atención el lapidario encabezado: «Insuficiencias Profundas de la Educación en México». El texto inicia con una deprimente afirmación: «En México, la educación del siglo XXI vive profundas insuficiencias que hoy en día reclaman atención en términos analíticos y una serie de respuestas en términos de política educativa. Pese a la existencia de una compleja estructura institucional que actualmente da cabida a más de 36 millones de estudiantes en todos los niveles, la educación nacional vive todavía un déficit cuantitativo incomprensible para un país que es la undécima economía del mundo…»

«Hugo Casanova, integrante del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) […] expresó que excepto en los niveles de primaria y secundaria que alcanzan una cobertura de 97 y 93 por ciento, respectivamente, los otros muestran dimensiones deficitarias: preescolar, 63 por ciento; media superior, 73, y superior, 35 por ciento.

«A lo anterior hay que agregar a cinco millones de personas al margen de las letras y el rezago educativo de 32 millones de mexicanos, de acuerdo con un reporte de la UNAM. Dicho déficit cuantitativo se acompaña de otras dimensiones críticas que afectan a la educación nacional: la cualitativa, la política, la de sustento pedagógico y la de infraestructura.

«Es imperioso, sostuvo Casanova, promover la construcción de un acuerdo de política educativa que responda de manera más precisa e informada en torno a los profundos problemas estructurales y de coyuntura de la educación nacional, que se nutra del saber.

«… Ángel Díaz Barriga, investigador emérito del IISUE […] ‘cuando se habla de reformas educativas no se sabe a qué se refieren: a política, al sistema educativo, curricular, o es solamente la primera parte de una reforma laboral.

«La que se implanta en el país está al revés: primero se establecen nuevas normas para regular la relación laboral entre profesores y Estado, y cuatro años después se piensa en el contenido pedagógico. Además, la tarea pendiente para este sexenio […] será instituir un proyecto para las escuelas normales.

«La prueba del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA), […] no conforma un sistema de retroalimentación. Sólo produce un escándalo social que señala el lugar que ocupan los alumnos mexicanos con respecto a los de otras naciones.

En el texto mencionado «[…] Humberto Muñoz, investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales y excoordinador de Humanidades de la UNAM, señaló que México requiere una educación que sea útil para quienes la reciben, para que sirvan con compromiso a la sociedad.

«Debe otorgar conocimientos pertinentes al desarrollo local, que contribuya a eliminar la exclusión, la desigualdad y el miedo a la incertidumbre; que fortalezca la competitividad en el ámbito global y estimule la participación ciudadana. “Un sistema de educación superior cuya integración ayude a resolver la transición a energías renovables, la escasez de agua, a cambiar las relaciones sociales y otros asuntos estructurales urgentes y necesarios”.

Para finalizar, en el documento Imanol Ordorika: «… El debate nacional […] ha sido sobre asuntos relacionados con la educación, de lo que pueden obtenerse conclusiones: que el debate educativo es político y que debe distinguirse entre la disputa por la educación y la disputa en la educación.

«Más adelante, calificó de engaño, mito y fraude a la reforma educativa emprendida por el gobierno actual. ‘El engaño, porque han querido hacernos creer que los problemas de la educación en México se deben a que los maestros son malos; mito porque la evaluación se ubica fuera de las leyes laborales, y fraude porque en una población de un millón 200 mil maestros sólo se han evaluado a 150 mil de ellos’.

“Tenemos que llamar a las cosas por su nombre, decir que el modelo educativo no es modelo ni es nuevo; que la reforma educativa no fue tal sino laboral, así como plantear con claridad lo que verdaderamente sería un proyecto de renovación de la educación en la nación”.

Respecto al elemento que impulsa toda medida institucional, el dinero, Javier Mendoza Rojas, del IISUE «…apuntó que ‘de acuerdo con las cifras presentadas en el cuarto informe de gobierno en septiembre de 2016, se calcula que para ese año el gasto en educación, considerando el público y el privado, es de 1.26 billones de pesos, monto equivalente a 6.4 por ciento del producto interno bruto (PIB), tres puntos porcentuales por debajo de lo que establece el artículo 25 de la Ley General de Educación, el cual mandata que el Estado deberá destinar al menos ocho por ciento del PIB.

“Pero más importante que el valor del indicador de gasto educativo, como proporción del PIB, es constatar el fuerte rezago que México tiene en la inversión que se realiza por estudiante de educación superior: mientras nuestra nación destina siete mil 600 dólares por alumno, los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en promedio, disponen el doble (15 mil dólares)’.”

Ya en voz de Mario Rueda Beltrán, director del IISUE: “Es una dificultad pensar que la evaluación es un mecanismo apropiado para mejorar la calidad del sistema educativo… hay estudios en los que se muestra que las estrategias de evaluación tienen dificultades; por ejemplo, sobre los docentes no hay datos que señalen que tal evaluación repercute en mejores prácticas de enseñanza y aprendizaje… Otras pruebas reiteran lo que sabíamos hace más de una década: los peores resultados de aprendizaje están claramente asociados con aquellos alumnos que tienen las peores condiciones de aprendizaje. Eso ya lo sabemos. ¿Para qué hacemos otra vez otra prueba a esos mismos estudiantes?”

Para Roberto Rodríguez del Instituto de Investigaciones Sociales: “… por lo menos una tercera parte de la población de 15 años y más está en condición de rezago educativo, contando analfabetas, los que no terminaron primaria o secundaria; es decir, la cifra en rezago ocupa, más o menos, las dos terceras partes de la población…

«De acuerdo con proyecciones confiables, el tiempo que toma al país avanzar un año en los parámetros educativos tarda 10 años. Nos faltan 30 para que toda la población que está entrando a la escuela pueda concluir la media superior; es decir tenemos una población en condición de rezago.»

Con la elasticidad y benevolencia de la suposición, asentemos que si hoy, por uno de esos tan anhelados «milagros mexicanos» la capacidad institucional venciera en todos los frentes para realmente favorecer a la población en edad de estudio, los beneficios, independientemente fijados en 10 años para el logro de un grado escolar, los disfrutaremos hasta la tercera generación después de ésta, cuando solucionemos las limitantes históricamente connaturales: justo ingreso económico familiar y satisfechas las prioridades, el  monto dedicado a la instrucción (adquisición de materiales imprescindibles; alimentación adecuada para un desarrollo orgánico y mental); formación de instructores de acondicionamiento físico; exclusión de fricciones sociales con base a la práctica religiosa; diferenciación por población urbana y rural y sus carencias con respecto al número de habitantes (saturación por sobreedad, repetición de grado, regreso a las aulas después de un abandono, carencia de matrícula…); eliminar las condiciones que obligan a la elección familiar para la instrucción de varones y/o mujeres; disponibilidad de instructores según sea el grado de avance escolar; evitar la mezcla indiscriminada de capacidades en los matriculados; trabajar en conjunto con el alumno impedido para evitar la repitencia en grados escolares (actualmente el grupo masculino es mayormente proclive a la descalificación respecto a la obtenida por el grupo femenino); modificar la realidad escolar a fin de liquidar la secuencia viciosa de menos promovidos = mayor repetición; mayor repetición = deserción; pugnar por una estabilidad en la matricula por regiones geográficas de acuerdo a sus circunstancias sin que ello niegue un equilibrio en la impartición de conocimientos; anular las eventualidades que obligan al estudiante a la adopción de conductas adultas a menor edad en áreas rurales y sectores desprotegidos en las ciudades; apertura y sostenimiento de espacios para la educación especial y de adultos; promover el reconocimiento antes que el escarnio social por la edad «inadecuada» del alumno que merece la instrucción; equilibrar la instrucción general para erradicar el trasbase de la instrucción en escuelas privadas a las públicas motivadas por repetición de grado, por la situación económica particular o disponibilidad de tiempo; sin que resulte desmoralizador para el sujeto, impedir la promoción de alumnos sin los conocimientos adecuados para los siguientes grados de instrucción cuyo fin es aligerar la carga de matriculados sin retrocesos inútiles en la transmisión de conocimientos; valoración del alumnado con respecto a materias que favorecen una pronta y satisfactoria incersión en las fuentes laborales «mejor remuneradas», sin el desprecio por otras consideradas inútiles o de extrema lentitud para su acceso al «mercado laboral»; es un supuesto no siempre correspondiente en la realidad que la instrucción técnica acelera la incersión en la población económicamente activa para «satisfacer» las necesidades de un universo urbano o rural, ante la necesidad colectiva proliferan espacios de instrucción cuya finalidad es la colecta de cuotas de inscripción y las correspondientes mensualidades con poco esfuerzo e interés en la satisfacción de las necesidades del alumnado, con ello, el resultado final es una mayor decepción de la población con respecto a la valía de la instrucción en sí misma y la apertura del interés personal por continuar los estudios propios fuera de aulas después de su titulación; salida falsa en la adopción de disciplinas ajenas al interés y capacidades personales; igualar las oportunidades de acuerdo al origen y lengua comunitaria; un factor de desequilibrio en la instrucción es la poca o nula valoración de la inmigración y la emigración… etcétera.

¿Y las comunidades indígenas violentadas, escarnecidas —plagadas de redentores— con sus lenguajes, enfermedades, desnutrición, explotación, desprecio, analfabetismo… todo crónico en ellos?

«Pertenezco a una generación que quiso cambiar el mundo, fui aplastado, derrotado, pulverizado, pero sigo soñando que vale la pena luchar para que la gente pueda vivir un poco mejor y con un mayor sentido de igualdad.»

José (Pépe) Mújica.

Tres generaciones necesita una sociedad para disfrutar de los beneficios materiales, mentales, culturales y espirituales en igualdad de oportunidades a partir del día del gran milagro de inicio. Tres generaciones que, de iniciar el gran esfuerzo el día de hoy, quizá resulte una realidad colectiva en el año del 2077, sólo si iniciamos hoy.

¿A quién y para qué instruir? Dinámica en la cual el maestro instruye al alumno en la manera conveniente para que él, el alumno, aprenda a aprender, venza el marasmo ante la autoinstrucción continua e interminable posterior a la obtención del título. Y aceptémoslo: los títulos obtenidos en las aulas no hacen un mejor ciudadano al poseedor, resulta necesario ése «algo más» extraído más de una bien nutrida experiencia cultural que de una memoria privilegiada. No es una pugna descalificadora de una o de otra, lo necesario es la memoria de la cultura para comparar y extraer lo mejor del hacer ajeno y, la cultura de la memoria, para no dejar en el olvido los errores propios y ajenos, sus circunstancias y consecuencias. Los títulos acumulados no garantizan el buen proceder de un individuo en el grupo humano —ni su camisa perfectamente planchada en la que resalta una corbata de moda—, el conocimiento, en su multiplicidad es una herramienta invaluable, no es la solución en un ser deshumanizado y divorciado de la realidad de la mayoría. No es fácil vivir, lo que sí, es que resulta apasionante y en el caso de México una imperiosa necesidad para asumir el reto desinteresado con la mirada puesta en el futuro que, obviamente no disfrutaremos, tampoco nuestros hijos, posiblemente nuestros nietos aprovechen una visión cercana a ese mundo nuevo de instrucción y serán nuestros biznietos la generación que atestiguará y disfrutará el acceso legítimo al conocimiento de la población entera; sólo si iniciamos hoy. Pero, antes de todo, acordemos qué necesitamos y deseamos ¿educación, instrucción o cultura?

«Los artistas y los intelectuales no deben ser monarcas, no deben ni siquiera esforzarse en ser rey ni parte de una élite de poder. Pero una sociedad que ignore el establecimiento del espíritu, una sociedad que no cultive las grandes ideas humanas acabará, una vez más, en la violencia y en la autodestrucción.»

Rob Riemen, director fundador del Nexus Institute.

Décima Conferencia Nexus en George Steiner, La Idea de Europa.

Biblioteca de Ensayo Siruela. ESPA, pdf.

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